El imaginario colectivo ve a los perros sin raza como animales saludables, listos, impredecibles de cachorros... ¿Qué hay de cierto en todo ello?.
La Federación Cinológica Internacional (FCI) reconoce 343 razas y cada una es propiedad de un país específico. Los países propietarios de dichas razas establecen el estándar de raza. Estos estándares son la referencia en la cual se basan todos los jueces al examinar los perros durante las exposiciones.” Los perros sin raza son todos los demás. Y son mayoría. Y estaban antes que las razas. Y probablemente estarán después. La buena salud de los mestizos ¿Qué es lo que se suele decir de los perros sin raza? Pues lo primero que viene a cabeza es que son especialmente sanos, que son más duros. No es una leyenda urbana, es cierto. Se trata de un fenómeno bien estudiado conocido como vigor híbrido o heterosis. La edad media a la que mueren los perros de raza es de 6,7 años y los mestizos es de 8,5 “Todas las razas muy puras proceden de muy pocos especímenes para poder mantener las características de la raza. En algunos casos proceden de 3 a 5 individuos con un único macho. La variabilidad genética es escasísima, pero es que o haces una selección brutal o no consigues las diferencias entre chihuahua y un san bernardo. Eso implica la perpetuación de las características menos favorables”, cuenta David Agudo, responsable de genética del Centro de Análisis Sanitarios. “Después de 26 años puedo afirmar que sí, que los perros sin raza son más sanos”. El que habla de forma tan contundente es Carlos Rodríguez, veterinario, presentador de espacios televisivos sobre animales de compañía en distintas cadenas de televisión, conductor de Como el perro y el gato en Onda Cero y autor de un buen puñado de libros. “Aparte de porque el cruce supone la potenciación del vigor, desgraciadamente también porque las razas han llegado en algunos casos a la aberración máxima. Cruzan padres con hijos, hijos con madres… todo da igual.
En la clínica vemos bulldogs tan tremendamente chatos que no les caben los dientes. Además, muchos vienen de países del este en los que crían a mansalva y tienen muchos problemas. Los mestizos tienen la fortuna de que la naturaleza es más sabia que el ser humano”. Diferentes estudios en distintos países (Alemania, Suecia, Inglaterra, Dinamarca…) han encontrado que los perros sin raza precisan menos tratamientos veterinarios, desarrollan menos enfermedades y son más longevos que los de pura raza, con muy pocas excepciones como los Jack Russell Terrier, caniches o galgos. En Estados Unidos comprobaron, basándose en 23.500 perros de varios centros veterinarios, que la edad media a la que morían los perros de raza era de 6,7 años y los mestizos de 8,5 años. Otro estudio estadounidense encontró que las perras sin razas eran mejores madres, que cuidaban mejor a su prole y lograban sacar más cachorros adelante que las de raza. Los mestizos tienen la fortuna de que la naturaleza es más sabia que el ser humano Pero no todas las razas son iguales, ni todos los perros de una misma raza lo son. De hecho, es natural que muchas razas existan. Los perros llevan conviviendo con los seres humanos desde hace unos 12.000 años. Era lógico que aquellos primeros lobos evolucionaran al adaptarse a la vida con el ser humano y a los distintos climas y condiciones de vida.
De manera natural fueron surgiendo perros a los que se les daba mejor guardar propiedades, ayudar a pastorear, ser animales de tiro, recoger presas abatidas o cazar a toda velocidad, solo en los últimos siglos se dedicó a algunos, más pequeños y manejables, a lo que hoy entendemos como animales de adorno y compañía. Por ejemplo, en todo el mundo se desarrollaron distintas razas de galgos. “Si hace falta ser rápido hacen falta poco peso, ser grande y tener extremidades largas, por eso se evolucionó hacia la forma del galgo en Afganistán, en Rusia y en España”, explica David Agudo “y luego están las razas que llevan mucho tiempo instauradas y que están bien porque han podido evolucionar”. El ejemplo más típico son las razas de caza. “El problema es que ahora nosotros no les dejamos evolucionar. Pertenecer a una raza supone invariabilidad y eso va en contra de la evolución”, concluye Agudo. Cuestión de carácter Los perros sin raza también tienen fama de que, si se adoptan de cachorros, no se sabe el carácter que tendrán de mayores. Una incógnita que desaparece si se acogen ya adultos, aunque ese es otro tema. “Creo que es una gran estupidez” sostiene Rodríguez, “si yo quiero un labrador o un pastor alemán, su carácter presuntamente va a andar por determinados límites, pero hay que tener en cuenta es que lo que realmente importa es la individualidad. Cualquier perro sano física y etológicamente es perfectamente educable, con lo cual a mí me da igual que mi perro sea mezcla de 17 padres y 37 madres. Lo único que tengo que hacer es saber educarle. Y tendré el mismo problema con él, es decir, ninguno”. En algunos casos es más complejo. En la Fundación Bocalán se preparan perros que asisitirán a personas invidentes, con autismo, con graves problemas de movilidad... han trabajado mucho también con perros mestizos y callejeros, pero para esas personas es imperativo asegurarse un carácter manejable.
Teo Mariscal, director de la Fundación Bocalán, maestro de adiestradores y criador explica que con su línea de labradores "nos aseguramos un temperamento adecuado, sabemos que tenemos perros muy tiernos y fáciles. En uno de nuestros perros te acabas gastando unos 10.000 euros en prepararlo, imagina que te sale peleón con otros perros. Pero nuestro caso es especial, en un particular que quiere un animal de compañía, no es necesaria una raza concreta". ¿Son más listos? Centrarse en la belleza va en detrimento de todo lo demás También se dice eso de ellos a pie de calle. Algunos creen que sí, que los perros sin raza son, por término medio, más inteligentes que la media de los perros de raza. Otros simplemente dicen que no hay diferencias, que hay individuos excepcionales tanto entre los de raza como entre aquellos que no la tienen. Teo Mariscal diferencia claramente al hablar de inteligencia a un perro que es un cruce fortuito de razas y al auténtico perro callejero: "Ese perro mestizo que nació en la calle y que viene de dos perros que aprendieron a cruzar semáforos en la calle, a encontrar comida, que saben buscarse abrigo en invierno y sombra en verano, obviamente es más inteligente. Es una selección darwiniana. A lo mejor de su camada nacieron diez cachorros y solo sobrevivió hasta criar uno. Hemos trabajado con ellos y son unos monstruos. A veces hasta se pasan de listos. Hay muchos cachorros que nosotros, como criadores, hacemos que vivan cuando no deberían. Está bien hecho, no vas a dejar que mueran, pero debilita la especie. Es lo mismo que sucede con el hombre".
Otra de las claves, como apunta el veterinario Carlos Rodríguez, es que en muchos casos solo se está criando buscando belleza y eso va en detrimento de todo lo demás: “Los perros que usa la policía, guardia civil o bomberos, por ejemplo, proceden de líneas muy poco 'agilipolladas'. Buscan animales muy tradicionales. Cuando se selecciona la función no se producen aberraciones físicas, sino que potencias comportamiento”. “La fortuna del gato es que es un animal que no se saca a pasear, que no se enseña. No se vacila con él”, concluye Rodríguez, que confirma que en la carrera (él estudió en la Universidad Complutense) no se estudian a los mestizos: “se estudian razas de cerdos, de vacas, de ovejas, de perros... pero el mestizo, al no ser medible, no”.
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