Sorprendentemente, el apodo de esta raza fue “perro niñera” por un siglo y medio. Si había niños en la familia, seguro había un Pitbull ya que era considerado el perro más confiable y más apto para estar con niños. Pero el símbolo de perro familiar fue destruido para popularizar la raza como “perro de hombres rudos”. Esto resultó en Pitbulls criados indebidamente que, tal como puede hacerlo un Chihuahua, se vieron envueltos en varios incidentes como resultado de esto. Hoy son los Pitbull quienes se llevan la mala publicidad, antes fueron los Rottweiler, antes de ellos los Doberman y así sucesivamente.
En tests de temperamento (es decir, el equivalente a cuántas veces un niño puede meterle el dedo en el ojo a un perro antes de que lo muerda), la razá más tolerante fue el Golden Retriever. El Pitbull fue la segunda. Las mandíbulas del Pitbull no se trancan con la mordida, no son la raza con la mordida más potente y no son naturalmente agresivos hacia los humanos (son la raza que a más temprana edad muestra preferencia por compañía humana).
La ola de eutanasias practicadas a esta raza en la actualidad es alarmante (casi 6.000 al día en EEUU). El problema no es el animal, sino su crianza, sus dueños, la negligencia e ignorancia de quienes los crían y la mala publicidad. Por supuesto, cada vez que un Pekinés muerde, nadie se entera, pues ese titular no vendería ningún periódico.
Antes de traer un perro al hogar, hay que tener bien claro, sea cual sea su raza, que la crianza es muy importante y determina gran parte del comportamiento del animal.