Rotundamente NO.
Esta afirmación, seguro la habéis oído en algún momento. Los argumentos son algunos como: «tiene que acostumbrarse a que meta la mano en su comida», «debe aprender quién es líder», «tiene que respetarme siempre aunque le quite su comida», «así nunca mostrará agresividad cuando come».
Molestar al perro cada vez que come, retirándole el plato, quitándole bolitas de pienso, no dejándole acceder a su comida, no hará otra cosa más que crear una mala asociación. El perro interpreta que la presencia de alguien cuando está comiendo puede resultar una amenaza, además de que aumentará su tensión cuando come o hará que coma con muchísima ansiedad. Hechos estos que podrían desembocar en conductas como agresividad por protección de recursos.
¿Cómo os sentiríais vosotros si cada vez que estáis comiendo alguien viene y os quita el tenedor, os mete la mano en vuestro plato, os roba comida del plato, o no os deja comer tranquilamente vuestra comida favorita? Quizás un día lo toleráis, pero seguro que si esto se repite, el momento de la comida pasaría a ser tenso en lugar de agradable. O incluso si siempre os lo hace la misma persona, evitaríais que se acercara cuando estáis en la mesa. Es más, probablemente acabaríais teniendo manía hacia esa persona que viene cada día a tocaros las narices, incluso fuera del contexto de la hora de la comida.
Es cierto que debemos acostumbrar a nuestros perros a que toleren nuestra presencia cuando están comiendo, y que se dejen manipular mientras lo hacen, o por qué no, sacarle algo de la boca en un momento determinado. Pero la manera correcta de conseguir esto no es molestándolo cuando lo hace, ya que acabarían por crear una asociación negativa entre nosotros y ese momento tan agradable para ellos.
¿Cómo debemos hacerlo entonces? Tenemos que enseñarle que nuestra presencia cuando come no es una amenaza, incluso que puede resultar algo muy bueno. Para ello, nos servirá algo tan sencillo como que cuando está comiendo, de vez en cuando y de manera aleatoria, podemos pasar por allí y añadir algo aún más rico que su pienso en su plato o al lado (un trocito de queso o salchicha, por ejemplo).
Si hacemos esto frecuentemente, nuestro perro estará encantado de que estemos cerca cuando está comiendo, porque sabe que eso significa que algo muy bueno para él puede ocurrir.