¿Qué estudia la etología canina?
Esta ciencia, que investiga, describe y analiza el comportamiento espontáneo de los animales en su entorno, también estudia la conducta y los instintos del perro dentro de lo que se ha convertido su hábitat natural: la sociedad humana. Es lo que se conoce como `etología canina´.
Los estudiosos de esta disciplina son cada vez más requeridos por los propietarios de perros, dado el interés creciente que existe por comprender las necesidades de comunicación y comportamientos de las mascotas, y así proporcionarles una buena educación, que les permita disfrutar de una convivencia armoniosa.
A veces puede darse que un perro tenga conductas que sus propietarios consideran como `no deseadas´ y que, sin embargo, sí sean naturales en la especie.
Consulta con tu veterinario si tu perro tiene algún problema de comportamiento, él te puede derivar hacia un etólogo para que te ayude a comprender qué origina el problema.
¿Qué hace un etólogo canino?
Los etólogos, basándose en sus conocimientos y experiencia pueden asesorar a los propietarios de canes con conductas inapropiadas, problemas en su relación con su familia o con otros perros, fobias y temores, y otras alteraciones emocionales que afectan a nuestros mejores amigos.
Un etólogo ayuda a entender el origen del problema concreto de cada perro, analiza las causas y pautas que originan esas conductas preocupantes, para que toda la familia comprenda la raíz del problema y pueda ser capaz de ayudara su perro a superar esas situaciones conflictivas y que causan malestar emocional al propio perro.
¿Qué es un etograma canino?
El etograma es una descripción escrita de los patrones de conducta del perro en su vida y situaciones cotidianas.
En él, el profesional etólogo recopilará aspectos de la vida del perro, qué situaciones le gustan y cómo reacciona ante estímulos que le provocan angustia, temor o agresividad.
También se registra su relación con los miembros de la familia, con personas extrañas y con otros perros, cómo se comporta durante el paseo, cuál es su relación con la comida o cómo juega, por ejemplo, para valorar y reconocer el problema del perro y realizar sus recomendaciones.
Es importante comentar con el profesional cualquier aspecto sobre la salud del perro, por si subyaciera alguna patología que interfiera en un comportamiento normal.
Partiendo del diagnóstico se pueden establecer estrategias para proceder a solventar problemas, que, a veces, resultan complejos.
Tu colaboración con el etólogo canino es fundamental
Para la resolución de los problemas de comportamiento del perro, la etología canina precisa, además, de la indispensable complicidad y del compromiso y dedicación de los propietarios durante el tiempo necesario para tener éxito en la corrección de los malos hábitos, y en la erradicación de las conductas no deseadas.
¿En qué problemas te puede ayudar un etólogo canino?
Los problemas de comportamiento que aborda la etología canina son tan diversos como compleja es la mente canina, y abarca multitud de circunstancias, algunas de las más frecuentes son:
-Requerir la ayuda de un profesional puede dar seguridad a los propietarios `primerizos´, la asesoría en las pautas de educación y rutinas adecuadas ayuda a prevenir futuras dificultades cuando el cachorro llega a la edad adulta.
-La coprofagia, una conducta muy habitual, especialmente en los cachorros, que desorienta y preocupa a los propietarios.
-El estrés emocional y la ansiedad están en el origen de algunos de los problemas más comunes de los perros. Estos trastornos pueden desembocar en conductas destructivas por aburrimiento o en agresividad y fobia social.
-Las estereotipias son comportamientos anormales en los que el perro repite constantemente determinados movimientos sin un objetivo determinado. También pueden verse asociadas a comportamientos obsesivo compulsivos
– Miedos e inseguridades hacia otros perros u otros animales, hacia personas, objetos, entornos y situaciones concretas. Existen muchas causas que pueden provocar estas fobias y temores.
–Territorialidad, dominancia, posesividad con la comida, con objetos o con los propietarios, celos.
–Ansiedad por separación, orinar o defecar en lugares indeseados.