Aquellos que tienen el verdadero bienestar de cocker en corazón nunca deberían perder de vista estándar del Kennel Club de raza, del cual este escritor tiene el honor de decir que fue formulado y aprobado por los pioneros del Cocker Club en 1902, señores que tenían un gran conocimiento del objetivo que buscaban. Al llegar a estas conclusiones, el Comité destacó el hecho de que el cocker es esencialmente un perro de trabajo y debe ser construido estructuralmente para cumplir con estas funciones. El diagrama dibujado y aprobado por el Club debe ser estrechamente estudiado y memorizado. Los jueces deberán familiarizarse con él, y un excelente plan sería tener el diagrama pegado en los libros de jueces para refrescar la memoria. TODOS los componentes que conforman el estándar no lo concluyeron apresuradamente sino que fue el resultado de muchas reuniones, mucho "midnight oil" y ensayo y error. Estos señores de hace unas décadas no sólo eran auténticos cazadores, también fueron deportistas en todos los sentidos de la palabra, para darse cuenta plenamente de lo que se requiere en un molto in parvo para un perro de caza. Antes de 1902 se hizo poco esfuerzo para perpetuar el tipo real, y el peso del animal acababa siendo el factor decisivo. Cada expositor al entrar en el ring tuvo que someterse a las mediciones, y si excedía sobre el máximo permitido (# 25) iba a la calle . Siguió, por tanto, que muchos ejemplares simétricamente formados que solo tenían el error de sólo unas cuantas onzas de peso, fueron inhabilitados: y animales muy lejos de una estructura correcta, pero dentro del límite de peso, pasaron por encima de ellos. Esto estaba mal y, gracias a los hombres como el difunto Sr. J. J. Farrow, fundador de los Obos, Sr. Charles Phillips de Rivington, Sr. R. Dec. Peele of the Boulders y mi padre, que lucharon fuertemente para que hubiera más tolerancia en las cuestiones de peso.
Cuando finalmente llegó el día que ganaron y el Kennel Club concedida más amplitud, la raza fue adelante rápidamente. Hasta ese período, los criadores fueron tímidos en la utilización de un perro de gran tamaño superior en tamaño y se contentaban con criar lo que eran con frecuencia solamente empequeñecidos o raquíticos Field Spaniels, pero que estaban dentro del peso. Una vez superado este impedimento al progreso, el avance en la raza fue rápido, y muchos ejemplares mucho más simétricos, "mas cocker" comenzaron a aparecer. Desde este período, en lo esencial, el tipo principal ha cambiado pero muy poco. Por supuesto muchos se expusieron que eran demasiado grandes y con buenos jueces, les fue mostrada la puerta, pero el progreso y la popularidad de una raza con frecuencia traen exageraciones que acaba con el objetivo de los criadores mejor intencionados y que deben ser observados y controlados.
Hoy tenemos gran cantidad de cockers típicos en todos los sentidos y que en palabras del gran criador, Sr. R. deC.Peele, representan "libras por pulgadas" - de hecho debería ser una lúcida manera de describir un animal sólidamente construido como un cocker. Los jueces más que los criadores tienen la culpa si la tendencia hacia los grandes ejemplares se ha convertido en lo habitual. Los criadores producen lo que ven que los jueces favorecen. Incumbe a los jueces apreciar pesos y medidas y calibrar lo que tienen ante sus ojos antes de nombrar sus juicios. Hay demasiados perros ganadores hoy que exceden los límites de altura y peso aproximados sugeridos en el estándar y por bastante.
Un recién llegado a juzgar sería prudente en recordar el propósito de la raza. En los cockers, la estamina y la resistencia son esenciales. La construcción de un cazador robustamente hecho es obligatoria, no construido para el sprint ni con las líneas de un caballo de carreras, pero si, grande en las costillas, profundos en el pecho y de gran estructura ósea compatible con su tamaño; así compondrían un animal capaz de cumplir con su rol de trabajo, cazando todo el día en la espesura en la que los animales más ligeramente construidos no pueden penetrar. Con una imagen como esta en la mente, los jueces no podían soportar ejemplares con un pecho estrecho, corvejones de vaca o de costillar plano.
