Lucía Heffernan cree que la risa es la mejor medicina. Inspirada por su amor por los animales, crea obras de arte en óleo caprichosas, divertidas y distintivas. Sus obras imaginativas incluyen de todo, desde avestruces de la alta sociedad con monóculo hasta conejos que conducen carros de zanahoria y perros sabuesos que visten gabardinas como detectives privados. Al colocar a los animales en situaciones humanas únicas, Lucía pinta un mundo lúdico donde los animales hacen todo lo que hacemos.
Como muchos artistas, Lucía comenzó como una artista figurativa enfocada en capturar a sus sujetos reales, hasta el más fino bigote. Habiendo desarrollado una sólida base técnica, Lucía ha evolucionado su estilo para incorporar una narrativa. Ella quiere que el espectador reconozca y se relacione con los temas y situaciones de su trabajo como instantáneas de la vida cotidiana, retratadas por animales. Su trabajo se destaca porque los animales en su trabajo siguen siendo representativos, en lugar de ilustrativos, creando la ilusión de que los animales pueden, de hecho, hacer cosas humanas.
Nacida en Taiwán, aprendió a pintar y dibujar de su madre, acuarelista y profesora. Después de graduarse con honores de la Universidad de Binghamton en Bellas Artes y Diseño, fundó LDD, una agencia de diseño ganadora de premios multimillonarios, al comienzo del auge de Internet. En 2000, se mudó a Utah, donde su enfoque creativo cambió del diseño digital a la pintura al óleo. Ha ganado numerosos concursos locales y nacionales y su trabajo es ampliamente coleccionado en todo el oeste de los Estados Unidos. Es miembro de Oil Painters of America y de la Society of Animal Artists.