Este lunes me pasaron un teletipo de EFE que lo afirmaba. Mimar
demasiado a nuestros perros no es conveniente y les despoja de su
dignidad.
Titular llamativo con un contenido elaborado entrevistando a la
psicóloga Carmen Castro, especialista en terapia asistida con animales
de la asociación Hydra, que me dejó bastante fría. Toca demasiados palos y hay afirmaciones que al despojarse de más explicaciones quedan en erróneas.
No sé si será la forma en la que EFE lo ha redactado, me temo que sí. Me da la impresión de que han
querido condensar una charla extensa, con demasiados frentes abiertos,
en pocos párrafos; y, claro, se ha quedado todo demasiado pillado por
los pelos y cosas con las que no estoy de acuerdo así planteadas, aunque en otras coincida.
Pero voy a dejaros primero el teletipo y luego lo seguimos comentando, que si no nos vamos a perder:
Tratar a los perros como si fueran seres humanos
mimándolos y satisfaciendo más necesidades de las que realmente
requieren puede generar comportamientos agresivos e incluso provocar la
pérdida de su dignidad como animales, ha explicado a Efe la psicóloga
Carmen Castro.
Esta especialista en terapia asistida con animales advierte a los
dueños que conceden a los canes una posición superior a las que les
corresponde en el hogar de que están actuando “contra su naturaleza”
porque estos animales domésticos necesitan normas, disciplina, horarios y límites, no “ser humanizados”.
Pese al cariño que pueden ofrecer, supliendo el vacío emocional de
sus dueños, estos animales no juzgan a los seres humanos y deben ser
integrados en la familia sin sufrir una “antropomorfización” o tendencia
a ser humanizados.
“Consentirlos de forma excesiva es tan malo como maltratarlos, es el otro extremo” avisa
Castro, porque un perro puede llegar a presentar comportamientos
agresivos y dominantes cuando las personas les acostumbran a
comportamientos antinaturales como permitir que duerman en el sofá, pasearlos en carritos o ataviarlos con calzado para protegerse de la lluvia.
En este sentido, la experta recuerda que el uso de algunos materiales
en la indumentaria empleada para animales puede dañar su piel al tener
un “subpelo que les protege tanto del calor como del frío”; cubrirlos
con ropa dificulta además sus movimientos y “dejan de sentirse cómodos”.
Por ello, el dueño debe imponer unas normas de convivencia lógicas
que posibiliten la buena conducta del animal y esto se logra, en primer
lugar, desechando creencias irreales pues “el perro no piensa que no le
hayas dedicado todo el esfuerzo”.
A diferencia de otros animales como los gatos que presentan una mayor independencia, los perros suelen ser los “más consentidos” de la casa, una conducta errónea que
según la experta se está extendiendo a otras mascotas exóticas como
hurones y cerdos vietnamitas, que reciben también muchos cuidados y
trato “casi de humanos”.
Entre los dueños que “miman desmesuradamente” a sus mascotas,
la especialista distingue a las personas que no han tenido hijos y que
viven solas, las parejas que tratan a su perro “como uno más de la
familia” y las que presentan “mucha sensibilidad por la naturaleza”; muchas de ellas suelen ser personas con “falta de cariño” que llegan a defender a su animal como si fuera su propio vástago.
La difusión de vídeos de maltrato animal a través de las redes
sociales, a su juicio, es otro de los factores que afectan a las
personas más sensibles pero tiene un doble efecto: positivo, en cuanto a
que potencia la adopción o acogida, y negativo, por la obsesión de
algunas personas de “compensar el sufrimiento que han pasado” sus
animales.
También existen los que consienten demasiado a sus mascotas porque
siendo niños no les permitieron tener una y al llegar a la independencia
de la edad adulta han querido satisfacer esta demanda propia pero luego
“se sienten perdidos” porque no conocen bien qué cuidados deben
ofrecerles y les otorgan “demasiados caprichos” sin conocer los efectos negativos que pueden generar.
