Cuántas veces te levantas, apagas el despertador, te comes los cereales con fibra (para cuidar la línea), te duchas, te vis...
¡Vaya! ¡Otra vez era un sueño! y aquí va la buena noticia: ahora tienes que volver a hacerlo todo pero esta vez, es de verdad. Si es cansado ser una persona y soñar con sucesos cotidianos que se repiten, pensad en vuestro mejor amigo, el perro.
Coren asegura que un pointer se pasará las siestas apuntando hacia pajarillos imaginarios y que un doberman, en cambio, intentará alcanzar a ladrones invisibles una y otra vez.
Compartimos patrones de sueño entre especies aunque, dependiendo del tamaño del can, tienen características distintas. Por ejemplo, los grandullones, como los San Bernardos tienen sueños más largos y menos frecuentes, cada 45-60 minutos con una duración de 5-10 minutos.
Un scottish terrier, sin embargo, tiene periodos de sueños mucho más cortos, cada diez minutos, pero pueden duran tan sólo un minuto. En cualquier caso, la realidad es que ellos duermen mucho más que nosotros, por esa tontería de que no tienen un trabajo ni que hacer la compra y tal.
En el caso de nuestras mascotas, es ahí cuando mueven sus patitas haciendo que corren, ladran o persiguen ardillas inexistentes. Suelen llegar hasta este ciclo después de veinte minutos dormitando y se mantienen durante dos o tres minutos.
La respiración se vuelve irregular y si son cachorros o ya abueletes, las extremidades pueden retorcerse y sacudirse. El culpable es un tallo cerebral subdesarrollado en los pequeños y ya defectuoso en los mayores, encargado de paralizar partes del cuerpo durante el descanso.
Igual que en los humanos, aunque en nuestro caso lo llamaríamos 'trastorno de conducta del sueño en fase REM'. Si “desactivamos” ese tallo, podemos ver la escenificación de los sueños más entusiastas de nuestros animales.
Coren asegura en 'Live Science', además, que lo más probable es que también sufran pesadillas pero es difícil de adivinar ya que no pueden contárnoslo. Si nos basamos en la premisa de que compartimos casi todos los rasgos y comportamientos del sueño con ellos, entonces la respuesta sería que sí, que tu labrador sueña con que nunca alcanza el rollo de papel higiénico que gira y gira por el suelo.
Enfermedades como la narcolepsia, un trastorno por el cual el cerebro se “desconecta” y se duerme de repente, también tiene su variante canina, según el profesor. En cambio, la parálisis del sueño, una verdadera pesadilla por la cual tu cerebro se despierta antes que tus músculos, por lo que estás consciente pero no puedes moverte, no parece afectar a los peludos de cuatro patas.
Y aquí va el consejo del día: No despiertes de golpe a tu mascota a menos que sea estrictamente necesario... y tengas algo con lo que cubrirte, por que lo más probable es que su instinto primario, después de un susto así, sea atacarte y no es su culpa.
Si justo le pillas soñando con masticar un hueso o con pelearse con otro perro, es difícil que diferencie. Vamos, como si despiertas de golpe a tu hermana o a tu padre para hacer la gracia y te llevas un guantazo fortuito.
La conclusión es que, científicamente, está demostrado que tu perro sueña y que es un proceso necesario para fijar aprendizaje y conocimientos. Puede haber debate sobre qué sueña exactamente ya que no podemos meternos en su mente.
Ya lo decía Groucho Marx: “Fuera del perro, el libro es el mejor amigo del hombre. Dentro del perro, quizá esté muy oscuro para leer”... O para ver sus sueños.