Originalmente al cocker no se le pedia cobrar, era utilizado exclusivamente para la caza. En los días más desahogados un caballero en su finca mantenía Retrievers para recogerla caza. La redistribución de la riqueza que ha tenido lugar durante años ha restringido mucho el número de perros que podría permitirse el lujo de mantener un propietario, y el cocker, para existir, tuvo que convertirse en un "choco para todo" y se le pidió además que cobrase. Rápidamente se descubrió que muchos de los cockers de ese período no tenían un cuello lo suficientemente largo para cobrar con éxito y el conjunto de criadores se puso a trabajar para remediar este defecto. Puede ser noticia para muchos saber que la solución vino dada por la introducción de influencia externa, a través de un Springer inglés que estaba emparentado estrechamente con una famosa cepa de trabajo de Setters ingleses; y el perro que ha contribuido más que cualquier otro a este deseable alargamiento del cuello y dar el porte de cabeza digno que poseen lo mejor de la raza fue Ch. Invader of Ware que puede presumir de ser el "culpable de todo" o el salvador de la raza, según lo mire cada uno.
En las primeras pruebas de campo los cockers tenían una categoría propia, pero competían con todas las otras variedades de la familia spaniel y, como una concesión, principalmente a causa de su tamaño, el cobro para los cockers era opcional. Pronto se hizo evidente que los primeros premios se adjudicaban rara vez a un no-cobrador, no importa cuán bien él cumplió su misión de caza en la búsqueda de piezas para el tirador. El astuto criador rápidamente vio la oportunidad y abrazado por producir ejemplares que con mejor cuello eran capaces de recuperar como los más grandes spaniels; y en hoy día muchos de los mejores jueces acuerdan que ninguna raza ahora cumple con este deber más eficientemente. Esta digresión debe resultar útil para los jueces en la evaluación de los méritos de los perros que se les muestran, con la imagen fiel de lo que es esencial para seleccionar como probables progenitores del tipo correcto. Los jueces deben asegurarse de que los arboles les dejen ver el bosque y permitir alguna pequeña falta evidente que no tape los muchos buenos puntos que posea el ejemplar.
Lo más importante para todos es tener en cuenta que lo esencial de cualquier raza es "carácter". Una raza que ha perdido carácter lo ha perdido todo. Para ilustrar lo que se entiende por carácter, quizás es más fácil de explicar señalando que un cocker con una cola colocada incorrectamente llevado apuntando para arriba hacia el aire le da el aspecto de un terrier y el autentico "carácter spaniel" se pierde, no importa cuantos muchos otros excelentes puntos posea. Alternativamente, un terrier que no lleva su cola erecta y las orejas tiesas pierde todo el "carácter" y nunca puede ser considerada típico.
Muchas veces se ha dicho que el juzgar no es una ciencia exacta. Otros han expresado la opinión que no es una ciencia en sí, sino todo un arte, y son escasos tanto los buenos artistas como los buenos jueces. Nacen, no se hacen, y el buen ojo, aunque puede ser trabajado, debe ser un don.
Para volver al tema, un cocker debe estar simétricamente construido, aunque no soy creyente de la yarda del palillo y cinta métrica. Aproximadamente, un cocker típico debe tener la misma altura desde el suelo hasta el punto de cruz (vértice de los omóplatos) y desde la cruz hasta la raíz de la cola; desde la parte inferior del labio superior a la cruz debe ser la misma medida. Si se aplica esto a lo consideramos al mejor ejemplar que se pueda encontrar, usted descubrirá que son aproximadamente correctas. He medido de esta manera muchos de los mejores cocker a través de varias generaciones y raramente he encontrado más que una pequeña desviación en el mejor.
Un viejo criador de caballos árabes me dijo hace muchos años que en su tierra natal, los nativos hacen un punto de medición en cada potro tan pronto como puede estar parado firmemente sobre sus patas, y si hay alguna gran divergencia, el potro no es apto para la cría. La ligereza de sus caballos y su capacidad de resistencia son tan esenciales para las tribus árabes que es evidente la necesidad de la crianza de sus caballos en la línea correcta. Por tanto las medidas, peso también, deben tenerse en cuenta y se deben aplicar las "libras por pulgadas".
El carácter debe ser considerado también como "temperamento" y es de suma importancia que se preserve el carácter reservado del dulce, bondadoso y amable de los cocker. Debe observarse cualquier mal humor y no críar con cualquier animal que se muestre demasiado posesivo o cualquier tendencia indeseable. Deben evitarse como la peste. El cocker ha ganado mucho en su popularidad gracias a la manera dulce, inofensiva, que le hace este perro ideal para el hogar y compañero para los niños más pequeños. En un color de la raza se han recibido informes de algunos caracteres no fiables; y cualquier informe a este efecto debe notificarse al Club que debe de tomar todos los esfuerzos para erradicarlo.
