Lo primero que tenemos que recordar es que la boca es una herramienta que los perros usan para comunicarse y explorar el mundo. También es empleada en sus juegos con otros perros y con los humanos o para llevar cosas de un lado a otro. En resumen que vale para casi todo.
Por todo esto es importante valorar el contexto en el que se producen estos mordiscos, sean leves o sean más vigorosos.
Cuatro son los escenarios más habituales en circunstancias normales
Los cachorros y los perros jóvenes satisfacen su curiosidad y sus ganas de conocer el mundo a través de la boca, lamiendo y mordiendo lo que se está a su alcance. Con pequeños mordisco más o menos controlados conocen las texturas y los sabores de los objetos que les llaman la atención, además de relacionarse con su congéneres y con los humanos. Juegan con lo que tiene alrededor, juegan a cazar y a perseguirse. Es también la manera de aprender a controlar su mordida y darle diferentes usos.
Además morder forma parte de sus juegos. Es muy normal que dos perros se dediquen en el parque a perseguirse y engancharse uno al otro con la boca. Y lo mismo hacen con nosotros. Cuando quieren jugar nos provocan con pequeñas mordidas para que empecemos a perseguirles y luchemos con ellos. Si tenemos tendencia a humanizar a nuestras mascotas, ¿por qué no van a nacer ellos lo mismo con nosotros? Así que si nos muerden el pantalón o nuestra manos sin apretar, enseguida suelta y nos miran con intensidad, ya sabemos qué quieren.
Esto último tiene una segunda parte. Han aprendido a llamar nuestra atención, por lo que cuando se aburren saben que si nos mordisquean pasaremos a prestarles atención, por lo que no es extraño que si llevamos un rato largo sin hacerles caso y no están entretenidos con otra coas, se acerque hasta nosotros para que les demos algunos mimos o juguemos.
En otras ocasiones son ellos los que no quieren saber nada de nosotros y cuando vamos donde ellos a enredarles un rato nos reciben con desgana. Es el mismo caso que el anterior pero invirtiendo los papeles. Suele rechazar nuestras atenciones con las llamadas señales de calma, pequeños gestos que los canes hacen para manifestar que no están por la labor de responder a la invitación. Pueden ser tan sencillas como bostezar, girar la cabeza o relamerse. Si no nos damos por aludidos, pasan al siguiente nivel y una de las señales es un pequeño mordisco de intensidad controlada acompañado, quizá, de un breve gruñido o los belfos levantados.
Pero aún hay otro motivo por el que pueden mordernos: el cariño. Se acercan a nosotros en momento relajados y con calma. A veces pueden acurrucarse a nuestro lado o simplemente apoyar la cabeza en nuestro pierna o brazo. Tras unas caricias puede que nos pellizque de forma suave y rítmica con los incisivos, sin abrir mucho le hocico y con delicadeza. Puede que la primera vez nos desconcierte, pero no hay mas que una interpretación posible: nos quiere y nos lo está diciendo a su manera. Por eso es importante que no le riñamos. Si se pasa de intensidad o nos molesta, bastará con apartar la mano o la pierna y seguir con las caricias. Acabará aprendiendo que con apoyar la cabeza o con un solo toque con el hocico basta para exprewsar lo mismo y que lo llenenos de caricias y mimos.
Motivos negativos para mordernos
Pero también ha razones negativas para que nuestros perros nos lancen algún que otro bocado.
Instinto de caza. A pesar la domesticación, los perros mantienen su instinto cazador y algunos se muestran agresivos en esos momentos. Lo único que se puede hacer es enseñarle y entrenarle, además de darle alternativas para que libere energía.
Instinto de protección. Algunos perros no quieren compartir sus juguetes o su comida. Se le llama protección de recursos. Si no se logra controlar esta agresividad hay que acudir a un adiestrados profesional. Puede ocurrir lo mismo con perras que acaban de parir, protegen a sus cachorros y pueden volverse un poco agresivas.
Estrés. Los perros también pueden sufrir estrés sino se cubre sus necesidades básicas. Esta ansiedad puede hacer qu reacciones mal en momentos de tensión. Hay que tratar de darles los estímulos y cuidados necesarios para reducir este estrés.
Dolor. A veces, el que te muerda la mano puede deberse a que sufre algún dolor. Nohay que reñirles, solo obsrvar los síntomas y llevarlo al veterinario.