Nunca olvidaré ese silencio espeso de la ciudad confinada por la pandemia donde cantaba potente un mirlo como diciendo, no te preocupes, la vida sigue y es hermosa. Qué lejos queda ese recuerdo, y apenas han pasado dos años.
Pensábamos que de algo así saldríamos mejores, pero evidentemente hemos salido igual o peores. Las ciudades han vuelto a recobrar su ruidosa actividad disparatada de prisas, malos rollos, malos humos y atascos. Y el mirlo flautista, el carbonero chichipán, la golondrina parlanchina, el estornino silbador han vuelto a enmudecer.
En realidad siguen ahí, pero nuestra contaminación sonora oculta sus gorgoritos. Y también, hay que reconocerlo, hace mucho que no hemos vuelto a salir al balcón o a la terraza tan solo para escuchar el viento o sonreír al vecino.
Pero por fin llegó la primavera, tan viva y deseada como siempre. ¿Y si volviéramos a prestar atención a nuestras aves del barrio? Tampoco es tan difícil. Te doy a continuación algunos consejos que harán más sencilla esa búsqueda activa de la belleza sonora de unos pájaros que, está más que demostrado, curan el espíritu herido y nos hace más felices.
Decálogo para disfrutar del canto de las aves de barrio
El primer paso para desarrollar esta primavera el sentido de la escucha pajaril pasa por la concentración. Deja por un momento teléfonos móviles, músicas, series, preocupaciones y concéntrate en ese silencio sonoro del barrio. Céntrate en un canto, aíslalo en tu mente y trata de identificarlo.
¿Te parece imposible? ¿Eres de los que piensan que tiene escaso oído musical? Estás equivocado. Todos tenemos un excelente oído musical. Igual que reconocemos a nuestros conocidos y familiares por su voz, pues los hemos oído muchas veces, ocurre lo mismo con las aves. Con paciencia, tiempo, esfuerzo y atención lo podremos conseguir.
Te resumo a continuación 10 consejos que nos dan los expertos de SEO/BirdLife y nos permitirán lograrlo fácilmente:
Recuerda que la misma especie puede tener muchas vocalizaciones. Los cantos suelen estar muy elaborados (algunas especies tienen decenas de estrofas y combinaciones), pero los reclamos de alarma y contacto suelen ser cortos, porque la información ha de llegar muy rápido al destinatario.
Aprovecha las primeras horas de la mañana o las últimas de la tarde, pues las aves están mucho más activas en estos momentos de día.
No te aceleres, no corras, ve poco a poco. Escucha un canto que no conoces y busca a su emisor. Mientras lo encuentras e identificas, escucharás su canto muchas veces y eso quedará grabado en tu memoria. Además, habrás puesto mucho esfuerzo y atención en el proceso, lo que hace más sólido el recuerdo.
Evita en estas fases iniciales abusar de guías sonoras, webs y apps sobre cantos, ¡podría ser caótico mientras eres un aprendiz!
Usas reglas mnemotécnicas, palabras o frases que te ayuden a “describir” el sonido y el pájaro que lo emite. Por ejemplo, la oropéndola parece decir “tengo frío” o “te he visto el culo”, sí no es broma. También puedes comparar el sonido con algo cotidiano: “el verdecillo canta como freír con aceite”. El carbonero común hace «chichipan». También lo puedes anotar a tu manera para tratar de recodarlo más tarde: tal pájaro hace “chit-chit-chit” y este otro “pirruí-pirruí”.
Analiza el canto, el ritmo, el tono, los cambios y compáralo con los primeros cantos que aprendes, de las aves más comunes. Por ejemplo, la curruca capirotada canta como un mirlo pero es mucho menos potente y melodiosa.
Céntrate en dos o tres especies cada día y repasa luego sus cantos en la red. Hay webs geniales como la Enciclopedia de las Aves de España, Xeno-canto o eBird, y aplicaciones tan divertidas como Avefy.
Ve por delante y estudia los cantos de las aves más comunes de tu zona con ayuda de esas webs y apps.
También puedes grabar con tu móvil el sonido que escuchas gracias a la aplicación BirdNET que te ayudará a identificar de qué especie se trata.
Pero sobre todo disfruta del campito, el parque, la azotea, la ventana. Disfruta relajado de ese sonoro silencio tan fabuloso, el sonido de la primavera con alas.