El Setter irlandés pasó por un período sospechoso a través de acusaciones de "ceguera nocturna". Este fue combatida de forma implacable por los clubes y los criadores que tenían verdadero interés de su raza en el corazón y, gracias a la honestidad de estos, el problema parece haber sido erradicado. No puede permitirse ninguna tendencia a genios malos. Hay que acabar con ello de una vez
Her sido afortunado en vivir las etapas de formación y visto la evolución de los cocker durante varias décadas, debo dar todo el crédito por su alto nivel actual a aquellos pioneros del pasado que dedicaron mucho pensamiento y habilidad para la tarea, que nunca conocieron la palabra derrota, y que estaban muy en lo cierto en sus opiniones sobre el buen o mal comportamiento de los criadores.
Este artículo aparece en el English Cocker Spaniel Handbook de 1955
Type and Character by H.S. Lloyd,
Ickernham, Middlesex, England
Those who have the true welfare of the
Cocker at heart should never lose sight of the Kennel Club’s standard of the
breed, which the writer is more than pleased to say is the standard as
formulated and approved by the pioneers of the Cocker Club in 1902, gentlemen
who had a great knowledge of what they were aiming toward. In coming to these conclusions, the Committee
stressed the fact that the Cocker is essentially a working gundog and must be
structurally built to fulfill these functions.
The diagram as drawn and approved by the Club should be closely studied
and memorized. Judges should familiarize
themselves with it, and an excellent plan would be to have the diagram pasted
in the judging books to refresh the memory.
ALL the components that go to make up the standard were not hastily
concluded but were the result of many meetings, much “midnight oil”, and trial
and error. These gentlemen of a few
decades ago were not only genuine shooting men, but were sportsmen in every
sense of the word, realizing to the full what was required in a molto in pardon gundog.
Before 1902 little effort was made to
perpetuate real type, the weight of the animal being the deciding factor. Every exhibit on entering the ring had to be
subjected to the scales, and one going over the allowed maximum (25#) got the
gate. It therefore followed that many otherwise symmetrically formed specimens
erring in the matter of only a few ounces in weight, were debarred: and animals
of far less correct build, but within the weight limit, were placed over
them. This was all wrong and, thanks to
men like the late Mr. J. J. Farrow, founder of the Obos, Mr. Charles Phillips
of the Rivington, Mr. R. dec.Peele of the Boulders, and my father, a very
strong fight was made for more latitude in the weight questions. When eventually they won the day and the
Kennel Club conceded latitude, the breed went ahead rapidly. Up to that period,
breeders were shy of using an oversized dog of far superior make and shape and
contented themselves with breeding from what were frequently only dwarfed or
stunted Field Spaniels, but which came within the weight. Once having overcome this deterrent to
progress, the advance in the breed was rapid, and many much more symmetrical,
“cockery” specimens began to appear.
From this period, in main essentials, type has altered but very
little. Of course many were exhibited
which were too big and, under good judges, where shown the gate, but progress
and popularity of a breed frequently bring exaggerations which defeat the
objective of the best intentioned breeders, and must be watched and controlled.
Today we have in great numbers Cockers
typical in every respect and which in the words of the great breeder, Mr. R.
deC.Peele, represent “pounds for inches” - indeed a lucid way of describing a
robustly built animal such as a Cocker should be. JUDGES more than breeders are
to blame if the tendency toward over-sized ones has become the recognized
thing. Breeders will produce what they
see the judges favor. It is up to all
judges thoroughly to appreciate weights and measurements and get it well before
their eyes before undertaking judge’s appointments. There are far too many dogs winning today that
exceed the approximate height and weight limits suggested in the standard, and
by a great amount.
A newcomer to judging would be wise to
recall the purpose of the breed. In
Cockers, stamina and endurance are essential.
The build of a sturdily made hunter is required, not one built for great
speed nor on the lines of a racehorse, but big in ribs, deep in brisket, and
powerful with bone compatible to his size; thus making up an animal capable of
fulfilling his working role, to hunt all day in thick cover which more lightly
built, leggier animals cannot penetrate.
With a picture like this in mind, judges could not put up a
narrow-chested, cow-hocked, flat sided specimens.
Originally the Cocker was not asked to
retrieve, but was used exclusively for hunting. In the more spacious days a
sporting gentleman on his estate kept Retrievers to collect the game.
