lunes, 30 de septiembre de 2024

ESTRUCTURA DEL JUEGO EN EL PERRO


Todos sabemos jugar con nuestros perros, pero ¿has notado si tu perro se pone muy nervioso al jugar?, ¿no se relaja tras una buena sesión de juego? Prácticamente todos los perros tienen una gran predisposición a jugar, que suelen mantener a lo largo de la vida, especialmente cuando son cachorros y jóvenes. Saber cómo entienden los perros el juego y evitar que se descontrolen nos ayudará a entendernos mejor y a disfrutar juntos.


¿Tu perro es capaz de parar el juego cuando se lo indicas?

¿O sigue activado, obsesionado con seguir jugando, no suelta su mordedor? A veces estos comportamientos nos resultan frustrantes, pero, como todo, el juego también se aprende. Es importante saber que no es solo un canalizador de los instintos (de presa o de rastreo), sino un ritual que ayuda en la educación de los cachorros: les sirve para conocer los límites, manejar conflictos y fortalecer el vínculo con nosotros. Un perro que sabe jugar y disfruta con ello, utiliza el esparcimiento para relacionarse mejor con otros perros.
Cambiar los juegos es importante, no solo para no mecanizarlos, sino porque muchos perros generalmente se aburren de jugar siempre a lo mismo, por ello es beneficioso estimularle con diferentes tipos de juegos combinados con obediencia, retos mentales y diferentes juguetes.


Fases de un juego: perseguir y cobrar el juguete 

Unos de los juegos favoritos de los perros es perseguir un mordedor o masticable, o una pelota. En este tipo de juegos se activan instintos innatos en todos los perros: acechar, «cazar y cobrar». Generalmente el juego se inicia mostrándole el juguete perro e indicándole con palabras y gestos que es momento de jugar. Para motivarle y llamar su atención, movemos el juguete, simulamos que lo lanzamos, para que desee apresarlo; si deseamos estimularle más, solemos hacerle «un par de quiebros» para aumentar sus deseos de capturarlo. Después se lo lanzamos durante el tiempo que determinemos, dejándole coger el objeto y que le de unas sacudidas, para que comprenda que el juego es placentero.

 
Para finalizar o detener el juego:

Recogemos el juguete y lo guardamos fuera de su alcance (para que siga siendo algo deseable para él, novedoso, que no lo tenga siempre accesible).
En el momento en el que el juego se descontrola: el perro está demasiado excitado, estira del mordedor demasiado fuerte, no trae el juguete, no lo suelta de su boca, gruñe con tensión excesiva o muerde, simplemente nos detenemos, no seremos activos, le ignoraremos, para que comprenda que solo jugaremos con él bajo unos límites. Cuando se calme, volvemos a reiniciar la sesión de juego.





Publicado en El Blog de Arion