La investigadora ha analizado junto a su equipo las razones por las que se producen estos percances de forma tan común con la propia mascota y bajo la supervisión de un adulto. Para ello, los científicos realizaron encuestas on line y analizaron las actitudes parentales al supervisar las interacciones entre perros y niños menores de seis años.
A pesar de que gran parte de los participantes es consciente del riesgo que suponen las mordeduras de perros, la mayoría subestima los peligros de los perros pequeños. Los resultados, publicados en el Journal of Veterinary Behaviour, muestran también que los adultos consideran que las interacciones con perros desconocidos son más arriesgadas por naturaleza que las que se producen con las mascotas que viven en el hogar.
Según los científicos, prácticamente todas las situaciones que involucran al perro de la familia son consideradas inofensivas, salvo la de abrazar al perro en su cama, que es visto por los padres como un riesgo. El estudio revela que cerca del 50% de los padres permite al niño jugar o acurrucarse con el perro tanto como lo desee. El mismo porcentaje de adultos deja además al menor con el perro sin supervisión.
“La desconfianza sana que existe hacia el perro desconocido no aparece hacia el perro del hogar. La gente confía en su propio perro y descarta la posibilidad de que muerda a su hijo”, subraya Arhant. Esto implica no solo que los padres muestren una menor atención, sino que asuman también que su mascota es más tolerante y paciente que las otras. Sin embargo, “la gente debe respetar el descanso y el espacio de su perro”, añade.
Los perros necesitan su espacio
Los investigadores recomiendan que los padres observen con mayor atención a sus hijos mientras juegan con el perro, y los separen si es necesario, ya que los niños no entienden que el animal no siempre quiere que le acaricien o le sigan a todas partes. Si la mascota se siente acosada o ve su libertad comprometida, lo comunicará a través del lenguaje corporal: poniéndose tensa, gruñendo, lamiéndose el hocico frecuentemente y bostezando.