HOLA AMIGOS


Bienvenidos a mi blog. Este será un sitio dedicado a la raza que me apasiona, el cocker spaniel ingles, y en general a todos los perros, con raza o sin ella. Aquí iré colgando temas relacionados con ellos, con los cocker y todo aquello que me parezca interesante, sobre veterinaria, etología etc...

Encontrarás que algunos artículos sobre el cocker son un poco técnicos, pero la mayoría son para todos los públicos. ¡No te desanimes !



Agradecimiento:

Me gustaría agradecer a todas las personas que nos han ayudado, explicado y aguantado tantas y tantas cosas, y que han hecho que nuestra afición persista.

En especial a Pablo Termes, que nos abrió su casa de par en par y nos regaló jugosas tardes en su porche contando innumerables “batallitas de perros”. Suyas fueron nuestras dos primeras perras y suya es buena parte de culpa de nuestra afición. A Antonio Plaza y Alicia, también por su hospitalidad, su cercanía, y su inestimable ayuda cada vez que la hemos necesitado. También por dejarnos usar sus sementales, casi nada. Y a todos los criadores y propietarios que en algún momento, o en muchos, han respondido a nuestras dudas con amabilidad.

Y, por supuesto, a Rambo, Cibeles y Maripepa, a Chulapa y Chulapita, y a Trufa, como no, y a todos los perros con pedigrí o sin el, con raza o sin ella por ser tan geniales.

Muchas gracias


Te estaré muy agradecido si después me dejas tus impresiones en forma de comentario.

Espero que te guste y que vuelvas pronto.



PARA LA REALIZACIÓN DE ESTE BLOG NINGÚN ANIMAL FUE MALTRATADO




lunes, 20 de julio de 2015

LOS MODALES DEL PERRO



Educar a un perro es acostumbrarlo a aceptar las normas de convivencia por las que los humanos nos regimos, teniendo en cuenta lógicamente sus limitaciones. En definitiva, convertir al irracional en un ser que no pueda considerarse molesto para los demás. Adiestrarlo es aprovechar todas o parte de sus cualidades para, mediante los correspondientes ejercicios, poder utilizarlas como ayuda de nuestro trabajo o nuestro ocio. 


Antes de acometer cualquiera de las dos tareas sería aconsejable que la persona que vaya a ocuparse del asunto esté segura de varias cosas: 
1. Que sepa perfectamente qué es lo que espera de su animal. 
2. Que en realidad quiera a su perro y, por consecuencia, que sepa respetarlo.
3. Que esté dispuesto a sacrificar muchas horas para lograrlo.
4. Que sea paciente, tranquilo y contumaz.
5. Que conozca que sólo puede enseñar modales quien los tiene. 

Si las respuestas a todo lo anterior son afirmativas, pasaremos al punto siguiente. Ante todo, preste al perro toda la atención que merece. De nada vale ser un excelente conductor si el estado del automóvil no es óptimo. Hay que vigilar la salud del animal, su comportamiento y si la puesta a punto de sus sentidos es la mejor. Pero téngase en cuenta que siendo los humanos diligentes o perezosos, distraídos o atentos, juguetones o, serios, y tantas cosas más, en los perros ocurre exactamente lo mismo.
No hay dos que sean iguales, ni siquiera de la misma raza o camada. Los compradores avisados lo saben, y también los criadores. Usted debe, por tanto, hacer coincidir el tipo de enseñanza y el sistema con el temperamento del can. Un ejemplo: no se puede tratar con igual rudeza a un animal agresivo que a otro que no lo sea. 


Tras realizar lo tratado hay que gastar mucho tiempo en conseguir un acoplamiento imprescindible y lo más completo que se pueda entre perro y amo. De esta afinidad dependerá el resultado del trabajo.
Se ha cuestionado muchas veces si el perro es un ser inteligente. Desde luego no lo es si utilizamos como patrón para medirlo nuestra propia capacidad, pero no cabe duda de que un animal que convive con nosotros está muy cerca de saber cuáles son nuestras debilidades y que intentará por todos los medios a su alcance lograr sus propósitos. Esto, que parece cuestión nimia, no lo es tanto si consideramos la posibilidad de que tras unas cuantas sesiones de enseñanza podemos encontrarnos convertidos en servidores de nuestro alumno, y él, con muchas menos trabas mentales, sí será inmisericorde en su trato.
Desconfíe sistemáticamente de quienes intentan darle recetas magistrales para enseñar a los perros lo que debe ser". No es por otra cosa por lo que debe considerarlas con recelo, sino porque no las hay. Cada caso es una particularidad bien diferente y depende de todo -hasta del entorno- el que una lección sea agradable, que pueda ser recordada como un juego del que participan usted y el animal y al que dedican parte de su tiempo libre con pleno consentimiento y alegría. 


No se irrite; no valdría de nada. Intente razonar hasta encontrar las causas por las que una determinada enseñanza no va todo lo bien que sena deseable y aplique las consecuencias de su reflexión a la actuación futura. No discursee; las largas parrafadas el perro no las entiende y, en consecuencia, no saca de ellas conclusiones.



Texto publicado en El PAÍS