Practica el manejo del cuerpo.
Los bebés aprenden sobre el mundo a través del tacto. A pesar de sus mejores esfuerzos, puede llegar un momento en que su niño le tire de la cola al perro o le meta un ojo accidentalmente.
La mejor forma de evitar que estas situaciones acaben mal es preparar a tu perro con técnicas de manipulación corporal. Tócalos de pies a cabeza. Tire suavemente de sus orejas y sostenga sus patas en sus manos. Levanta la cola y muévela de lado a lado. Cada vez que tu perro te permita manipular su cuerpo con calma, recompénsalo con una golosina.
Lleve a casa mantas de bebé del hospital.
Una vez que nazca el pequeño, lleva a casa ropa o ropa de cama con su olor para que el perro se acostumbre a la idea de una nueva llegada. Algunos padres permiten que el perro duerma con las mantas del bebé antes y después de que el niño llegue a casa.
No lo fuerce.
Permita que su perro se acerque e investigue al bebé en su propio tiempo y en sus propios términos. Si es posible, haga la presentación en un momento en que el bebé esté durmiendo y la casa esté tranquila y silenciosa.
Manténgase tranquilo, feliz y relajado durante los saludos.
Permita que su perro olfatee los pies del bebé y elógielo suavemente por su buen comportamiento. Mantén las introducciones cortas al principio para que el perro pueda acostumbrarse gradualmente a su nuevo hermano o hermana.