Perros y gatos tienen una capacidad auditiva mucho mayor que la humana, pueden escuchar sonidos que están 4 veces más lejos que los percibidos por nosotros y eso hace que ruidos como los que produce la pirotecnia sean mucho más estridentes para ellos. Hay que recordar que hay otras muchas formas de celebrar, pero si sabes que es probable que cerca de vuestra casa vayan a lanzar fuegos artificiales, aquí van algunas pautas que puedes tener en cuenta para ser la mejor compañía en una situación de estrés de este tipo.
¿Cómo puedo apoyar a mi mascota en esos momentos?
La primera pauta a tener en cuenta sería la de intentar minimizar la exposición al ruido: no salgas a pasear si sabes que es probable que se lancen petardos o pirotecnia y cierra puertas, ventanas y persianas para amortiguar el sonido.
Proporciona a tu perro o gato un fácil acceso a ese rincón favorito o lugar donde se siente seguro. Puede ser su habitación preferida, a tus pies en el sofá o encima de tu cama (hacer una excepción si no sueles permitírselo está justificado en esta situación). Lo ideal sería, también, que no esté solo en casa esa noche si sabes que su reacción no será buena.
Poner música o el sonido de la televisión serán también de gran ayuda.
Nuestras mascotas no suelen estar expuestas, en general, a sonidos de este tipo y no pueden entender que no son peligrosos, así que mantenerse tranquilo y calmado cuando las acompañemos en estos momentos es fundamental para no asustarlas aún más.
No intentes sujetar a tu mejor amigo, detener sus reacciones o corregirlo en estos momentos de tensión; limítate a estar calmado, presente y disponible para cuando quiera acercarse a ti.
El miedo hace que su sistema nervioso libere cortisol y adrenalina, por eso nuestras mascotas tiemblan, jadean o tienen taquicardia en estas situaciones. Intentar distraerlos con snacks especiales puede ser también una buena idea, pues les ayudará a concentrarse en otros sentidos que no sean el del oído.
Somatizaciones como diarreas, vómitos o incluso autolesión son más habituales de lo deseable noches como la del 31 de diciembre, como informan los colegios de veterinarios cada Navidad.
Recuerda que, si la respuesta de tu mascota es desproporcionada, acudir al veterinario estará más que justificado. Él es, junto a ti, el que mejor conoce a tu compañero, por lo que podrá ofrecerte consejos concretos sobre cómo puedes actuar ante un ataque de pánico del que más quieres.
Del mismo modo, no dudes comentar con él si notas en tu mascota algún tipo de secuela psicológica tras una situación de estrés de este tipo.
Y ya sabes, no dudes en decirle a ese vecino que cada año os hace pasar un mal momento con su forma de celebrar: “esta Navidad, no seas petardo”





