El pasado dia 5 de Junio se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente. Nada mejor para celebrarlo que un poco de optimismo.
Es el tema y título de la exposición que jalona una parte de la actual Feria del libro de Madrid. No voy a repetir lo que en esas cartelas escribí pero sí pretendo recordar el propósito general de la misma. Que no es otro que un alto para descansar, un sorbo de vida, una bocanada de aire fresco. Como nos atiborran con la comida basura que son las malas noticias apenas queda tiempo para saborear la pequeña exquisitez de lo bien hecho. Lo restaurado pesa poco frente a lo demolido. La coherencia no es noticia porque es saqueada sin cesar por la demencia. Y así hasta donde se quiera imaginar. Con las aliviadoras excepciones que siguen salvando esta civilización tan Sodoma.
Conviene recordar al respecto que algunos de los grandes desastres han sido convertidos en su contrario. Es el caso, por ejemplo, de tres ríos como el Támesis, el Sena y el Nervión. Este último, la ría de Bilbao por tanto, era considerada hace tres décadas como el punto más negro del planeta. Ahora se ha vuelto a poder pescar en sus aguas.
Las plantaciones de árboles arrecian por todas partes y poco sostiene tanto como los árboles en pie. Se están consolidando cinturones verdes, de miles de kilómetros, en China, Sahel, Australia.
Nada extraña ya disponer de una considerable oferta de productos ecológicos a la hora de comer, beber, desplazarse, limpiar, alumbrarse o decorar.
Un puñado de especies que dábamos por sentenciadas a la extinción andan remontando el vuelo. Tenemos protegido casi un 15 % de las tierras emergidas...
La información ambiental se consolida como género periodístico.
Destaquemos también la consolidación de las grandes ong,s ambientalistas.
Minas a cielo abierto, es decir descomunales socavones desprovistos de toda vida, han sido convertidos en bosques, lagunas, viñas y olivares.
Es poco, pero estupendo.
GRACIAS Y QUE ESTAS BUENAS NOTICIAS OS ATALANTEN QUE NO ES PARA MENOS.