Normalmente son personas con predisposición genética a padecer estas reacciones ; y el perro y el gato son los principales causantes de la enfermedad porque son con los que compartimos más tiempo.
Aproximadamente, un 15% de la población padece algún tipo de alergia a los animales, pero existe un 10-15% que padecen sensibilidad al gato aunque no desarrollan signos de alergia, es decir, dan positivo en las pruebas cutáneas de detección pero no manifiestan signos de alergia.
El riesgo de desarrollar una alergia a los animales es mayor en niños, normalmente los primeros síntomas aparecen antes de los 12 ó 14 años. Aunque la alergia también puede aparecer en adultos.
Las causantes de la reacción alérgica son las proteínas que se encuentran en la piel, el pelo, la saliva de los animales, así como, secreciones glandulares y orina. Estas proteínas son acarreadas por el aire en forma de partículas de polvo muy pequeñas, que van contaminando con el tiempo el interior de los hogares y el polvo de esas casas, y por lo general, a mayor tiempo de permanencia del animal, mayores serán proporcionalmente, las concentraciones de estos alérgenos en el hogar. El aire transporta estas sustancias que contactan con los ojos, la piel y las vías respiratorias de los humanos. Hay que aclarar que el contacto con el alérgeno también puede ser directo, es decir, tocando al animal.
En algunas ocasiones pueden existir reacciones tardías (más de 12 hs), aunque generalmente, los síntomas se dan a los poco minutos: rinitis(estornudos, moqueo, nariz congestionada), conjuntivitis, lagrimeo, picor en los ojos, asma tos, urticaria, angiedema, dermatitis, prurito o anafilaxia.
Para diagnosticar la enfermedad es suficiente con saber cuándo y dónde se produjeron los síntomas, pero se puede confirmar con pruebas cutáneas o analíticas sanguíneas.
El tratamiento está enfocado a prevenir el contacto con los alérgenos, lo que inplica evitar la convivencia con animales o hacerlo con aquellos que no provoquen alergias.
Si decidimos buscar otro hogar para nuestra mascota tenemos que tener en cuenta que la carga alergénica de la vivienda, no disminuirá por debajo del umbral que normalmente daba lugar al brote alérgico hasta 12-16 semanas después.
Si no podemos o no queremos separarnos de nuestra mascota tendremos que tomar una serie de medidas: alojar al animal en el exterior de la vivienda, reduciendo así la exposición; no utilizar alfombras u otros objetos que puedan acumular pelo, saber, que la limpieza a vapor puede ser mejor que el aspirado, aunque puede favorecer el crecimiento de hongos que también pueden ser alergénicos;lo mejor es tener un piso de madera o mosaico; una opción preventiva son los filtros de aire caseros que van a reducir las partículas alergénicas suspendidas; emplear trapos humedecidos para la limpieza e intentar prevenir la alergia o controlar los síntomas con fármacos como aerosoles de aplicación nasal.
En el mercado existen productos de aplicación tópica, sobre el manto del animal, formulados para reducir la carga de alérgenos; esto evita tener que lavar al animal en exceso, con lo que no alteramos la superficie cutánea, manteniendo intacto el manto lipídico.
Se pueden llevar a cabo programas de sensibilización o vacunación antialérgica, esto es algo que deben tratar con el médico. Parece que su eficacia sólo es parcial.