Siempre se habla de que un perro
adquirido de pequeño es mejor como mascota, pero eso dependerá de que
tanto podamos ofrecerle, antes de decidir educar desde el comienzo a un
cachorrito hay que considerar un par de factores.
¿Tenemos el tiempo para un cachorro pequeño?
No se trata sólo de alimentación, higiene y un lugar para dormir, estamos hablando de educación,
un cachorro pequeño necesita forjar su temperamento, desarrollar su
inteligencia y aprender a interactuar con perros y personas, si no le
damos un ambiente propicio estos aspectos no se desarrollarán y no
tendremos un perro equilibrado o con todo su potencial.
Las demandas de atención y experiencia aumentan según más joven el cachorro, un perro de unas cuatro semanas
está recién aprendiendo a interactuar con el mundo, comenzando su etapa
de socialización, momento en el que necesita recibir gran cantidad de
estímulos para desarrollar su sistema nervioso y que este se adapte a
las distintas situaciones. Un perro que no aprende a interactuar
correctamente en esta etapa crucial (de 4 a 8 semanas aprox.) no
posee un desarrollo cerebral que le permita desenvolverse con soltura
en el futuro, le ponemos de inmediato un techo más bajo a su capacidad y
dependiendo del grado de las carencias podríamos arruinar su futura
conducta.
Así un perro que no conoció gente desde pequeño reaccionará con mucha ansiedad ante las personas una vez adulto,
podemos entonces enseñarle a no actuar de forma indebida, pero no le
quitaremos el stress de encontrarse con situaciones para las que no está
preparado. Por lo mismo un cachorro en etapas tempranas exige gran
cantidad de estímulos y atención, ver perros y aprender a tratarlos,
conocer personas y aprender a relacionarse con la “manada” humana,
aprender las normas de dominio-sumisión, etc.. Si no se sabe cómo o no
se está dispuesto a brindar a dedicación necesaria es mejor un perro con
un carácter algo más formado.
¿Un perro ya adulto será menos fiel?
Es
indudable que un perro criado de pequeño, si fue bien manejado, estará
más amoldado a nuestras exigencias, pero que un perro nos considere su
amo y, por lo tanto, su líder y protector puede darse a cualquier edad.
Si su vida ha sido poco grata o si simplemente lo convencemos de que
nuestro hogar es el mejor lugar que existe, entonces nos estará muy
agradecido. Incluso y contrariamente a lo que muchos creen, un perro
adulto puede ser adiestrado y aprender a comportarse, incluso un adulto
joven es más fácil de adiestrar que un cachorro distraído y hasta los
perros viejos dan sorpresas.
La
mayor ventaja está en que requieren menos dedicación que los cachorros,
pues tenemos una carga menor a lo que a formación se refiere, por
supuesto esto mismo se vuelve algo negativo si las condiciones en que se
desarrolló fueron adversas.
¿Qué edades son más críticas?
Antes
de las cuatro semanas jamás deberíamos separar al cachorro de la madre,
aún no comienza siquiera a aprender que es ser un perro.
Luego
de las 4 a 8 más o menos el perro aprende conductas muy difíciles de
corregir luego, lo mismo con las carencias, además tiene que aprender a
ser perro y, por todo ello, necesita a la madre.
Se dice que a los 45 días es un buen momento para evaluar la estructura del cachorro.
Aproximadamente
a los dos meses el perro está en una buena edad para ser llevado a un
hogar, entre las 7 a 10 semanas (idealmente en la séptima) se realiza el
Test de Campbell, en caso de querer hacerlo.
Entre
los 4 o 6 meses en perro aumentará su nivel de agresividad, se hace muy
importante el no haberle permitido conductas de pequeño que más tarde
pudieran volverse violentas, lo que no se acepta de adulto tampoco se
hará de pequeño.
Desde las 10 a 13
semanas hasta los 6 o nueve meses el perro es un joven, con todo lo que
implica, juegos, gran actividad y muchas conductas destructivas si no se
satisfacen estas necesidades.
¿Hay excepciones?
Si,
vemos que las condiciones del criadero o lugar donde se encuentra el
cachorro no son adecuadas y aún así queremos adquirirlo, entonces hay
que sacarlo pronto de ahí, pero sin olvidar la gran responsabilidad que
conlleva y los posibles problemas.
Un
perro que creció en una jaula de una tienda probablemente será torpe
socialmente o inseguro, lo mejor es no comprarlos para no motivar este
tipo de negocios, pero si se insiste en hacerlo, mejor que sea pequeño
antes que comprarlo aún más dañado (incluso físicamente) a mayor edad.
No
podemos olvidar que el perro es un animal tremendamente social, eso
implica que sus habilidades para interactuar con los demás sean
complejas y además vitales para su futuro.
Agradecemos la colaboración para la publicación de este articulo a: Leonardo Sepúlveda Lagos