El problema es que, si estos ligamentos no son lo suficientemente resistentes como para asumir esa basculación y controlarla, el estómago puede que acabe torciéndose sobre sí mismo.
Cuando esto ocurre (dilatación y/o torsión), el perro no puede descargar el contenido del estómago debido a que éste se encuentra retorcido en ambos extremos. Así pues, la presión aumenta hasta el punto de provocar cambios en otros órganos que ponen en riesgo la vida del animal, ya que cuando el estómago gira sobre sí mismo, se interrumpe la circulación sanguínea en ambos sentidos (de entrada y retorno al estómago).
Indicios preocupantes
La Dilatación-Torsión de Estómago es fácil de identificar, se nota enseguida que algo raro le está pasando a nuestro perro.
• Se muestra inquieto, no para de moverse y se queja.
• Eructa o sufre espasmos abdominales.
• Intenta vomitar pero no lo consigue y sólo arroja saliva espumosa en abundancia.
• Su abdomen se hincha y se pone tenso, duro y timpánico (suena como un tambor).
Si hemos detectado estos síntomas en nuestro perro, debemos actuar rápidamente y llevarlo de inmediato al veterinario. Cada segundo que pase puede agravar su estado general y en un par o tres de horas el perro puede entrar en un coma irreversible y morir.
Tratamiento
Cuando nuestro perro llegue a urgencias, lo primero que tiene que hacer el veterinario es estabilizar al animal: debe colocarle inmediatamente un catéter intravenoso para administrarle líquidos a gran velocidad. Si aún es posible, debe hacerse un lavado de estómago con una sonda a través del esófago para descomprimir el estómago. Si esta opción no es viable, puede hacerse una punción con una aguja a través de la pared del abdomen y llegar así hasta el estómago.
Una vez superada esta fase, se debe operar. La intervención, que consiste en unir el estómago al colon limitando su movilidad, permite reducir de manera significativa el porcentaje de recaídas.
Si el perro no puede soportar la anestesia prolongada que requiere la operación, se deberá practicar una gastronomía (abrir el estómago para vaciarlo). De este modo se puede posponer la intervención quirúrgica.
Una vez haya salido todo bien, debemos seguir cuidando a nuestro perro para intentar que no haya complicaciones postoperatorias (peritonitis, arritmia cardíaca y posibles necrosis del tubo digestivo).