2. “Dogs Playing Poker” de Cassius Marcellus Coolidge (1894)
Una serie de 16 pinturas que representan perros antropomorfos realizando diversas actividades humanas, siendo “Un amigo en necesidad” la pieza más famosa de la colección, que captura el humor y la fantasía de los personajes caninos.La serie “ Perros jugando al póquer ” surgió a partir de un encargo de la firma de publicidad Brown & Bigelow a principios del siglo XX. Coolidge, un prolífico artista comercial conocido por sus ilustraciones humorísticas, recibió el encargo de crear una serie de pinturas para adornar anuncios de cigarros.
Lo que comenzó como un esfuerzo comercial rápidamente capturó la imaginación del público, trascendiendo finalmente sus raíces comerciales para convertirse en un fenómeno cultural icónico.
A primera vista, la imagen de perros jugando al póquer puede parecer extravagante o incluso absurda. Sin embargo, debajo de la superficie, las pinturas de Coolidge están llenas de simbolismo y temas que resuenan en los espectadores en múltiples niveles.
La famosa serie de perros explora temas de camaradería, competencia, engaño y la imprevisibilidad de la vida, todos retratados a través de la lente de perros antropomórficos .
Cada cuadro famoso de la serie representa a un grupo de perros sentados alrededor de una mesa de póquer, en distintas etapas del juego. Desde la anticipación de una mano ganadora hasta la decepción de una perdedora, Coolidge captura con maestría la variedad de emociones que se experimentan durante un juego de cartas de alto riesgo.
A pesar de sus rasgos caninos, los personajes de las famosas pinturas de perros de Coolidge exhiben rasgos claramente humanos, lo que los hace instantáneamente identificables para espectadores de todas las edades.
3. “Dignity and Impudence” de Sir Edwin Landseer (1839)
Otra obra maestra de Landseer, esta famosa pintura de perros contrasta la postura digna de un perro con el comportamiento travieso de otro, mostrando la capacidad del artista para imbuir a sus sujetos de personalidad y emoción.
En el centro de la composición se encuentra un perro Terranova de aspecto noble, que exuda un aire de dignidad real mientras mira solemnemente a la distancia. Con la cabeza erguida y el pecho hinchado, el Terranova irradia confianza y aplomo, encarnando el epítome de la gracia y la nobleza.
La meticulosa atención de Landseer a los detalles en esta famosa pintura de perros es evidente en la representación de los ojos expresivos del perro, su físico musculoso y su exuberante pelaje, imbuyendo a la figura de una sensación palpable de majestuosidad y presencia.
4. “His Master’s Voice” de Francis Barraud (1901)
Esta famosa pintura representa a un perro fiel que escucha atentamente el sonido de la voz de su amo fallecido. Esta obra de arte icónica captura la profundidad emocional y la lealtad inherentes al vínculo entre humanos y animales, y resuena en los espectadores a un nivel profundo y universal.
En el centro de la composición se encuentra un perro devoto, con la cabeza inclinada hacia arriba y las orejas erguidas, atento mientras escucha el eco débil de la voz de su amo que emana de un fonógrafo. La expresión del perro es de devoción y anhelo inquebrantables, con los ojos fijos en una fuente invisible como si buscara consuelo y tranquilidad en el sonido familiar.
La historia detrás de “La voz de su amo” comienza a finales del siglo XIX, cuando el artista Francis Barraud creó la pintura “Perro mirando y escuchando un fonógrafo” en 1899. La pintura mostraba a Nipper, el perro del hermano fallecido de Barraud, escuchando atentamente un fonógrafo. La pintura captó la imaginación de varias empresas y finalmente llamó la atención de la Gramophone Company, más tarde conocida como HMV (La voz de su amo).
5. “The Painter and His Pug” de William Hogarth (1745)
“El pintor y su carlino” es un famoso autorretrato creado por William Hogarth en 1745, en el que aparece su amado perro carlino, Trump. Curiosamente, Hogarth comenzó a trabajar en este retrato una década antes. Originalmente, el retrato estaba destinado a mostrar a Hogarth con un atuendo formal. Sin embargo, durante el proceso de pintura, Hogarth tomó la decisión de retratarse a sí mismo con un atuendo más informal.
En la famosa pintura del perro, Hogarth aparece representado en una pose relajada, con ropa informal y su fiel perro carlino, Trump, sentado a su lado. La decisión de Hogarth de incluir a su compañero carlino en el retrato refleja su profundo afecto por el animal y destaca el estrecho vínculo entre el artista y su mascota.
“El pintor y su perro carlino” no es solo un autorretrato, sino también un testimonio del aprecio de Hogarth por las alegrías sencillas de la vida, incluida la compañía de su fiel perro. A través de esta pintura, Hogarth invita a los espectadores a su mundo, ofreciendo una visión de su vida personal y la preciada relación que compartía con su compañero canino.
6. “Perro” de Pablo Picasso (1954)
En esta representación abstracta, Picasso emplea formas geométricas y líneas atrevidas para capturar la esencia de un perro, mostrando el enfoque innovador del artista hacia la forma y la composición.
Perro es una obra de arte destacada de Pablo Picasso, creada en 1954 durante sus últimos años. Esta pintura forma parte de la serie de retratos de animales de Picasso, donde explora la esencia de la forma y el carácter a través de formas simplificadas y abstractas.