Tratamientos lujosos de belleza o degustación de platos exquisitos son vicios que deben ser erradicados
y, aunque a muchas personas les resulte difícil asumirlo, Castro
asegura que es posible si marcan pautas de rutina lógica para que los
animales “sepan qué sucederá en todo momento”, como establecer horarios
de paseo, comida y descanso en el hogar.
Cuidar bien del perro no supone darle un estatus mayor del necesario,
por lo que esta experta aconseja saciar las necesidades básicas del
mejor amigo del hombre si bien normalizando su puesto en el hogar, que
debe estar “por debajo del hijo más pequeño”.
Como psicóloga especialista, Castro se dedica al trabajo con perros
especialmente entrenados para desarrollar tratamientos en residencias de
mayores y paseos terapéuticos dirigidos a personas discapacitadas
A ver, es cierto que hay personas que compensan sus carencias
emocionales con animales, igual que las hay que las compensan con otras
personas, comprando o sumergiéndose con entusiasmo en las redes
sociales. Hay gente con carencias emocionales, es un hecho, y solo ese tema y cómo lo contrarrestan daría para un libro entero.
También es cierto que hay mucha gente que se mete a tener perro sin
estar preparada, sin saber educarlos. Por suerte la mayoría de perros
tienen un fondo estupendo y prácticamente se educan solos. Por
desgracia, no siempre es así. Y lo primero no quita que deberíamos
conocer la naturaleza y necesidades del animal que vamos a meter bajo
nuestro techo.
Lo de los escalafones superiores e inferiores, los alfas, los betas y los omegas son teorías que ya empiezan a ser superadas
afortunadamente. Eso no quita que, efectivamente, los perro necesitan
normas, límites, ejercicio y cariño, con la consideración de ser un
miembro más de la familia.
Los límites dependen de cada familia. En un animal bien socializado e
integrado en la familia, que se le permita subir al sofá o no es algo
irrelevante.
Me parce muy desafortunado el párrafo en el que se habla de las personas que “miman desmesuradamente” a sus perros. Por supuesto que nuestros perros son un miembro más de la familia.
Y así debe ser. ¿Qué es “mimar desmesuradamente”? Porque si se refiere
con ello a tenerles en esa consideración y permitir ratos en el sofá no
puedo estar de acuerdo. Y categorizar a los dueños que “miman
desmesuradamente” como gente frustrada por no tener hijos y a personas
con “mucha sensibilidad” que han tenido “falta de cariño” es osado y
simplista.
Afirmar que si uno ama a sus perros como miembros de su familia es
porque no tiene hijos en los que depositar ese amor o porque no recibe
cariño de otros seres humanos me parece una barbaridad.
Ojalá pudiera conversar con Carmen Castro para aclararlo todo, insisto en que me da la impresión de que en realidad estamos de acuerdo y es la manera en la que ha condensado el periodista la charla la que ha dado lugar a un texto tan discutible.
Para terminar, en algo sí que voy a estar de acuerdo. Es cierto que hay gente que está excediéndose en las atenciones que prodiga a sus animales alcanzando incluso el maltrato. No a los niveles de ‘hijoputismo’ que yo he visto y mostrado en este blog, pero maltrato a fin de cuentas.
Prácticas como estas de abajo no me atrevo a decir que sean maltrato,
aunque con el surf, tentada me siento. La cara de los animales no me
parece que sea de satisfacción y en algún caso se les está haciendo
correr riesgos sin necesidad (me da la impresión de que para salir en la
tele o triunfar en youtube). Es excesivo, innecesario.
Lo mismo pienso al ver estos hoteles de lujo para perros. Son ganas de tirar el dinero. Un perro no necesita un hotel de lujo de esas características. Siempre pienso en lo absurdo que es dedicar dinero a algo así y no a salvar vidas de otros perros en riesgo de perderla.
Sí son miembros de nuestra familia, pero sobre todo son animales, son
perros. No son un complemento de moda, algo mono con lo que conseguir
más resonancia en nuestras redes sociales, no son bebés. No se puede
perder de vista lo que es un perro, su naturaleza, sus necesidades y
características, para respetarlas y no pretender cambiarlas.
Los perros son maravillosos siendo perros.