Cada vez son más los que rechazan cualquier utilización innecesaria y se muestran totalmente desfavorables a las pieles como prenda de vestir o a la experimentación de cosméticos en seres vivos. De entre los 2.000 encuestados la inmensa mayoría se ha mostrado totalmente contraria a la caza deportiva y a los toros por poner solo dos ejemplos bien conocidos.
Derecho a la vida. Cuidarles es una obligación moral
El 54% de los españoles cree que debe reconocerse el derecho a la vida de los animales de manera similar al de los seres humanos y el 44% considera también que debe admitirse, aunque de manera algo distinta al de las personas. Además, la inmensa mayoría de los consultados piensa que las personas tienen la obligación moral de velar por sus vecinos de otras especies, tanto si son domésticos como salvajes. Y esto se mantiene incluso en el caso de los más impopulares como las ratas, los ratones o los insectos.
Cambio de sensibilidad. La naturaleza como objeto útil, un concepto anticuado
La visión materialista de la naturaleza es pasado según el estudio de Fundación BBVA. La ciudadanía actual valora el medio ambiente como espacio de «singularidad, belleza, equilibrio delicado, inspirador de paz y tranquilidad» por lo que creen obligada su preservación. Quedan atrás «los argumentos puramente instrumentales o aquellos que supeditan el crecimiento económico a la explotación de la naturaleza o dominio de los animales». El estudio detalla no obstante que aunque la visión materialista «es minoritaria en la sociedad española, está más presente entre los grupos de mayor edad, quienes tienen menor nivel de estudios, un mayor nivel de religiosidad y se identifican ideológicamente con la derecha».
Uso pero no abuso. Investigación sí, pero con condiciones
La utilización de seres vivos para beneficio humano supone un terreno de controversia siempre. La mayoría acepta usos ligados a la investigación científica, así como para la alimentación humana pero censura su empleo en los toros, el circo, la caza deportiva, en pruebas cosméticas o para la moda (abrigos de piel).
El rechazo también es general ante la posibilidad de consumir productos de animales que vivan hacinados. Una postura, que según desvela el estudio, «es compartida por todos los segmentos sociales, siendo más pronunciado entre las mujeres, quienes tienen estudios universitarios y quienes se colocan ideológicamente en la izquierda». En este sentido, la permisividad en cuanto a utilización «tiende a ser más alta entre los hombres.
Genética, clonaciones y trasplantes. Ni para mejorar la apariencia ni para alimentación
Cualquier uso que implique la modificación de su estructura genética suscita, en general, opiniones desfavorables. En el caso de llevarse a cabo con fines médicos hay cierta división, pero la desaprobación es casi absoluta «cuando se trata de supuestos de mejora en la producción de alimentos o cuando el propósito es mejorar la apariencia del propio espécimen».
La clonación es aceptada siempre y cuando se realice para evitar la extinción de una especie animal amenazada. Por contra, se observa con total oposición si se desarrolla con el único fin, por ejemplo, de «obtener beneficios para la ganadería». Los trasplantes de órganos animales en personas o la producción de órganos de reemplazo también es un tema que genera división. «Predominando la desaprobación», aunque hay que tener en cuenta que la encuesta se realizó antes del anuncio del hito médico de la implantación exitosa del corazón de un cerdo genéticamente modificado en un hombre, el pasado 7 de enero.