Las
razas perrunas actuales contienen tal remixgenético, fruto de los
innumerables cruces que han sufrido, que es muy difícil desandar el
camino de su evolución. Hasta ahora, varios estudios buscaron trazar su
árbol genealógico buscando familias genéticas después de analizar el ADN
de cientos de razas de cánidos actuales. El primero de ellos,
en 2002, concluía que los primeros perros domesticados debieron surgir
en algún punto de Asia, en lo que actualmente es China, hará unos 15.000
años.
Posteriormente, en 2010 se publicó otro estudio
que incluía el análisis de 900 perros y 400 lobos de distintas razas,
para tratar de encontrar el origen de esta domesticación. Ese trabajo
defendía que el origen más probable era Oriente Medio, donde se tienen
referencias arqueológicas de perros domesticados de hace 12.000 años.
"Los perros parecen compartir más similitud genética con los lobos
grises de Oriente Medio que con cualquier otra población de lobos en
todo el mundo", dijo el investigador de UCLA Robert Wayne, quien firmaba
ese estudio, que indicaba que el 80% de las razas de perros son razas modernas que han evolucionado en los últimos cientos de años, aunque haya algunas que se remontan a miles de años.
¿China u
Oriente Medio? Todos estos resultados no cerraban la puerta; el ADN
contemporáneo podía dar algunas pistas, pero no era la solución
definitiva. Los investigadores implicados en la búsqueda del primer Toby
ponían el objetivo en el estudio del ADN de animales desaparecidos: el
libro genético de fósiles de los primeros perros y de razas de lobos
extintas tenían la clave para desenmarañar esta evolución tan
fructífera. A ello se ha dedicado un grupo internacional de
investigadores, entre los que se encuentra el propio Wayne: en la
coctelera incluyeron lobos, perros actuales -desde basenji hasta dingos-
y coyotes. Pero también 18 muestras fósiles de canis antiguos, desde el primer fósil de tipo perro, de Bélgica y hace 31.000 años, hasta 10 tipos de lobos de hace miles de años.
Mucho antes que la agricultura
Los
investigadores que publican este Science han llegado a varias
conclusiones sorprendentes. En primer lugar, que los perros comenzaron a
domesticarse en Europa y que fue mucho antes de lo pensado: hace entre
18.800 años y 32.100 años. Y ya estaban integrados con los humanos hace
15.000 o 20.000 años, antes de que se desarrollara la agricultura.
"Estos resultados implican que los perros domésticos son la culminación
de un proceso que se inició con los cazadores-recolectores europeos y
los cánidos con los que interactuaron", explican los autores en su
trabajo.
El bioinformático español Francesc López, del
departamento de genética de la Universidad de Yale, que estuvo en el
germen de este proyecto (en 2005), explica sus conclusiones a Materia:
"Sin ninguna duda, la agricultura provocó grandes cambios en el proceso
de domesticación, pero nuestros datos demuestran que ese proceso empezó
mucho antes. Tenemos que entender la domesticación como un proceso
continuo y largo (y que aún sigue ocurriendo), más que como un evento
concreto en el tiempo". Según afirma López, el estudio consolida un
concepto revolucionario: "El perro fue el primer y único animal
domesticado antes de la agricultura". "La del perro es la primera
intervención consciente del hombre en el proceso evolutivo de otras
especies", añade.
Esto contradice una idea que se había
consolidado: que los perros comenzaron a acompañar a los humanos más
tarde, en los albores de la civilización, cuando se comenzó a domesticar
otros animales más provechosos como vacas, cerdos y ovejas, en un
preludio de la revolución agrícola del neolítico, después de que la
temperatura de la Tierra se templase y se retiraran los hielos. Un estudio reciente señalaba precisamente
que la domesticación de los perros llegó de la capacidad de ciertos
lobos para procesar el almidón de los cereales, que fue sustituyendo en
los basureros humanos a una parte de su dieta carnívora.
Según el
estudio publicado, liderado por Olaf Thalmann, "un escenario evolutivo
en consonancia con estos resultados es que la domesticación del perro se
inició cerca del Último Máximo Glacial, cuando cazadores-recolectores
cazaban a la megafauna", hace más de 15.000 años. Estos perros
primitivos se habrían aprovechado de los cadáveres que dejaban atrás
aquellos primeros cazadores, asegura Thalmann, y la relación podría
incluso haber llegado más lejos: el estudio sugiere que aquellos
lobos-amigos-del-hombre les pudieron proporcionar ayuda en la captura de
presas o defensas frente a grandes depredadores que competían por los
mismos objetivos.
"Si esto es
verdad, sugiere que las condiciones para la domesticación del perro no
son exclusivos de un lugar o tiempo, y añade una función para la
serendipia en el proceso que condujo a la domesticación temprana y
singular de un carnívoro grande y peligroso" como los lobos de aquella
época, concluye el estudio. Otro hallazgo sorprendente es de parentesco
entre lobos y perros. "La mayoría de los perros actuales resultaron
estar más estrechamente relacionados con los lobos antiguos que con los
modernos", explica Thalmann en Science, "la población que dio origen a
los perros modernos probablemente ya esté extinta".
López
defiende que este estudio "presenta el volumen de datos genéticos
antiguos sobre la domesticación del perro más grande, con gran
diferencia, respecto a lo publicado hasta este momento". Sin embargo,
este estudio tiene un importante talón de Aquiles. No se contó con
muestras de perros o lobos fósiles asiáticos, únicamente europeos o
americanos, lo que dificulta seriamente que pudiera situar en Asia el
origen de la domesticación.
"No es un estudio objetivo", critica
en Science el investigador Peter Savolainen, autor del paper de 2002que
localizaba en Asia la domesticación. "Es como pretender hacer un estudio
sobre el origen de los humanos sin incluir una sola muestra de fósiles
africanos", sugiere. Erik Axelsson, autor del estudio que relacionaba la
domesticación con el almidón, no es tan crítico y alaba los logros de
este nuevo trabajo: "Encontrar el origen de los perros ha demostrado ser
una tarea difícil y el estudio de ADN antiguo puede ayudarnos a avanzar
hacia la resolución de esta cuestión, por eso este estudio es tan
interesante", explica a esta redacción.
Axelsson, de la
Universidad de Uppsala, indica que hay poca información geográfica en
los árboles genéticos de los lobos, "probablemente debido a que los
lobos se mueven mucho". "No me sorprendería que la adición de más
muestras señalara que los perros modernos tienen un pariente cercano en
un lobo de alguna otra parte del mundo", añade. Como faltan muestras de
Oriente Medio y China, Axelsson reitera que "se necesitan más datos para
abordar el origen de los perros correctamente". Una pega importante que
deja todavía abierta la solución de este reto científico: el de ubicar
en algún punto del globo, en algún momento concreto, el momento en que
aquel lobo agitó feliz la cola al ver a un humano.
Escrito por Javier Salas en La Razón