US Marines con sus perros practicando desembarcos anfibios, Camp Lejeune, Jacksonville, North Carolina, United States, 1943
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A finales de 1942 los responsables del
Cuerpo de Marines de los Estados Unidos estaban preocupados por el alto
porcentaje de bajas que sufrían sus tropas en la isla de Guadalcanal.
Se suponía que los marines eran soldados expertos que habían
recibido un entrenamiento específico para la guerra en los trópicos,
pero las condiciones del combate en las junglas del Pacífico resultaron
ser mucho más duras de lo que nadie había esperado. Además del calor, la
humedad, los insectos o las enfermedades, tenían que enfrentarse a un
enemigo que sí parecía haberse adaptado bien a la selva (lo cierto es
que solo era apariencia), que les hostigaba continuamente con
francotiradores, emboscadas y ataques de pequeña intensidad y
desaparecía a continuación ocultándose en el interior de la jungla.
Entre las medidas que se tomaron para aumentar la seguridad en los
campamentos y las patrullas en la selva estuvo la de poner en marcha el
primer programa oficial de entrenamiento de perros de guerra del Cuerpo
de Marines.
US Marines y sus perros en el campo de Instrucción de Camp Lejeune, Jacksonville, North Carolina, United States, 1943
El programa nació en noviembre de
1942, y unas semanas después, en enero de 1943, el primer grupo de trece
dobermans estaba ya recibiendo adiestramento en Camp Lejeune, la gran
base de entrenamiento de los Marines en Carolina del Norte.
Los perros eran adquiridos por el
Cuerpo de Marines o donados por particulares (en este último caso eran
devueltos a sus dueños al completar su servicio). La mayor parte eran
doberman, ya que se creía que era una raza que se adaptaba mejor que
otras al clima tropical, aunque también había algunos pastores alemanes.
Carole
Brick, hija del capitán de USMC Samuel Brick, con un perro militar en entrenamiento,
Camp Lejeune, New River, North Carolina, United States, 1943
El Marine Alexander Boccardo junto a un Doberman Pincher militar, Camp
Lejeune, Jacksonville, North Carolina, United States, 1943
Cada animal tenía un número de identificación tatuado en la oreja
derecha, y en su hoja de servicios figuraba el nombre, la raza, la fecha
de nacimiento, la fecha de incorporación y el tipo de formación que
habían recibido (podían ser exploradores, mensajeros o entrenados en
“trabajos especiales”). Recibían ascensos por antigüedad, como cualquier
soldado. Así, a los tres meses de servicio el perro pasaba a ser
“soldado de primera clase”, al año era ascendido a “cabo”, a los dos
años a “sargento”... hasta que al cabo de cinco años alcanzaba el mayor
rango al que podía aspirar un perro, el de “sargento mayor”. Al final de
su periodo de servicio, o en el caso de que tuviesen que retirarlo
antes de tiempo por motivos médicos, obtenía un certificado
acreditativo. Si era expulsado del cuerpo por problemas de conducta, el
perro recibía una “baja deshonrosa”.
El US
Marine Michael DiPoi entrenando con su perro, Camp Lejeune,
Jacksonville, North Carolina, United States, 1943
US Marines con sus perros practicando desembarcos anfibios, Camp Lejeune, Jacksonville, North Carolina, United States, 1943
En un principio los Marines
recurrieron a adiestradores civiles o de la policía, pero pronto se
dieron cuenta de que el entrenamiento convencional no preparaba a los
animales para las condiciones de combate. En poco tiempo los civiles
fueron sustituidos por auténticos marines. El entrenamiento
duraba catorce semanas. En la formación básica los perros aprendían a
obedecer órdenes de voz o señales con los brazos. A continuación
recibían un entrenamiento especializado según las funciones que fuesen a
desarrollar. Los perros mensajeros tenían que transportar mensajes,
municiones o suministros médicos. Se les acostumbraba a soportar el
sonido de los disparos y las explosiones, para adaptarlos a lo que se
iban a encontrar en el campo de batalla. Los perros exploradores eran
entrenados para advertir de la proximidad de extraños. Les enseñaban a
dar la alerta sin ladridos, para no revelar su posición.
US Marines con sus perros, Guam, Jul-Aug 1944
El primer pelotón de perros de guerra
fue enviado a Bougainville junto al 2º Batallón Raider. Los pelotones
segundo y tercero sirvieron en Guadalcanal, Kwajalein, Eniwetok y Guam.
En esta última batalla los perros tuvieron una actuación destacada,
acompañando el avance de los infantes, explorando cuevas, detectando
minas y trampas explosivas, o como centinelas, vigilando día y noche los
campamentos y los cruces de caminos.
A perro militar y su guia US Marine, Guam, 1944
Un doberman es atendido de sus heridas en la península de Orote
De los sesenta perros que
desembarcaron en Guam, catorce murieron en combate y otros diez por
accidentes, enfermedades tropicales, golpes de calor o agotamiento. En
cuanto a sus acompañantes humanos, tan solo un adiestrador murió durante
una patrulla. Los veinticuatro perros fueron enterrados en el mismo
lugar en el que se dio sepultura a los marines muertos en la
batalla, en Asan, el punto de desembarco inicial en la isla. Años más
tarde los restos humanos fueron exhumados y enviados de vuelta a Estados
Unidos. Las tumbas de los perros, marcadas con pequeñas lápidas
blancas, se quedaron allí olvidadas y cubiertas de maleza, hasta que en
la década de los 80 una asociación de veteranos de los pelotones caninos
comenzó a hacer campaña para recuperarlas. En junio de 1994 los restos
fueron trasladados a un nuevo cementerio situado en el interior de la
base naval estadounidense de Guam, bautizado oficialmente como
Cementerio Nacional de Perros de Guerra.
El Suboficial de segunda clase Blake Soller y su perro militar Rico frente al War Dog Cemetery en la base Naval de Guam, Santa Rita, US Territorio de Guam, 24 Mayo 2009
El 21 de julio de 1994, el 50º
aniversario del inicio de la batalla, se inauguró un monumento,
consistente en una lápida de granito con los nombres de los veinticuatro
perros allí enterrados y una estatua de bronce de un doberman,
representando a Kurt, el primer perro muerto en acción en la isla. La
escultura tiene por título Always Faithful (“siempre fiel”), en referencia al lema del Cuerpo de Marines, semper fidelis. No podían haber encontrado un nombre más apropiado para honrar a a sus camaradas caninos.
Publicado en Nonsei SGM
Fotos de World War II Database