Quizá te haya pasado alguna vez que tu gato parece estar disfrutando de tus mimos y caricias cuando de repente se pone tenso y te lanza un zarpazo hacia la mano con que lo acariciabas. ¿Qué ha pasado? ¿A qué se debe este cambio tan repentino e imprevisible en su comportamiento? ¿Es cierto que el gato es un animal traicionero?
La ciencia todavía no tiene una respuesta definitiva a estas preguntas pero sí que existen algunas hipótesis que intentan explicar esta conducta típicamente gatuna. Una de las más plausibles es que esta reacción depende de las tendencias sociales de los gatos, y que son desconocidas para muchos propietarios.
En general, los gatos no suelen tener mucho contacto físico entre ellos: las interacciones que implican contacto, como el saludo o el acicalamiento recíproco (donde un gato lame al otro), se limitan solo a los individuos que tienen un vínculo afectivo entre ellos y suelen ser breves y repetidas en lugar que largas y escasas. El ritual de saludo entre gatos amigos suele incluir un acercamiento con la cola levantada, un chirrido, un parpadeo lento y, después de un rápido olfateo, el gato se frota contra el otro empezando por la cabeza y a veces acabando con la cola (Crowell‐Davis, 2003; Crowell‐Davis et al., 2004).
Por lo demás, el simple hecho de quedarse cerca uno del otro parece suficiente para confirmar la relación de "amistad" sin la necesidad de tener un contacto directo. Y aquí es donde surge parte del problema. Cuando un gato se acerca a una persona con la cola levantada, se frota contra sus piernas y le maúlla o ronronea, para la mayoría de personas el mensaje es claro: el gato pide caricias.
Pero la realidad es bien distinta. La razón es que los gatos sociables disfrutan del ritual de saludo con las personas y se quedan a su lado pero no están preparados para una maratón de mimos. Por eso, su reacción de morder o arañar la mano que los acaricia podría ser simplemente una manera para poner fin a las caricias cuando ya se ha superado su nivel de tolerancia.
¿Cómo se pueden reconocer las señales de aviso y evitar así lo peor?
El hecho de que el gato se haya acercado a la persona y haya empezado el contacto físico no es motivo suficiente para bajar la guardia. Este puede haber saltado en el regazo de la persona, solicitado su atención maullando, frotando su cabeza contra sus manos o piernas y aún así reaccionar agresivamente y alejarse después de recibir unas caricias. Por eso lo más importante es saber reconocer las señales que indican que nos estamos acercando al límite de tolerancia del gato.
Estas pueden ser sutiles: un ligero espasmo de la piel, movimientos nerviosos de la cola, músculos tensos, un cambio en la postura, la interrupción del ronroneo, una mirada hacia la mano que lo acaricia, un intento de apartarse, un lamido en la zona donde la persona le toca. En algunos casos, las señales se hacen más claras y el animal dilata las pupilas, baja las orejas o las tira para atrás, agacha la cabeza, emite un sonido bajo y amenazante y finalmente araña y muerde. A veces, sin ningún tipo de aviso, el gato puede agarrar la mano de la persona entre sus patas delanteras mientras la golpea con las patas traseras.
Después de este tipo de agresiones los gatos suelen alejarse y en algunos casos empiezan a acicalarse. Se cree que esta conducta refleja el conflicto emocional que el gato acaba de vivir.
Tips #1. ¿Sabes reconocer los indicios de un gato que disfruta de los mimos? Cada animal lo demuestra a su manera pero es muy frecuente observar que: se frota contra la persona, intenta establecer o mantener el contacto físico, modifica su postura y posición para favorecer las caricias, ronronea, amasa con las patas delanteras y parpadea despacio.
Tips #2. Si el gato se pone panza arriba no quiere decir que te esté invitando a acariciarle la barriga. Su postura implica que está relajado en tu presencia pero hay que prestar atención a sus señales corporales para interpretar correctamente sus intenciones y si en el pasado ya te ha mordido o arañado en la misma situación, lo mejor es resistirse a la tentación de acariciarlo.
Tips #3. Durante el acicalado social entre gatos, cuando uno de los dos muestra signos de inquietud o molestia, el otro suele reaccionar interrumpiendo la interacción.
¿Qué gatos suelen hacerlo?
La agresividad por intolerancia a los arrumacos (llamada también agresividad por irritación o inducida por las caricias) es una de las quejas más frecuentes entre propietarios de gato.
Aquellos que la manifiestan más a menudo son gatos que poseen un temperamento nervioso. Sin embargo, también les ocurre a aquellos que no han sido acostumbrados desde pequeños al contacto físico con las personas. Estos felinos suelen aceptar con dificultad el hecho de ser cogidos en brazos y acariciados y lo mismo ocurre con los gatos que han tenido malas experiencias relacionadas con el contacto, sea porque han sido castigados físicamente o porque han sido manipulado de una forma incorrecta (Curtis, 2008) que ha provocado que el animal tenga una asociación negativa entre el propietario y la manipulación física.
Además también hay que destacar que los gatos que muestran intolerancia al contacto nunca serán gatos mimosos pero esto no quiere decir que no puedan disfrutar de la compañía de las personas, de los juegos e incluso de algunos tipos de contacto físico. Por ejemplo, muchos gatos que toleran poco los mimos disfrutan durmiendo en el regazo de su propietario o descansando pegados a sus piernas. Así que lo más importante es aprender a reconocer y respetar unos límites.
Tips #4. En la cultura popular los gatos se consideran animales traicioneros y la agresividad por una intolerancia a las caricias puede haber contribuido a esta fama. Sin embargo, y como se ha explicado esta conducta, en gran parte, se debe a un problema de comunicación entre gatos y personas.
Referencias bibliográficas:
Crowell‐Davis, S.L., 2003. Social behaviour, communication and development of behaviour in the cat, in: Horwitz, D., Mills, D., Heath, S. (Eds.), BSAVA Manual of Canine and Feline Behavioural Medicine. Gloucester, UK. British Small Animal Veterinary. Association, pp. 21–29.
Crowell‐Davis, S.L., Terry, M.C., Knowles, R.J., 2004. Social organization in the cat: a modern understanding. Journal of Feline Medicine and Surgery 6, 19–28.
Curtis, T.M., 2008. Human Directed Aggression in the Cat. Veterinary Clinics of North America Small Animal Practice 38(5), 1131‐43.