Cuando una mujer queda embarazada mil y una preguntas se agolpan en su cabeza. Mil y una preocupaciones, y mil y dos sin respuesta. Cuando en la casa donde vive hay animales de compañía, esas cuestiones se multiplican. Como experiencia personal, puedo decir que mi único miedo era que mi hija pudiera salir alérgica. Pues del tema que venimos a tratar ya fui informada correctamente y quisiéramos que otras mujeres en la misma situación encuentren ayuda en este tema: la toxoplasmosis.
La toxoplasmosis es una infección producida por un parásito cuya forma más evolucionada vive en el intestino de los gatos. Aunque estos animales pueden transmitir el parásito, la infección generalmente se contrae por el consumo de carne cruda o poco cocinada, embutidos, vegetales sin lavar o contacto con la tierra (personas que trabajan en jardinería o el campo).
El primer paso a seguir si estás embarazada es hacerte unas pruebas para saber si eres negativa o positiva a Toxoplasma gondii.
Si eres positiva no sucederá nada ya que esto quiere decir que ya has pasado toxoplasmosis en algún momento de tu vida y tu cuerpo ha producido anticuerpos para ello.
Si eres negativa, puedes optar a llevar a tu gato al veterinario y hacerle unos análisis y saber si es positivo y si además está en una fase activa de eliminación de ooquistes caso que solo se da una vez en la vida, durante la primera infección por Toxoplasma gondii, ya que durante este primer contacto desarrollan defensas que usualmente impiden nuevas infecciones. Además, el período de eliminación de ooquistes es breve, de 2-3 semanas, que debe coincidir con tu embarazo. En tal caso es suficiente con que tu pareja limpie el arenero. Destacamos la improbabilidad de que un gato casero, que no tiene contacto con el exterior ni caza presas se contagie por este parásito.
Los peligros reales o más probables que tenga una embarazada (en el caso de que sea negativa y no haya pasado nunca por una toxoplasmosis) es la carne cruda o poco cocinada (algunos incluyen los embutidos), los vegetales mal lavados o el contacto continuo con tierra (personas que trabajen en jardinería o el campo ya que siempre se pueden quedar restos entre las uñas).
Las precauciones serán: cocinar bien todas las carnes, en el manejo de carne cruda lavarse bien las manos con jabón al igual que con los utensilios, congelar previo consumo (24h) el embutido, lavar las verduras o frutas poniéndolas en remojo a una cantidad de 5 gotas lejía/litro de agua durante no más de 10 minutos a continuación enjuagar con agua. (atención en el bote de lejía debe poner Apta para el Consumo Humano)
La única persona a la que le pregunté acerca de la toxoplasmosis fue a mi veterinaria. Como dueña de 5 gatos por aquél entonces y una perrita, mi propósito era al estar embarazada, incluir un miembro más a nuestra familia, no excluirlo. El amor hacia los animales te hace preocuparte por ellos, por su salud, pero también por su integración en tu mundo. Un gato te cambia cosas, pues un perro se adapta más: un gato has de adaptarte tú a él. Los gatos son dueños de tu casa y por ejemplo una mudanza, si para ti es estresante, para ellos puede suponer hasta meses de adaptación. Por eso un gato no hay que moverlo de su hogar, cuando tienes –adoptas- un gato, es porque lo quieres para toda la vida; no es un capricho. Y tener hijos es una nueva situación que ellos tienen que afrontar.
La toxoplasmosis podría ser cogida, palabras textuales de mi veterinaria, si cogiese una caca de un gato y la chupase. Francamente, no tenía intención de hacerlo. Y hay mucho más riesgo si comes carne roja poco hecha, o verduras mal lavadas. Durante los 9 meses de embarazo, era mi marido el que limpiaba la arena de los gatos, por precaución (y porque tengo un marido que vale más que siete soles), porque una misma puede perfectamente hacerlo con una mascarilla y guantes, si se quisieran. Otro añadido al riesgo de esta enfermedad, es que los gatos no estén vacunados y desparasitados, o sean gatos que entran y salen de casa, cosa que en mi caso no ocurre, pues opino que mi vecino no tiene la culpa de que yo tenga gatos y se hagan sus necesidades en su patio.
La única persona a la que le pregunté acerca de la toxoplasmosis fue a mi veterinaria. Como dueña de 5 gatos por aquél entonces y una perrita, mi propósito era al estar embarazada, incluir un miembro más a nuestra familia, no excluirlo. El amor hacia los animales te hace preocuparte por ellos, por su salud, pero también por su integración en tu mundo. Un gato te cambia cosas, pues un perro se adapta más: un gato has de adaptarte tú a él. Los gatos son dueños de tu casa y por ejemplo una mudanza, si para ti es estresante, para ellos puede suponer hasta meses de adaptación. Por eso un gato no hay que moverlo de su hogar, cuando tienes –adoptas- un gato, es porque lo quieres para toda la vida; no es un capricho. Y tener hijos es una nueva situación que ellos tienen que afrontar.
La toxoplasmosis podría ser cogida, palabras textuales de mi veterinaria, si cogiese una caca de un gato y la chupase. Francamente, no tenía intención de hacerlo. Y hay mucho más riesgo si comes carne roja poco hecha, o verduras mal lavadas. Durante los 9 meses de embarazo, era mi marido el que limpiaba la arena de los gatos, por precaución (y porque tengo un marido que vale más que siete soles), porque una misma puede perfectamente hacerlo con una mascarilla y guantes, si se quisieran. Otro añadido al riesgo de esta enfermedad, es que los gatos no estén vacunados y desparasitados, o sean gatos que entran y salen de casa, cosa que en mi caso no ocurre, pues opino que mi vecino no tiene la culpa de que yo tenga gatos y se hagan sus necesidades en su patio.
Ni al médico de cabecera, ni a la matrona, ni a los diferentes ginecólogos que me atendieron en el seguimiento del embarazo, les dije jamás nada de animales en casa. Y nunca pasó nada. Conocí muchas mujeres que me contaban: pues mi hijo tuvo que deshacerse de su gato al queda embarazada mi nuera y lo pasaron muy mal y lo echaban mucho de menos. Yo les decía mi opinión, pues soy muy clara y no me callo nada. Les decía que habían hecho mal, pues un gato no hay que abandonarlo por desconocimiento médico. ¿Luego esas familias que, le regalan un perrito al bebé? ¿Esa es su razón de un animal, un objeto que va y viene? Tengo fotos por toda mi casa de mis gatos, miles en mi ordenador. ¿Qué explicación iba a darle a mi hija de dónde estaban esos gatos ahora? ¿Y por qué razón? Espero que estas preguntas les hagan pensar.
Una experiencia personal vale más que muchos “…a mí me dijeron que…” o “científicamente…”. Incluso he de decir que sé de casos de mujeres que cogieron toxoplasmosis (por comer carne poco hecha) y les advirtieron e incluso recomendaron abortar… y menos mal que no lo hicieron porque ahora me faltaría una parte de mi familia, que no tienen absolutamente ningún problema. Francamente, cada vez confío más en aquellos que se dicen médicos.
Ostara y Teresa
Publicado en Circulo Atenea