John Dolan había pasado los últimos 20 años entrando y saliendo de la cárcel por delitos menores. La soledad se aporderaba de él en las calles de High Street, el barrio londinense de Shoreditch, mientras su creatividad fluía en el papel. Sentado en la calle todos los días, Dolan empezó a dibujar aquellos edificios que a menudo pasaban desapercibidos y eran ignorados por los transeúntes. Tras tres años como ilustrador callejero, logró convertirse en parte de la comunidad y en una pieza fundamental del paisaje urbano de Shoreditch High Street.
Claramente, esos años cambiaron su vida por completo. Pero lo que realmente le animó a seguir adelante fue la compañía de George, un perro que le dió una luz de esperanza en sus días de soledad y que vigilaba con gran atención el sombrero que reunía las monedas de los viandantes que apreciaban el talento de John. Desde que el perro apareció en la vida del autor gracias a dos vagabundos que se lo ofrecieron a cambio del coste de una cerveza, su ilusión por seguir avanzando en el camino del arte resurgió aún con más fuerza; George se encontraba a su lado día tras día y el cariño y la amistad entre ambos suplía el vacío de soledad y tristeza de la vida en la calle. Fue así como George se convirtió en su nueva inspiración y en el protagonista de sus retratos con los que, junto a los dibujos que ilustraban el paisaje urbano, pretendía reunir el dinero suficiente para volver a tener un hogar.
Y le llegó su gran oportunidad. Hace un año, la galería Howard Griffin de Londres se interesó por los cada vez más depurados paisajes arquitectónicos del autor y le ofreció exhibir una selección de ilustraciones para la exposición, en conjunto con artistas urbanos consagrados como el británico Ian Stevenson, el español Pelucas, el alemán Flying Fortress y los israelíes Broken Fingaz, entre otros. Hoy, la Howard Griffin vuelve a reunir el trabajo del ilustrador en "John Dolan - John and George", una muestra centrada en la historia de Dolan y su perro que se inauguró el 17 de julio y permanecerá en cartel hasta el 17 de agosto.
La exposición está compuesta de cientos de ilustraciones que marcan el paso del tiempo; Cada dibujo simboliza un nuevo día y la presencia del perro, lo único seguro y estable en la desordenada vida del autor. Como escenario de la muestra, la galería recreará en sus instalaciones la calle en la que pinta a diario el artista, y que ha sabido convertir en su microcosmos creativo. Además, la exposición coincide con la publicación de la autobiografía del ilustrador, en la que cuenta su historia de supervivencia a través del arte y que será editada este mes en inglés por Random House.
La historia de John Dolan es un claro ejemplo de cómo un perro te puede llegar a cambiar la vida. Gracias a su fiel compañía, Dolan es actualmente el artista más famoso del este de Londres y ha dejado atrás aquellos caóticos 20 años en los que su vida no seguía un rumbo definido.
Articulo publicado en MundoAnimalia
