La eclampsia o fiebre de la leche es la carencia de calcio que afecta a las perras lactantes. Este es uno de los nutrientes esenciales que precisan los hambrientos cachorros neonatos y que la madre canina trata de facilitarles en la cantidad que necesitan. Sin embargo, debilitada tras el parto, su cuerpo no siempre produce el calcio a la misma velocidad que lo demanda la camada. Aprender a reconocer los síntomas de esta enfermedad es esencial, ya que si no se trata a tiempo, la eclampsia puede provocar el fallecimiento de la perra.
Reconocer la eclampsia en la perra
La eclampsia o fiebre de la leche, que afecta a dos de cada mil mujeres embarazadas -según los datos de la revista científica 'Med Friendly'-, no es una dolencia exclusiva de las personas, sino que también afecta a otros mamíferos, como el perro. Entre los síntomas para reconocer la enfermedad, destacan el nerviosismo y una anormal excitación en la perra lactante, signos que pueden avisar de que sufre un déficit de calcio en la sangre. Los jadeos excesivos y el estrés del animal son consecuencia de un desarrollo inicial de la eclampsia.
"Es más frecuente en perras de tamaño pequeño que paren varios cachorros", señala el veterinario Fausto Andrés, del Nexo Centro Veterinario Punta, en Huelva. Sus cuerpos no son tan fuertes o se cansan con mayor celeridad ante las exigencias de su hambrienta prole, que acaba con los depósitos de calcio de la hembra.
La carencia de calcio impide el normal funcionamiento del cuerpo de la perra y afecta de forma especial a sus músculos, al causar temblores y espasmos. Incluso el animal caminará de un modo descoordinado. La escasez de calcio explica además que, en ocasiones, la hembra lactante pierda el interés por los cachorros que amamanta y que tanto le exigen.
Fiebre en la perra con eclampsia
Una carencia prolongada de calcio en la sangre agrava los problemas para la hembra: sube de forma notable la temperatura corporal -"por eso a la eclampsia también se la conoce como la fiebre de la leche", apunta el veterinario- y la respiración es cada vez más dificultosa. Incluso provoca convulsiones acompañadas de contracciones de los músculos de su cuerpo y son posibles las pérdidas de conocimiento. La perra puede morir de agotamiento si no se aplica el correcto tratamiento.
Estos continuos espasmos pueden desencadenar un paro cardiaco a las pocas horas de comenzar. La gravedad de los síntomas de la eclampsia obliga a reforzar la vigilancia durante el embarazo y la lactancia de la perra, además de hacer necesario acudir con urgencia al veterinario ante cualquiera de estos indicios.
La eclampsia de la perra es una enfermedad grave
"La hembra lactante necesita calcio para formar la leche y su cuerpo lo obtiene de su sangre y huesos", explica el veterinario Fausto Andrés, del Nexo Centro Veterinario Punta, en Huelva. El embarazo es, junto con la lactancia, una de las etapas de la vida en la que más requerimiento de energía se precisa. Los fuertes cambios que experimenta el cuerpo de la hembra para alojar a los cachorros que crecen en su útero requieren dosis de nutrientes extra, que el dueño debe suplir con ciertos cuidados específicos en la alimentación de la perra gestante.
Tras el parto, sin embargo, no acaba el trabajo para el animal. La producción de leche para amamantar a la hambrienta camada supone un desgaste faraónico para el cuerpo de la perra, ya debilitado por las nueve semanas de la gestación. La lactancia es un trabajo extenuante que durará, al menos, otras seis semanas.
Una hembra de perro que padece eclampsia pierde la facultad de suministrar el calcio con la urgencia que exigen sus cachorros. Recurrirá, por tanto, a las reservas de este mineral presentes en su propia sangre.
Cuando los niveles de calcio en la sangre del animal bajan demasiado, pueden causar graves daños a nuestra mascota. "Si no se actúa pronto, la eclampsia dañará el sistema nervioso de la perra y puede provocar, incluso, su muerte", advierte Andrés.
Los cachorros de una perra con fiebre de la leche
Los hambrientos cachorros lactantes requieren mucho de su madre, más de lo que una hembra que padece fiebre de la leche es capaz de darles. Separar a la camada de la perra de forma temporal puede ayudar a que nuestra amiga de cuatro patas se recupere, si bien no es sencillo que una perra acceda a alejarse de sus cachorros neonatos, a no ser que el animal pierda el interés por ellos a causa de la enfermedad.
En caso de permanecer juntos, el dueño debe extremar la vigilancia sobre la camada e impedir que accedan a los pezones de la perra para amamantar. Una alimentación específica para los cachorros lactantes puede suplir, en este caso, los requerimientos de alimentación de los pequeños.
Tratamiento y prevención de la eclampsia en la perra
Cualquier síntoma de la eclampsia es motivo suficiente para realizar una rápida visita al veterinario. A menudo, un análisis de sangre basta para medir la concentración de calcio en la perra y diagnosticar de forma adecuada la enfermedad.
El médico canino también podrá aconsejar acerca de los tratamientos más adecuados para la perra, que dependerán de la gravedad de la eclampsia. “Suministrar calcio a través del suero suele ser suficiente para recuperar los niveles que la perra precisa”, asegura el veterinario Fausto Andrés.
Algunos suplementos especiales de leche resultan beneficiosos para las hembras que padecen eclampsia, por lo que conviene añadirlos a la dieta habitual de una perra en estado de gestación. La vitamina D ayudará a que el cuerpo de la perra absorba parte del calcio que precisa. Los aportes de minerales inyectados son otra forma de añadir el calcio que necesita la perra enferma.