El glaucoma representa un grupo de enfermedades oculares que causan daño en el nervio óptico. En medicina veterinaria el glaucoma en perros y gatos siempre va acompañado de un aumento de la presión intraocular (PIO).
Este aumento de la PIO genera una lesión irreversible en las células ganglionares de la retina y sus axones, así como en el nervio óptico, provocando un deterioro progresivo de la función visual y finalmente ceguera.
Pero, ¿por qué se eleva esta presión intraocular? Pues bien, primero debemos entenderla
Como podemos observar en la imagen, la cámara anterior del ojo es la cavidad comprendida entre la córnea, el iris y el cristalino. Se encuentra rellena de una sustancia parecida al agua, llamada humor acuoso.
El humor acuoso se produce en el epitelio del cuerpo ciliar, pasando a la cámara posterior antes de fluir a través de la pupila hacia la cámara anterior, donde la mayor proporción del humor acuoso se drena por el ángulo iridocorneal. La producción y el drenaje del humor acuoso es un sistema en continuo equilibrio para mantener la presión intraocular dentro de un rango fisiológico.
Presión intraocular (PIO) fisiológica en perros y gatos:
Perro es de 15.7 ± 4.2 mmHg
Gato de 22.6 ± 4.0 mmHg siendo el máximo de presión intraocular de 25 mmHg.
Sin embargo, el drenaje del humor acuoso puede verse dificultado por diferentes alteraciones que afecten al ángulo iridocorneal, ya sean patologías primarias/congénitas o secundarias a otras enfermedades oculares.
Cuando se produce esta dificultad para el drenaje del humor acuoso, se produce un acúmulo de humor acuoso en la cámara anterior, que eleva la presión intraocular, dañando así las células constituyentes de la retina y el nervio óptico.
Clasificación del glaucoma en perros y gatos
Según la causa el glaucoma en perro y gatos se clasifican en tres grandes grupos:
Glaucoma primario
La elevación de la PIO se desarrolla sin enfermedades oculares concurrentes, es hereditaria en diferentes razas de perros y se puede desarrollar en ambos ojos.
Glaucoma secundario
Se producen debido a una enfermedad ocular concurrente o patología sistémica que obstruye físicamente las vías de salida del humor acuoso, generando así el aumento de la PIO. Este tipo de glaucoma puede ser unilateral o bilateral, y no se heredan, excepto algunas razas con glaucomas debidos a luxación de cristalino.
Congénito
Son menos frecuentes, aparecen en perros menores de 6 meses de edad y se deben a anomalías del desarrollo del segmento anterior.
El equipo de oftalmología explora a una paciente con sospecha de glaucoma.
¿Cómo sospecho de glaucoma? ¿Qué signos tiene el glaucoma en el perro y en el gato?
Existe un gran número de signos clínicos asociados al glaucoma en perros y gatos. Estos signos pueden variar en función de las causas que lo producen, así como de la severidad o del tiempo que lleva instaurado en el paciente.
Su evolución es insidiosa comenzando con signos clínicos sutiles como midriasis, edema corneal transitorio, congestión episcleral y ligero aumento de la PIO (aproximadamente entre 25-30 mmHg). Según avanza la enfermedad los signos clínicos son más pronunciados y se pueden detectar estrías de Haab, buftalmia, subluxación o luxación de cristalino, atrofia de retina y nervio óptico… llegando finalmente a la ceguera.
Glaucoma secundario
Presenta signos similares al primario, pero la causa del aumento de la PIO es evidente como por ejemplo una uveítis anterior, tumor intraocular o luxación de cristalino entre otras.
Glaucoma congénito
Aparece en cachorros entre el primer mes y hasta los 6 meses de edad. El primer signo clínico que se detecta es una rápida buftalmia (aumento del tamaño del globo ocular) con incapacidad de cierre total de los párpados y lesión corneales por exposición.
