La alimentación de un cachorro es importantísima porque, 
especialmente en la primera fase del crecimiento, si no es adecuada, 
puede dificultar y alterar el desarrollo. 
No 
obstante, una alimentación desequilibrada no siempre es que reciba poco 
alimento, que el que recibe no esté adaptado a sus necesidades 
especiales o que sea de baja calidad, sino que un exceso de alimentación adaptada también tiene esta consideración.
Hoy día, gracias a la concienciación de los propietarios de mascotas, los casos de cachorros con una nutrición deficiente no son muy frecuentes, especialmente si se comparan con los que están sobrealimentados. Es
 posible que esta tendencia se deba a que el propietario confunde que un
 cachorro requiere mayores necesidades energéticas con un consumo 
calórico excesivo.
 
A este respecto, cuando un cachorro recibe un 
alimento con aportes nutricionales adecuados pero en mayor cantidad que 
la necesaria, además de sobrepeso, se produce un crecimiento más rápido, que
 influye directamente en la maduración tanto de los músculos como del 
esqueleto y a su vez en el aumento de la tensión articular.
Dado que esto es especialmente importante en los perros de tamaño grande, se estima que un cachorro que pueda llegar a pesar 30-35 kilos una vez adulto, no
 debe aumentar de peso por encima de los 175 gramos diarios, ni pesar 
más del 65 por ciento del peso adulto cuando tiene 6 meses de edad. 
Asimismo, un cachorro que pueda llegar a pesar 50-70 kilos cuando sea 
adulto no debería ganar más de 250 gramos cada día y a los 6 meses no 
debe superar el 60 por ciento del peso estimado de adulto.
 
Sin 
embargo, para conseguir un alimento que facilite este desarrollo del 
cachorro, no solo es importante que contenga los nutrientes en la 
cantidad adecuada para satisfacer las necesidades nutricionales de cada 
cachorro, sino que debe suministrar el equilibrio adecuado entre el calcio y el fósforo.
A
 este respecto, en general los perros jóvenes tienen unas necesidades 
altas de calcio, lo que les permite mineralizar el cartílago recién 
formado, pero estas cantidades dependen en gran medida de la etapa de 
crecimiento, que a su vez están directamente relacionadas con la edad y 
el ritmo de crecimiento del cachorro, lo que varía según el tamaño y el 
peso estimado de adulto.
Esto, dicho así, parece complicado, pero en realidad significa que cualquier
 cachorro necesita calcio para la formación de sus huesos, pero la 
cantidad adecuada depende del tamaño de adulto del perro (uno 
pequeño va a necesitar menos calcio que otro de tipo grande o gigante), 
pero a su vez esta cantidad debe estar ajustada a la edad según dicho 
tamaño, porque de lo contrario se corre el riesgo de aparición de 
trastornos músculo-esqueléticos.
 
En cambio, un exceso en el aporte
 energético, y con él un mayor aporte de calcio, favorece varios 
trastornos muy conocidos por todos, como la displasia de cadera, pero también otros menos conocidos pero igual de importantes, como la osteocondritis, el carpo valgo y la osteodristrofia hipertrófica. Además
 de favorecer el desarrollo de trastornos articulares en general, un 
aporte excesivo de alimento afecta especialmente a las zonas menos 
resistentes, por ejemplo las áreas cartilaginosas y, más en concreto, a 
las placas de crecimiento.
 
Recuerda, si quieres que tu perro tenga un crecimiento óptimo es necesario un aporte nutricional adecuado, sin carencias pero sin excesos. Con
 ello atajarás algunos trastornos relacionados con la alimentación 
inadecuada. A su vez, olvídate para siempre de la idea de aporte extra 
de calcio si su dieta está adaptada a sus necesidades.