Totalmente fascinantes, envueltos en un aura de misterio, independientes y la vez mimosos, los gatos nos atraen porque parece que nunca llegamos a conocerlos bien del todo, y fundamentalmente porque solemos comparar su comportamiento y hábitos con otra mascota tan popular como el perro. Repasemos los 5 mitos más extendidos sobre ellos.
Aunque saben valérselas por sí mismos, y es cierto que les gusta pasar tiempo a solas, los gatos son mascotas sociables que aprecian la compañía, tanto de su amigo “humano” como de sus congéneres. Debidamente socializados pueden crear vínculos con animales de otra especie, como los perros. Les gusta el juego y que les prestemos atención, sobre todo si tienen una relación estrecha con su dueño o con su familia desde pequeños, aunque, eso sí, aprecian que se respeten sus rutinas y su “territorio”.
¡Cuidado! Los gatos no tienen lactasa, la enzima que descompone la lactosa –azúcar– que contiene la leche de vaca. Por tanto, darle leche de vaca a un gato puede provocarle severos problemas gastrointestinales. Los gatitos deben tomar una leche maternizada especialmente formulada para ellos, no la leche de vaca u oveja que tomamos los humanos.
Como a los perros no, porque no son perros. Los gatos no necesitan órdenes ni “obedecer” a un líder humano. El perro es un animal social que vive en un clan jerarquizado donde existen grados de sumisión y tareas para cada individuo y, por el contrario, el gato “salvaje” es un animal solitario que solo se relaciona con sus congéneres para reproducirse y criar sus gatitos, con lo cual no necesita complacer a nadie, que es lo que el perro hace por naturaleza
No siempre. Esto depende mucho de la altura desde la que caigan. Si tienen tiempo de darse la vuelta sobre sí mismos, aterrizarán “de pie”. Si se precipitan desde una altura baja, es posible que no les dé tiempo de hacer esto y pueden caer sobre su cuerpo, lastimándose. Esta habilidad de girar sobre sí mismos para caer de pie la van adquiriendo durante sus primeras semanas de vida.
Existe la creencia de que los gatos son “traicioneros” y un poco ariscos, pero hay que considerar que el gato tiene su propio sistema de jerarquía, y que es el propietario el que debe procurar establecer un vínculo afectivo y de sociabilidad con su gato, tratándolo con afecto y pasando tiempo con él. Por supuesto, hay muchísimos gatos extremadamente sociables y afectuosos.