Y dependiendo de lo agudo o crónico del proceso, el glaucoma puede presentar distintos signos:
Glaucoma agudos
Ceguera: El daño ejercido por el aumento de la PIO en los axones y las células ganglionares de la retina, así como el daño en el nervio óptico produce la pérdida de visión.
Dolor: en casos agudos y con PIO > 40-50 mmHg puede ser tan intenso que el animal puede mostrar decaimiento.
Edema corneal: puede ser difuso y muy evolucionado en los casos agudos, impidiendo así la gonioscopia del ojo afectado.
Midriasis: una pupila dilatada y que responde levemente o no a la luz. Es resultado de la parálisis del músculo esfínter de la pupila. Sin embargo, en caso de que el glaucoma sea secundario a uveítis, la pupila puede presentar una ligera miosis.
Glaucomas crónicos
Buftalmia: la hipertensión intraocular produce un estiramiento de las diferentes túnicas oculares aumentando así el diámetro del globo ocular. Generalmente cuando se produce la buftalmia, la pérdida de visión es definitiva, excepto en animales muy jóvenes, los cuales pueden mantener aun visión.
Estrías corneales de Haab: causadas por la ruptura de la membrana de Descemet al producirse la distensión del globo ocular.
Congestión epiescleral: los vasos epiesclerales ingurgitados son sugestivos de glaucoma entre otras patologías.
Otros: neovascularización corneal, atrofia de iris, cataratas, sub/luxación de cristalino, atrofia de retina y nervio óptico, úlceras corneales por exposición, ceguera…
¿Cómo se diagnostica un glaucoma en perros y gatos?
En primer lugar, debemos fijarnos en la sintomatología y el tiempo de duración de los signos clínicos que presenta el animal, así como la raza, y otras patologías tanto oculares como sistémicas que pudiera presentar.
Después, debemos realizar un examen oftalmológico completo, incluyendo gonioscopia.
En este examen, se deben medir las PIOs pues nos ayudarán a encauzar el diagnóstico.
Cuanto mayor sea el tiempo que la PIO permanezca elevada menores son las probabilidades de restaurar la visión (>24-72 horas, suele acompañarse de una pérdida irreversible de la visión).
Por tanto, en urgencias, esta será nuestra mayor meta, conseguir reducir las PIOs y mantenerlas dentro del rango fisiológico, con el objetivo de evitar la instauración de una ceguera irreversible, así como el tratamiento de la causa subyacente en el caso de los glaucomas secundarios.
Tratamiento del glaucoma en el perros y gatos
No es posible un régimen de tratamiento único para el glaucoma en perros y gatos, debido a la gran variación de tipos de glaucoma con diferentes etiologías y etapas de presentación.
Aunque en todos ellos en primera instancia es fundamental mantener la PIO dentro del rango fisiológico para conservar la visión y tratar la causa de los glaucomas secundarios, como por ejemplo una intervención quirúrgica de urgencia para resolver una luxación anterior de cristalino.
El tratamiento médico para bajar y controlar la presión intraocular, se centra en tres objetivos en general:
Reducir el volumen intraocular
Reducir la producción de humor acuoso
Favorecer la salida del humor acuoso
Una vez que la presión intraocular es controlada en urgencias, se valorará si el globo ocular sigue manteniendo visión o si se ha establecido una ceguera irreversible.
Este factor es esencial para decidir las posibles alternativas quirúrgicas que el servicio de oftalmología puede ofrecer.
Si el glaucoma se controla con tratamiento médico y el paciente mantiene la visión, se ofrecerán cirugías que apoyen al tratamiento médico para el control de la presión intraocular a largo plazo, como son las cirugías de colocación de gonioimplantes en la cámara anterior, fotocoagulación con láser transescleral o ciclofotocoagulación endoscópica con diodo.
En caso de que la ceguera se hubiera establecido y la PIO no se controle con el tratamiento médico, con el objetivo de eliminar el dolor del paciente se opta por enucleación, evisceración intraocular con colocación de prótesis intraescleral o inyección de gentamicina intravítrea.