Hoy os presento la historia de Sam Van Arsdale y su perro Jim: una de las tantas hermosas relaciones de amistad entre perros y personas, salvo que ésta tiene un tinte especial, singular y mágico. Bien podría pasar por un cuento fantástico. Sin embargo, fue un acontecimiento real y verídico. Muchas veces, la realidad supera la ficción. Ver para creer, pasen y lean…
Allá por los años veinte, en la ciudad de Marshall, Missouri, en los Estados Unidos, vivía el señor Van Arsdale a quien le gustaba salir de cacería, actividad muy cuestionable para los que queremos a los animales, pero que sirve de trasfondo para presentarles una historia realmente extraordinaria.
Un día, el señor Van Arsdale fue a comprar un setter inglés de la variedad Llewelyn para que lo acompañara en sus aventuras. Aunque los otros perros de su camada se vendieron por veinticinco dólares cada uno, le tenían poca fe a Jim, a quien ofrecieron por menos de la mitad, a pesar de ser de pura raza e hijo de campeones de Louisiana. Jim, de pelaje blanco y negro, participó de entrenamientos de caza, pero mientras los otros tres perritos hacían los ejercicios, Jim se echaba bajo la sombra y los contemplaba. Tal vez, porque no quería hacerlos, o tal vez, porque no los necesitaba.
Con la llegada del otoño, el señor Van Arsdale lo llevó de cacería por primera vez y todo cambió. Jim fue capaz de divisar una nidada de codornices y quedarse allí señalando el camino hacia ella. Y es que eso es lo que significa setter: ‘el que se queda junto a la presa y marca el camino para encontrarla’. Jim era un excelente cazador, sólo que no buscaba donde sabía que no iba a encontrar. Era, en verdad, un perro inteligente: lo suyo no era vagancia ni falta de interés; muy por el contrario, era ahorro de tiempo y energía. Esa estrategia lo hizo famoso y la revista norteamericana Outdoor Life Magazine (revista “Vida al aire libre”) presentó a Jim en un artículo como “el perro de caza por excelencia del país”.
Pero la caza fue, tan sólo, una de las áreas en las que Jim se destacó. Entendía todas y cada una de las palabras que su dueño le decía. Van Arsdale le daba una orden y la cumplía a la perfección. Una vez, en el campo, le dijo: “vamos al nogal americano a descansar un poco bajo su sombra”. Y Jim se adelantó y se dirigió exactamente hacia ése árbol y no hacia ningún otro. Van Arsdale quedó impactado. Entonces, le pidió que luego fuera al nogal, y luego hasta el cedro y más tarde hasta un tocón y hasta donde había una lata. Jim fue a todos y cada uno de los lugares que su dueño le indicaba. Los vendedores del criadero de Louisiana no podían haber estado más equivocados.
Y eso no era todo: cuando su dueño se lo pedía, Jim podía identificar un auto por marca, color, estado y número de patente (o matrícula). También podía reconocer personas como “el ferretero” o “el visitante de Kansas”. Entendía órdenes en varios idiomas ¡y hasta en código morse! Eligió siete ganadores del Derby de Kentucky, y los de la Serie Mundial de béisbol. Podía predecir el sexo de un bebé que todavía no había nacido y anticipó que Roosevelt sería el candidato ganador en las elecciones presidenciales de 1936.
El señor Van Arsdale no salía de su asombro y llevó a Jim hasta la Universidad de Missouri para que el Dr. Durant, director de la carrera de Ciencias Veterinarias, junto con el Dr. Dickinson, de la facultad de Agricultura, y sus alumnos lo evaluaran: no le encontraron ninguna anomalía física en comparación con otros perros, y además, pudo ejecutar a la perfección las órdenes que le daban en el idioma que fuera. Por ejemplo, Van Arsdale le dijo: “hay un profesor universitario que se llama Dickinson. Muéstranos quién es”. Y Jim fue hasta donde este profesor se encontraba. Un profesor le preguntó en italiano dónde había un olmo y Jim se lo mostró. Otro profesor le pidió en francés que le mostrara un auto con un número de patente determinada y Jim lo hizo. Le hicieron preguntas en alemán, en español y Jim pudo comprenderlas todas. Luego de las evaluaciones, se concluyó que Jim tenía poderes ocultos que no se verían en otros perros por muchas generaciones. La Paramount Pictures filmó esa evaluación.
Luego de una demostración de sus habilidades en Kemmerer, Wyoming, se escribió un artículo en 1935 en la Gaceta de Kemmerer, en la que se lo llamó por primera vez y para siempre “Jim, el perro maravilla”. Además, se presentó ante la legislatura de Missouri y en la Missouri State Fair (la feria del estado de Missouri). Periodistas de distintos medios se acercaron a las actuaciones de Jim y se quedaron impresionados. Se escribieron unos cuantos artículos sobre él y hasta uno en Ripley, ¡aunque usted no lo crea! en ése momento medio gráfico y, más tarde, programa de televisión y sitio en internet. Jim ganó fama internacional y se convirtió en un perro estrella, aunque Van Arsadale no quiso que se hiciera una película sobre él. No se quiso lucrar con su perro.
Jim murió en 1937 durante una de sus tantas expediciones y se encuentra enterrado en el cementerio Ridge Park de Marshall, donde gran cantidad de gente lo visita a diario.
En 1999, el gobierno de la ciudad de Marshall inauguró el Jim the Wonder Dog Garden (El jardín de Jim, el perro maravilla), justo donde se encontraba el legendario hotel Ruff, en el que Jim y Sam Van Arsdale vivieron y del cual Van Arsdale era gerente. Allí, hay un monumento a Jim y una descripción de la mágica historia del habitante más ilustre de aquella ciudad…
Leer para creer… saquen sus propias conclusiones… si ese es su deseo…