Quizá trates de fingir que eres tú quien pone las normas en casa, pero lo cierto es que el mundo pertenece a la especie canina y tú simplemente estás viviendo ahí.
Todo apunta a que, mientras tú pagas tus facturas, tu perro se está pegando la vida padre. Si aún no estás convencido, sigue leyendo. Sentimos tener que contarte que estás viviendo en una dictadura, pero tarde o temprano te tenías que enterar.
1. Hay una manta y/o una camita de perro en casi todas las habitaciones de la casa.
2. Tu casa huele a una mezcla entre ambientador y perro mojado.
3. Por mucho que limpies los cristales, siempre habrá una marca permanente de su hocico.
4. Tu antigua alfombra ahora se ha convertido en el juguete favorito de tu perro.
5. Las patas de la mesa y de las sillas están llenas de mordiscos; ya lo consideras un toque personal.
6. La taza del váter no tiene tanta agua como debería… ¡Glu, glu!
7. Tu horario depende de las veces que él necesite ir al baño.
8. En todas las fotos enmarcadas aparece tu perro.
9. Barres y aspiras más pelo de perro que de persona.
10. Gastas tanto dinero en pienso como en comida para ti.
11. Vas de negro, pero, llegados a este punto de la historia, ya te da
igual llevar pelos blancos en la camiseta.
12. Cuando sales de casa, dejas la tele encendida para entretener al chiquitín. Animal Planet nunca defrauda.
13. Nunca jamás se te ocurriría dejar chocolate encima de la mesa.
14. Cuando tienes visita, es muy probable que alguien se tropiece
con uno de los juguetes de tu mascota.
15. Tu cama tiene dos lados: en el que duermes tú y tu pareja y en el que duerme tu sabueso.
16. Cuando se te cae algo de comida del plato, no lo limpias inmediatamente. Ya habrá alguien que se encargue de hacerlo.
17. A menudo te encuentras tus calcetines y tu ropa interior desperdigados por la casa.
18. Todas las Navidades hay al menos un regalo con forma de hueso bajo el árbol.
19. En todos los bolsillos de tus abrigos llevas bolsitas para excrementos.
20. Siempre tienes tiras de pollo en el frigorífico porque es su golosina favorita.
21. Tras un largo día, no hay nada mejor que llegar a casa y que tu mejor amigo te salude como sólo él sabe hacer.
Escrito por Kate Bratskeir en El Huffington Post