En “Perro”, Picasso presenta una interpretación encantadora y lúdica de la figura de un perro. Mediante líneas atrevidas y expresivas y colores vibrantes, Picasso capta la energía y el espíritu del animal con una vitalidad notable. Los rasgos del perro se reducen a sus elementos más esenciales, pero conservan una sensación de vivacidad y personalidad.
Uno de los aspectos más llamativos de “Perro” es la capacidad de Picasso para transmitir emoción y movimiento a través de la simplicidad de las formas. La postura dinámica del perro y su expresión animada evocan una sensación de alegría y espontaneidad, invitando a los espectadores a interactuar con la obra de arte a un nivel emocional.
Como ocurre con gran parte de la obra de Picasso, “Perro” refleja su enfoque revolucionario del arte, desafiando las nociones tradicionales de representación y perspectiva. Al destilar la esencia del tema en su forma más pura, Picasso invita a los espectadores a ver el mundo a través de una nueva lente, donde la imaginación y la creatividad reinan supremas.
7. El perro de Goya 1823
El perro es una famosa pintura de Francisco Goya, terminada en 1823. Esta inquietante obra maestra es parte de una serie de pinturas negras creadas por Goya durante sus últimos años, cuando vivía aislado y luchaba con problemas de salud física y mental.
En “El perro”, Goya nos presenta una representación poderosa y emotiva de un perro solitario, con la cabeza apoyada sobre las patas delanteras, sobre un fondo amenazador. La expresión del perro es de resignación y desesperación, sus ojos miran a lo lejos con una sensación de melancolía. La composición austera y la paleta sombría contribuyen a la sensación de aislamiento y desolación de la pintura.
La interpretación del simbolismo de “El perro” ha sido objeto de mucho debate entre los historiadores del arte. Algunos ven la pintura como un reflejo de los propios sentimientos de desesperación y alienación de Goya, mientras lidiaba con el desgaste físico y psicológico del envejecimiento y la enfermedad. Otros interpretan al perro como un símbolo de lealtad y resiliencia, que perdura a pesar de la oscuridad que lo rodea.
Independientemente de su interpretación, esta famosa pintura de perros es considerada universalmente una obra maestra de expresión emocional y perspicacia psicológica. El hábil manejo de la luz y la sombra por parte de Goya, junto con su capacidad para transmitir la agitación interior de su tema, le otorgan a la pintura una sensación de gran profundidad y resonancia.
8. Head of a Dog de Edvard Munch
“Head of a Dog” es una obra poco conocida del reconocido artista noruego Edvard Munch, conocido sobre todo por su emblemática pintura “El grito”. Creada a finales del siglo XIX o principios del XX, “Cabeza de perro” ofrece una visión de la fascinación de Munch por el potencial expresivo de los animales, en particular los perros.
En esta pintura íntima, Munch se centra en la cabeza de un perro, captando sus rasgos con una sensación de intensidad e inmediatez. Los ojos del perro, pintados con pinceladas audaces y sombras profundas, transmiten una sensación de emotividad y profundidad, invitando a los espectadores a contemplar la vida interior del animal.
El uso que hace Munch del color y la textura aumenta el impacto emocional de la pintura. El pelaje del perro está representado con una calidad táctil, mientras que el fondo se mantiene minimalista, lo que permite al espectador centrarse únicamente en la mirada del sujeto.
A pesar de su sencillez, “Cabeza de perro” es una obra conmovedora y evocadora que habla de la capacidad de Munch para infundir en sus personajes una sensación de profundidad psicológica y resonancia emocional. A través de su sensible representación de la cabeza del perro, Munch invita a los espectadores a conectarse con la experiencia universal de la empatía y la comprensión.
Aunque “Cabeza de perro” puede no ser tan conocida como otras obras de Munch, no obstante sirve como testimonio de su habilidad como pintor y su capacidad para capturar la esencia de sus sujetos con profunda sensibilidad y perspicacia.
9. A couple of foxhounds, de George Stubbs
“A couple of foxhounds” es una famosa pintura del célebre artista inglés George Stubbs. Esta obra maestra, terminada a fines del siglo XVIII, muestra la excepcional habilidad de Stubbs para capturar la belleza y vitalidad de los animales, en particular los perros utilizados en el deporte de la caza del zorro.
En “A Couple of Foxhounds”, Stubbs presenta una sorprendente representación de dos perros de caza, en un paisaje bucólico. Los perros, representados con meticulosa atención a los detalles, se mantienen alerta y serenos, sus esbeltos cuerpos exudan fuerza y capacidad atlética. El dominio de Stubbs de la anatomía y el movimiento es evidente en la representación realista de los perros, desde los poderosos músculos de sus patas hasta el estado de alerta de sus ojos y oídos.
La pintura captura un momento de anticipación, como si los perros estuvieran a punto de entrar en acción. El paisaje, con sus ondulantes colinas y su verde follaje, proporciona un pintoresco telón de fondo para la escena, lo que aumenta la sensación de dramatismo y emoción.
La elección de los temas por parte de Stubbs refleja su fascinación por el mundo natural y su admiración por la gracia y la agilidad de los animales. A través de su exquisita pincelada y su aguda observación, Stubbs invita a los espectadores a apreciar la belleza y la majestuosidad de estas nobles criaturas.
“A Couple of Foxhounds” no es solo un testimonio de la habilidad técnica de Stubbs como pintor, sino también una celebración del vínculo eterno entre los humanos y los animales. Como símbolos de lealtad, compañerismo y la emoción de la caza, los foxhounds en la pintura de Stubbs continúan cautivando e inspirando al público con su atractivo atemporal.
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