Un mes después de la publicación de un estudio que adelantaba al menos 5.000 años el inicio de la domesticación de los perros, (situándola en Europa hace entre 32.000 y 18.000 años), una nueva investigación hace lo propio con el otro animal de compañía favorito del hombre: el gato.
Según un estudio publicado esta semana en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), hace 5.400 años los felinos ya convivían con los humanos en aldeas agrícolas del norte de China. Ambos debían beneficiarse de esa relación, pues los científicos creen que los gatos acudían a las zonas pobladas atraídos por los ratones que merodeaban en los graneros en los que guardaban los cereales que habían cultivado. Los gatos conseguían alimento y los agricultores se deshacían de los molestos roedores que arruinaban sus cosechas. Se trata de una teoría que se barajaba hace tiempo pero no había podido ser demostrada.
"Incluso si estos gatos todavía no estaban domesticados, nuestras pruebas confirman que vivían muy cerca de los agricultores y que su relación les proporcionaba beneficios mutuos", afirma Fiona Marshall, profesora de Arqueología en la Universidad de Washington (EEUU) y coautora de este trabajo.
Hasta ahora se sabía que en el Antiguo Egipto era habitual tener gatos como animales de compañía. Así lo sugieren las representaciones artísticas que hicieron hace 4.000 años y que han servido para revelar el estilo de vida en la tierra de los faraones. Pero el análisis de ocho restos fósiles encontrados en un antiguo poblado llamado Quanhucun, en la provincia Shaanxi, al norte de China, muestran que antes de aquella época los gatos ya se movían con soltura por asentamientos humanos en el Lejano Oriente.
Según recuerda el equipo de investigadores de la Academia China de las Ciencias liderado por Yaowu Hu, hasta ahora sólo se había demostrado la presencia de gatos en China hace unos 2.000 años. Aunque se creía que su aparición había sido anterior, no se había podido determinar con precisión.
Podían sobrevivir bien en la aldea
El estudio publicado en 'PNAS' mostraría, por tanto, las primeras pruebas directas de domesticación de gatos o convivencia cercana con el hombre, aunque existen restos fósiles mucho más antiguos. Se trata de un gato salvaje que fue desenterrado en una tumba de Chipre cerca de una persona y cuya antigüedad se estima en unos 9.500 años. Desde entonces hasta hace 4.000 años, con la presencia gatuna en la sociedad egipcia, había un gran salto temporal sin fósiles que permitieran esclarecer cómo se llevó a cabo el proceso de domesticación de los gatos salvajes. Según este artículo, se estima que en el mundo hay alrededor de 600 millones de gatos domésticos.
Que los ratones eran ya un incordio para los agricultores lo demuestra el particular diseño de los recipientes de cerámica en los que conservaban el mijo y que, según explican los autores de este estudio, tenía como objetivo impedir que los ratones pudieran acceder al grano.
Los ocho restos fósiles, que fueron datados con pruebas de radiocarbono, pertenecen, al menos, a dos ejemplares distintos de gato. El tamaño de sus huesos, dicen los científicos, es comparable al de los animales domésticos en Europa y es inferior al de los gatos salvajes.
Los análisis por isótopos de restos de carbono y nitrógeno en los huesos revelaron que, al igual que vieron en los restos de cerdos y de roedores encontrados en este yacimiento, los gatos consumían mijo. Estos también tomaban carne, probablemente de roedor. Uno de los felinos comía más cereal y menos carne que el otro lo que sugiere, según los autores, que era alimentado por los humanos o bien escarbaba en su comida. Uno de los gatos debía ser un ejemplar bastante viejo, lo que mostraría que podían sobrevivir bien en la aldea.
Según detallan, los análisis de isótopos muestran también que el mijo era la base de la dieta de la población del Norte de China, que complementaban con arroz en menor cantidad. También tenían cerdos y perros.
Felis lybica
Los estudios realizados con ADN sugieren que la mayor parte de los gatos domésticos que hay en el mundo descienden del gato del desierto o gato salvaje africano (Felis lybica) aunque la profesora Marshall afirma que no tienen pruebas que muestren que los gatos de Quanhucun desciendan de esa especie. "Todavía no sabemos si estos gatos llegaron a China desde Oriente Próximo o si se mezclaron con especies chinas de gato salvaje, o si los gatos de China tuvieron un papel previo e inesperado en la domesticación", admite.
Escrito por Teresa Guerrero en El Mundo