Los primeros relatos de su existencia son de comienzos del siglo XIX en las montañas de Cantabria.
Siempre tricolor, la raza exhibe color predominantemente negro con manchas castañas y blancas. Destaca por su gran olfato y por su sociabilidad con otros perros. Por ello es empleado en jaurías como auxiliar en la caza, especialmente de liebre y jabalí.
Tras años de degeneraciones por cruces se encuentra en fase de recuperación por la Asociación Española del Sabueso Cántabro fundada en 2005.