¿Por qué los perros levantan la pata para orinar?
A través de la orina, los cánidos marcaban su terreno de dominio, por lo que, para tapar olores de otros animales situados en matorrales más altos, aprendieron a hacerlo levantado una de sus extremidades y dirigiendo el chorro de la orina hacia allí.
Aunque estemos acostumbrados a ver tan solo a los perros realizando este acto, es un reflejo común a todos los cánidos: lobos, coyotes, zorros…
Ciertamente, los perros realizan una especie de ritual antes de acostarse. Es por la misma razón por la que nosotros miramos a izquierda y derecha antes de cruzar un paso de cebra. Su instinto de supervivencia, herencia de un pasado menos doméstico, les dice que deben examinar bien el lugar para asegurarse de que el lecho elegido no alberga malas hierbas ni pequeños insectos, parásitos o minúsculos seres venenosos. No solo giran en ese momento, sino que también lo hacen antes de orinar o defecar. Eso sí, cuando nuestro perro sufre ansiedad y gira obsesivamente sobre sí mismo mientras se muerde la cola, puede estar manifestando, por ejemplo, temor ante un hecho ocurrido que le sobrepasó, o desacuerdo con el encierro al que está sometido.
Los perros persiguen a los gatos como a cualquier animal más pequeño que ellos por puro instinto de caza. El que los gatos sean sus víctimas más habituales es porque la convivencia con los felinos es más cercana (calles, parques, etc). Los perros que conviven con gatos en sus casas pierden el instinto de caza hacia el gato con el que conviven pero no así con otros desconocidos. El instinto de caza se suscita por el movimiento de la supuesta presa y como todo instinto es automático, nace con el individuo y no necesita aprenderlo, aunque si exige maduración y desarrollo de las técnicas de caza. Es decir, un cachorro de 3 meses tiene su instinto de caza, pero lo hará peor que cuando tenga dos años. La leyenda viene por la convivencia cercana de estos dos animales. Para un perro, un gato desconocido corriendo siempre es y será una provocación.