Los veterinarios alertan a los dueños de perros sobre los posibles riesgos de la oruga, comúnmente conocida como la ‘procesionaria del pino’ (Thaumetopoea pityocampa), un organismo de presencia habitual en los pinares de la región mediterránea.
Debido al cambio climático la ‘procesionaria del pino’ aparece cada vez más temprano, entre los meses de enero y abril, y es que, la sequía y las altas temperaturas provocan que avance su metamorfosis. Además, las condiciones climáticas de los últimos años también han favorecido una abundante presencia de este lepidóptero en gran parte de las masas de pinar de la región.
El cuerpo de estas orugas está recubierto por unos pelos urticantes denominados tricomas que contienen una toxina termolábil llamada Thaumatopina, lo que provoca reacciones alérgicas en las personas y en el caso de los perros, cuando muerden o lamen uno de estos ejemplares, se intoxican de forma inmediata, lo que puede llegar a provocar la muerte del animal si no se actúa de forma rápida y eficaz.
También los pelos urticantes se desprenden y flotan en el aire, lo que puede ocasionar irritación de ojos, oídos, nariz y garganta. En caso de contacto hay que lavar la zona afectada del animal con agua caliente y llevar urgentemente a la clínica veterinaria más próxima.
Para evitar el contacto con este organismo, se recomienda evitar los paseos por zonas con pinos afectados durante estos meses; y en el caso de tener que transitar por estos caminos, supervisar con atención los movimientos de los niños y las mascotas, ya que pueden ser los más afectadosY es que, tal y como advierte el director general de Anecpla, Jorge Galván, “un mínimo contacto con esta especie puede generar desde dermatitis a lesiones oculares, pasando por urticarias y reacciones alérgicas e incluso la muerte en determinados casos”.
“Ni siquiera es necesario el contacto directo con las orugas”, explica Galván, “tan solo con el roce de uno de sus pelos (los cuales lanzan como estrategia de defensa al sentirse amenazadas), es suficiente para provocar irritaciones y alergias, especialmente si éstos alcanzan los ojos”. Estos pelos se denominan “tricomas” y se calcula que cada individuo posee alrededor de 500.000, listos para ejercer de dardos envenenados en el momento en sientan que se encuentran en peligro. “Un mínimo contacto con ellos puede generar desde dermatitis a lesiones oculares, pasando por urticarias y reacciones alérgicas debido a la liberación de histamina. En el caso de los animales de compañía, especialmente de los perros, este contacto puede llegar incluso a provocar un trágico final”, alerta.
LA PROCESIONARIA PUEDE MATAR A TU PERRO
A pesar de sus apenas 4 cm. de longitud, la procesionaria tiene una enorme capacidad para generar daño a animales mucho mayores que ella. Y es que, debido a la elevada toxicidad de sus tricomas, estos insectos son extremadamente peligrosos, especialmente para los niños y los animales domésticos que, debido a la curiosidad que generan, pueden llegar a tocarlos con todos los riesgos que esto conlleva.
Es frecuente la presencia de plagas de este tipo de orugas en parques y jardines urbanos, donde es habitual la presencia de perros. Por eso, advierten de la importancia de estar especialmente pendientes en estos contextos para evitar que, movidos por la curiosidad, los perros se acerquen, olisqueen o las toquen, ya que un mínimo contacto suele ocasionar al animal síntomas como la inflamación del hocico y la cabeza, picores intensos en las partes afectadas y abundante salivación. "Mientras que si llegan a comérselas (lo cual no es extraño si previamente las han llegado a tocar con las patas y, debido a la picazón que les genera en ellas, se lamen), la ingestión del tóxico que lleva sus tricomas puede provocar la necrosis de lengua o garganta".
CICLO DE LA 'PROCESIONARIA DEL PINO'
Durante los meses estivales las mariposas se aparean y depositan sus huevos en las acículas de los pinos, donde nacen las orugas y fabrican bolsones de seda para refugiarse durante el invierno. En la época más fría del año, la ‘procesionaria del pino’ se mantiene en los bolsones alimentándose de las acículas.
Cuando comienzan a subir las temperaturas, las orugas descienden de los árboles en fila para enterrarse bajo tierra y realizar la metamorfosis, y es precisamente en este punto donde resultan más peligrosas.