Creo que esta es una de las mayores dudas y que en muchas ocasiones los propietarios tienen unos preceptos muy equivocados de las múltiples ventajas que tiene la adquisición de un adulto frente a la de un cachorro.
La disponibilidad de ciertos ejemplares adultos en criadores o protectoras de animales a veces es magnífica y tiene unas ventajas inigualables respecto al cachorro.
*Físicamente sabemos como es el ejemplar, si no es de raza con mayor motivo, pero si es de raza y deseábamos unas características en concreto, tamaño, color, estructura, dentición presencia de ambos testículos, si está sano de caderas… es decir no hay lugar a la frustración de “yo quería que fuese..””yo creía que iba a ser…” sobre todo si nuestra idea es la competición o reproducción pues cabe la posibilidad de que el día de mañana nos salga un campeón y en su día pagamos un cachorro, en su contra tenemos que las probabilidades de un campeón son muy pequeñas, menores según el criadero, también tenemos en contra las probabilidades de que en su crecimiento manifieste algún problema de crecimiento o de tipicidad en la raza (entropión, shunt, displasia, legg perthés…) por lo que siempre digo que “cada cachorro es un boleto de la tómbola, donde te pueden tocar muchas cosas y a veces, no las que quieres”, un adulto es el boleto que deseas, pero obviamente no tiene el mismo precio, que también es un factor a tener en cuenta.
*lo mismo nos pasa con el carácter, se ve, se prueba y se ve si es lo que buscamos, si no sabemos interpretarlo, siempre hay profesionales del comportamiento que estamos dispuestos a realizar un estudio de la familia y ayudarles a seleccionar el ejemplar perfecto para su entorno familiar.Igualmente nos pasa si el perro es destinado a una finalidad como puede ser el guardar una finca con animales ¿y si luego nuestro perro no es guardián?¿y si los animales despiertan sus instintos cazadores?
*En muchas ocasiones en las protectoras hay ejemplares que además están educados, es decir, que ya conocen sus normas de convivencia entre nosotros, dónde y cuándo se hace pis, dónde no debe estar, como tratar las visitas, incluso a estar con otras mascotas… lo que es valiosísimo sobre todo si no disponemos a penas de tiempo. En el sector profesional también existe esta posibilidad, lógicamente remunerada, pues un ejemplar con estos conocimientos es mucho más valioso, aunque nada más sea por lo que no va a manchar ni a romper.
La mayoría de los argumentos de quien no valora esta posibilidad se resumen en “mejor cachorro que así lo hago yo a mi manera”, lo primero, nadie nace con los conocimientos necesarios para educar, entrenar y enseñar a un perro, es el motivo por el que la mayoría de la gente tiene problemas en el disfrute con su pero, lo segundo, con situaciones similares no hacemos lo mismo, nuestra pareja no la adquirimos inmadura “ y la hacemos a nuestro gusto” si no que la relación implica un acoplamiento y adaptación mutuo y por último, por algún motivo todos los profesionales que van a ser exigentes con el rendimiento del perro como lo son criadores , competidores, fuerzas de seguridad, grupos operativos, etc. adquieren sus ejemplares una vez terminado su desarrollo físico y psicológico, por algo será ¿no?
Sirva este artículo para animar a valorar esta opción que en muchas ocasiones es mucho más acertada que la elección de un cachorro y que por desgracia para ambas partes suele encontrarse con cierta reticencia.
David Borjabad
Director Técnico