Es lo que más les gusta. Jose ordena a Zenit que se siente, lo cual hace obedientemente, luego corre 50 metros y esconde un juguete de goma, un Kong, en un muro de adobe, y lo cubre con tierra. Cuando Jose le da la orden, Zenit sale disparado a buscarlo, zigzagueando, y meneando la cola.
En agosto de 2011, la misión en Sangin fue asegurar la presa Kajaki, de 97.5 metros de altura, y prevenir que los talibanes la volaran e inundaran el valle de Helmand. Los soldados del tercer batallón de reconocimiento, en grupos de 12 aproximadamente, se turnan para desarticular las acciones del enemigo y rastrean la ubicación de los grupos pequeños de combatientes talibanes. A Jose y Zenit les toca acompañar cada misión. Van adelante del grupo junto con un soldado que lleva un detector de metales, lo cual los convierte en los primeros blancos, mientras Zenit peina la zona en busca de cualquier olor de nitrato que pueda indicar un DEI enterrado.
Sangin está plagado de DEI y pululan combatientes enemigos. Es el lugar donde las fuerzas británicas, antes de retirarse por completo en 2010, perdieron más de 100 soldados. Desde entonces ha sido cementerio para muchos estadounidenses y lugar donde numerosos soldados de ese país han sufrido heridas desfiguradoras.
Extraordinarios sentidos
No todos los perros militares son aptos para combate. Algunos no aguantan el calor o se excitan demasiado con el sonido de disparos o explosiones, aun después de las sesiones de desensibilización.
Algunos son demasiado leales, demasiado flojos o demasiado juguetones. Cada perro es un universo de características propias. Aun así, algunas razas por lo general son mejores en el campo de batalla que otras, como es el caso de los pastores alemanes, los labradores y, en especial, los pastores belgas, conocidos por ser valientes, determinados y capaces de tolerar el calor.
Pero lo que funciona en un ambiente dado puede no funcionar en otro. La historia sugiere que cada situación de batalla exige su propia raza y su propia táctica. Durante la Primera Guerra Mundial, ambos bandos utilizaron decenas de miles de perros como mensajeros.
En la Segunda Guerra Mundial, la Infantería de Marina de Estados Unidos desplegó perros en las Islas del Pacífico para olfatear posiciones japonesas. En Vietnam, alrededor de 4,000 canes se utilizaron para liderar patrullas en la selva, lo cual salvó numerosas vidas (no obstante, las fuerzas armadas decidieron dejar muchos allá cuando Estados Unidos se retiró). En lo más álgido de las guerras de Afganistán e Irak, las fuerzas armadas de Estados Unidos tenían un contingente de alrededor de 2,500 perros de trabajo en las milicias.