¿Por qué se asocia a los gatos negros con la mala suerte? ¿De dónde viene esta creencia y qué hay de cierto en ella?
En diversos lugares, en especial en Europa y en Estados Unidos, el gato negro se ha considerado un animal que trae mala suerte.
De hecho, esta superstición sigue siendo vigente en muchos sitios, y
quienes creen en ella ni siquiera conocen el origen o motivo.
Una superstición no suele tener ningún tipo de sentido real,
de hecho su definición es “creencia que no tiene fundamento racional y
que consiste en atribuir carácter mágico o sobrenatural a determinados
sucesos o en pensar que determinados hechos proporcionan buena o mala
suerte”. El ser humano a menudo tiene la necesidad de creer en algo y
esa propia creencia la transmite de generación en generación, aunque lo
que cuente carezca de sentido.
Este mismo hecho ha sido el motivo
por el cual aún hay gente que asocia al gato negro con mal augurio, mala
suerte, etc. Pero, ¿siempre fue así?
De animal sagrado a animal maldito
La relación del gato con el humano se remonta al antiguo Egipto, donde de ser un animal que ayudaba a combatir las plagas de ratas, pasó a ser un animal altamente venerado.
Diosas con forma de gato, como Bastet, y la prohibición de matar a los
gatos (te podían condenar a pena de muerte si lo hacías) son muestras de
ello.
Pronto los griegos también quisieron adquirir a este animal
tan preciado por los egipcios, y de este modo lo hicieron llegar a
Europa. Su fama de cazador de ratones hizo que el gato fuera bien recibido en este continente, hasta que llegó la Edad Media.
Brujas y gatos negros
En
la Edad Media la Iglesia Católica era una de las entidades más
poderosas que existían, y cualquier decisión que tomaba tenía una
repercusión muy fuerte en la vida cotidiana de la humanidad.
A finales del siglo XII en el sur de Francia se inició la primera Inquisición,
que eran tribunales encargados de combatir la herejía y la brujería. A
menudo, aquellas mujeres solitarias y misteriosas que no seguían el
dogma de una religión eran consideradas brujas y, por ello, eran
quemadas.
Del mismo modo que en aquella época se empezó a considerar al gato como un animal sospechoso de confabular contra las autoridades.
Esto ocurría por desconocimiento, ya que el carácter reservado y
sigiloso de muchos felinos se vinculaba a que “estaba tramando algo”. Si
una de esas mujeres misteriosas estaba acompañada de un gato, la fábula
ya estaba servida.
A partir de estas falsas creencias aparecieron
muchas leyendas en las que se intentaba hacer creer que los gatos eran,
en realidad, brujas camufladas.
El primer paso documentado en el
que la Iglesia vincula al gato con la brujería es en el siglo XIII,
cuando el papa Gregorio IX escribió que los gatos y el diablo estaban asociados. Esta vinculación tan fuerte al mal hizo que la población empezara a temer a los gatos, y lentamente comenzaron a exterminarlos, muchas veces con tortura y fuego.
El color negro,
además, ha sido un color que en muchas culturas se ha vinculado a lo
misterioso, lo oculto, el lado oscuro… Por ello, en seguida esta
relación de temor a los gatos se vinculó especialmente a los gatos
negros.
La Peste Negra y la casi desaparición de los gatos
En
1348 se inició una gran epidemia que duró unos tres años, y que se
llevó consigo a la cuarta parte de la población europea: la Peste Negra o peste bubónica.
Más
de 25 millones de personas murieron a causa de la Peste, con un mayor
impacto en las zonas en las que había ratas. Ahora se sabe que la
principal causante de transmisión era una pulga que llevaban estos
roedores, pero por aquel entonces se desconocía el motivo. Y,
casualmente, donde había ratas había gatos. Con lo que el desconocimiento y las historias de brujería hicieron pensar a la población que el gato era el culpable de la Peste.
La matanza de gatos fue cada vez mayor, y eso también contribuyó a que la Peste creciera con más rapidez. Hacia el año 1400 los gatos estuvieron a punto de extinguirse en Europa.
Afortunadamente, hacia el siglo XVII, el gato volvió a conquistar parte de su antiguo prestigio.
¿Y en la actualidad?
Ahora hay
algunos lugares en que los gatos y, en concreto, los gatos negros son
presagio de buena suerte. Pero aún estas falsas creencias y esta
dualidad del gato negro y lo misterioso hace que en muchos lugares se
siga creyendo que son causantes de la mala suerte.
En España, por
ejemplo, hay muchos lugares en los que se cree que si se te cruza un
gato negro de derecha a izquierda es señal de que algo malo va a pasar.
También se siguen vinculado a celebraciones como Halloween, e incluso ocurre lo mismo con los gatos de otro color, como los blancos.
Hay
que ir con mucho cuidado con estas falsas creencias ya que puede
perjudicar al animal, ya sea por ser utilizado con fines macabros o
porque se le desprecie por su color.
Escrito por Mirian Martinez en Cosas de Gatos