Mantenerse en forma, “al ritmo” de cada perro
El Dog Dancing surgió en los años 80 y consiste en la ejecución de una coreografía musical ejecutada por un perro y su guía. El objetivo es demostrar las habilidades de forma creativa y artística, acompañando con música todos los movimientos. Se trata de un deporte muy expresivo, en el que hay que hacer fácil lo difícil, ya que requiere muchas horas de entrenamiento para que la puesta en escena fluya natural y armoniosa.
No todos los perros pueden practicar deportes que requieran una intensa actividad física o un esfuerzo sostenido, por ello el Freestyle puede suponer una excelente elección para mantenerse en forma, favorecer el aprendizaje y plantear los estímulos cognitivos que todo perro precisa. En esta actividad cada perro potencia su capacidad individual y consolida sus lazos de confianza con su guía, a su propio ritmo.
La buena práctica hace la perfección
Como siempre que practiquemos cualquier actividad o deporte caninos, es fundamental tener siempre presente que el objetivo final es enriquecer la vida de nuestros perros, tanto en los entrenamientos como en las competiciones o exhibiciones: su disfrute y su estabilidad emocional deben ser lo más importante.
Al presenciar una presentación de Freestyle, que se nos suele hacer muy corta, es difícil percibir el complejo y completo trabajo (físico y psicológico) que hay detrás, a menudo de meses, e incluso años.
Para el Dog Dancing el perro entrena para conseguir:
– Una coordinación lo más perfecta posible con su guía.
– Una buena propiocepción (la consciencia de la propia postura corporal con respecto al medio que nos rodea), para saber qué lugar ocupa en el espacio y cómo debe manejar su propio cuerpo: qué músculos y articulaciones entran funcionamiento en cada movimiento. Mediante ejercicios específicos, beneficiosos para todos los perros, un dominio de la propiocepción ayuda al perro a ser más seguro, mejorar su equilibrio, coordinación y precisión.
Un alto grado de inteligencia, una enorme vitalidad, entusiasmo por el juego y la “necesidad” de aprendizaje, son cualidades innatas en los perros que practican esta disciplina, que en Cruft´s se muestra a los aficionados en todo su esplendor (siendo una de las actividades caninas más seguidas en este gran evento mundial), y cuya pionera es la célebre entrenadora y competidora Mary Ray ).
Los movimientos de Freestyle canino
Algunas de las organizaciones principales como Canine Freestyle Federation, exigen ciertos movimientos obligatorios en las rutinas de competición. Otras, como The World Canine Freestyle Organization, permiten la incorporación de cualquier movimiento siempre y cuando no ponga suponga ningún riesgo para el perro o para su guía.
No obstante, son muchos los movimientos comunes a todas las organizaciones que regulan y organizan esta disciplina.
“Heeling”. Es la base del Freestyle. El perro camina y se mueve pegado a su guía: a su izquierda, a su derecha, de cara al guía o detrás de él. Cualquier posición en la que el perro esté alrededor y se mueva junto a su guía se considera “heel” o “heeling”. Aquí la coordinación debe ser máxima.
Cambios de paso: aceleración y disminución de la velocidad en la marcha del perro, son válidos en cualquier dirección.
Trabajos frontales: se engloban todos los ejercicios que el perro ejecuta frente al guía. El perro no está “pegado” a él, ambos ejecutan la coreografía uno frente a otro.
Caminar hacia atrás y hacia los lados: son movimientos típicos y de los más espectaculares en esta disciplina, y contribuyen al enriquecimiento del trabajo coreográfico. El perro puede llegar hasta su guía caminando de lado o de espaldas a él.
Medias vueltas y giros: Muy frecuentes en los trabajos de Freestyle, se intercalan con frecuencia en las presentaciones, al ritmo de la música escogida (el perro puede ir girar en cualquier dirección y tomando contacto con el cuerpo de su guía, por ejemplo pasar entre tus piernas)