The re-distribution of wealth which has
been taking place over the years greatly restricted the number of dogs an owner
could afford, and the Cocker, to exist, had to become a “jack of all trades”
and was asked to retrieve. It was
quickly discovered that many of the Cockers of that period had not a
sufficiently long neck to retrieve to do this successfully and breeders set
about to remedy this defect. It may be
news to many to know that this was brought about by the introduction of outside
influence, through an English Springer who was very closely connected with a
famous strain of working English Setters; and the dog who has contributed more
than any other to this desirable lengthening of the neck and giving the
dignified head carriage that the best of the breed possess was Ch. Invader of
Ware who can claim to be the “ (blank)cannot
use this word today) in the woodpile” or the savior of the breed, whichever way one
wishes to look at it.
At the early field trials Cockers were
largely allotted status to themselves, but competed with all the other
varieties of the Spaniel family and, as a concession, mainly on account of his
size, retrieving for Cockers was optional.
It soon became apparent that the top prizes were seldom awarded to a
non-retriever, no matter how well he fulfilled his hunting mission in the
producing of game for the shooter. The
astute breeder quickly saw this opportunity and embraced it by producing
better-necked specimens which were capable of retrieving with the bigger ones;
and today many of the best judges agreed that no breed now fulfills this duty
more efficiently. This digression should
prove of value to judges in assessing the merits of dogs brought before them,
with the true picture in their eve of what is essential to select as likely
progenitors of the right type.
Judges should make sure that they do not
lose sight of the forest for the trees, and allow some small apparent fault to
blind them to the many good points which a specimen possesses.
It is most important for all to bear in
mind that the essential thing of any breed is “character”. A breed that has
lost character has lost everything. To
illustrate what is meant by character, perhaps it is most easily explained by
pointing out that a Cocker with an incorrectly placed tail carried cocked up in
the air gives it the appearance of a Terrier, and the whole Spaniel “Character”
is lost, no matter how many other excellent points it may possess. Alternatively, a Terrier who cannot carry his
tail erect and prick his ears loses all “character” and
can never be considered typical.
Many times it has been said that judging is
not a precise science. Others have expressed the opinion that it is not a
science at all but an art, and good artists like good judges are scarce. They are born, not made, and the eye,
although it can be cultivated, must be a gift.
To get back to the subject, a Cocker must
be symmetrically built, although I am no believer in the yard stick and tape
measure. Roughly, a typical Cocker
should be the same height from the ground to the point of the withers (apex of
shoulder blades), and from the withers to the root of the tail; from the bottom
of the top lip to the withers should be the same measurement. If you apply this to what you consider the
best specimen you can find, you will discover it is roughly correct. I have measured in this manner many of the
best through several generations and have found it is seldom more than a
fraction out in the best.
An old breeder of Arabs told me many years
ago that in their native land the natives make a point of measuring every foal
as soon as he can stand firmly on his legs, and if there is any great
divergence, the foal is not reared. The
fleetness of their horses and their staying ability were so essential to all
Arab tribes that the necessity for breeding their horses on the correct lines
is apparent.
With the measurements given, weight must
also be taken into account and the “pounds for inches” must apply.
Character must also be considered as
“temperament” and it is of the utmost importance that the reserved sweet,
kindly, retiring character of the Cocker should be preserved. Any noticeable bad temper should be observed
and no breeding carried on with any animal that shows too possessive a
character or any tendency to viciousness.
They should be avoided like the plague. The Cocker has gained a lot of
his popularity through the sweet, inoffensive manner which makes him such an
ideal home dog and companion for the youngest of children. In one colour of the
breed reports have been received of unreliable tempers in a few; and any
reports to this effect should be made a Club matter and every effort made to
stamp it out.
The Irish Setter went through a suspect
period through “night blindness” accusations.
This was remorselessly fought by the Clubs and the breeders who had the
true interest of their breed at heart and , thanks to the honesty of these, the
trouble appears to have been stamped out.
No tendency to bad tempers can be permitted. Stamp it out at once.
Having been fortunate in living through the
embryo stages and watching the evolution of the Cocker over several decades, I
must give ALL credit for their present high standard to those pioneers of the
past who devoted so much thought and skill to the task, who would never
acknowledge the word defeat, and who were very forth right in their opinions of
right and wrong conduct of breeders.
This article appears in The English Cocker
Spaniel Handbook 1955