Aunque no podamos definir una edad en la que se suspende la reproducción, el paso del tiempo afecta la eficiencia del animal en este aspecto, por lo que es atinado considerar un tiempo optimo para la procreación. Existen múltiples factores individuales para evaluarlo, pero esta aptitud en general comienza a disminuir en ambas especies después de los 5 años de vida.
La edad avanzada entonces, influirá en las mascotas en varias formas, una de ellas es aumentando el intervalo entre los celos, que aunque no afecte su reproducción, hace complejo predecir el momento en que se producirán.
De igual manera se acrecientan los fallos en la concepción, disminuyen en número las camadas y se incrementan las pérdidas de cachorros al igual que los defectos congénitos en los mismos.
Otro punto a tener en cuenta es la influencia de los sucesivos ciclos, los que pueden producir alteraciones en el útero, algunas causantes de infertilidad, (como la hiperplasia del endometrio). En perras añosas enteras, el desarrollo de quistes y tumores en ovarios, útero o vagina también aumenta (al igual que una mayor incidencia de tumores en las mamas)
Aunque puedan haber sido exitosos en el pasado, los partos en las “abuelas” deben vigilarse siempre, ya que presentan mayores posibilidades de ser anormales por causas maternas o fetales (distócicos)
Los cambios fisiológicos resultado de la preñez o un parto distócico, pueden aumentar o hacer expresar problemas preexistentes aunque no hayan afectado la gestación, por ello (independientemente de que a toda edad solo se deben servir las perras y gatas sanas, tanto física como comportamentalmente), en mayores de 6 años, un examen completo antes del servicio y (en caso de haber sido cubiertas accidentalmente) una cercana vigilancia tanto durante sus meses de gestación (2, aproximadamente) como en sus períodos de post parto y lactancia es de suma importancia.