Caramelo, un dulce Beagle de 1 año, destroza la casa cada vez que se queda solo. Su dueño, Roberto, cree que lo hace como venganza porque no lo lleva con él. En cambio, para el médico veterinario especialista en comportamiento animal que atiende el caso Caramelo sufre de ansiedad por separación y por lo tanto le indica terapia comportamental y una medicación. Roberto, que es médico, se informa acerca de dicha medicación y se asombra al notar que se trata de un antidepresivo.
Estos ejemplos, que algunos años atrás hubieran existido sólo en la fantasía, son reales. Tal es así que para muchas personas lo sucedido con Caramelo y Nipur es sólo una muestra de que nuestros animales de compañía son tan "humanos" como nosotros. Sin embargo, podemos dar otra visión acerca de ello.
Los perros y los gatos reaccionan ante situaciones ambientales inadecuadas de diversas maneras; los humanos también lo hacemos. Los humanos tenemos emociones primarias tales como el miedo; ellos también. Los humanos tenemos emociones secundarias (sentimientos) y algunas especies animales seguramente también las tengan. Los animales pueden sufrir alteraciones en su comportamiento muchas de las cuales, al igual que en el caso de los humanos, probablemente se deban a problemas de adaptación al medio en el cual deben vivir y a diversas patologías. Sin embargo todo esto no los transforma en humanos ya que también hay muchas diferencias entre unos y otros, tanto psíquicas como anatómicas. La cultura, por ejemplo, es una característica exclusivamente humana.
Los perros que duermen con sus dueños mientras los hijos del matrimonio lo hacen en otra habitación pueden luego agredir a los niños, los gatos extremadamente mimados y luego obligados a usar sombreros de cumpleaños sufren un gran estrés, los perros que son tratados como bebés y que por lo tanto no se despegan del lado de sus dueños cuando éstos están en casa pueden realizar todo tipo de destrozos cuando son dejados solos. Estos animales no sólo pueden traer problemas durante la convivencia sino que NO son animales felices. Desde ya lo son mucho menos los animales que viven aislados o maltratados.
Las similitudes que muchas veces observamos entre nuestros animales y nosotros probablemente se deban a que tanto unos como otros pertenecemos al reino animal; siendo también probable que los humanos tengamos más lo del animal que los animales lo del humano y que actualmente tanto unos como otros estemos sufriendo las consecuencias de vivir en un medio cada vez más complejo.
Por lo tanto lo mejor que podemos hacer para respetar y mejorar la calidad de vida de nuestros animales es entender que ellos son lo que son y no lo que nosotros pretendemos que sean. Aunque ello no resulte una tarea sencilla.
Comportamiento animal