El pasado mes de abril (de 2016) fue condecorado un marine norteamericano muy peculiar. Su participación en más de 400 misiones de la guerra de Afganistan le han hecho valedor de una medalla de honor, concedida por una asociación británica que desde hace más de cien años se dedica al cuidado y bienestar de las mascotas (British animal care charity).
En esta misma guerra, peor suerte corrieron Sasha y su entrenador. Juntos localizaron 15 dispositivos explosivos, numerosos morteros, minas y armas. Ambos formaban parte del Real Cuerpo de Veterinarios del ejército británico. Pero en julio de 2008, los talibanes les tendieron una emboscada, lanzándoles un misil que acabó con sus vidas. Se les otorgó la medalla Dickin, creada en 1943 para condecorar a los animales que destacan por su ayuda en conflictos bélicos. Es la homóloga animal de la Cruz Victoria que entregan los británicos a soldados de sus antiguas colonias.
Uno de los casos más singulares es el de Rob, un perro border collie macho que participó en los desembarcos de la infantería británica en África durante la II Guerra Mundial. Luego trasladado a la Unidad Aérea Especial en Italia, participó haciendo patrullas y participando en pequeños destacamentos que hacían incursiones en territorio enemigo.Cuando murió, contaba en su haber con nada menos que veinte descensos en paracaídas sobre territorio hostil junto a sus compañeros. Al detectar la presencia del enemigo con antelación a un humano, salvó muchas vidas. En 1945 le fue concedido la medalla Dickin en agradecimiento a su dedicación.
También los gatos son grandes héroes. Los británicos soltaron alrededor de medio millón sobre sus territorios y barcos para limpiar de roedores u otros bichos peligrosos que se comían el poco alimento disponible y además expandían enfermedades. Según cuentan los archivos, el más famoso de todos fue Skittish, quien también cuenta con la medalla Dickin.
Ojalá los humanos no sembremos minas que mutilan personas en los campos de batalla. Ojalá los humanos no fabriquemos guerras con el único fin de aniquilar. Así, algún día, el verdadero homenaje será que no volvamos a usar a los animales para arreglar errores que los humanos cometemos.
Publicado en El Mundo