 
Son los
ojos de quien no ve: cada año, unos 140 perros se gradúan de la Fundación ONCE
del Perro Guía para ser asignados a un usuario ciego o con discapacidad visual
grave. Desde hace 25 años, este organismo se ha encargado de atender y entrenar
más de 2.500 perros guía para ayudar a los usuarios en sus actividades diarias.  En total, se necesitan hasta dos años
para formar a los animales, desde su nacimiento (en la propia Fundación) hasta
que son entregados a un usuario que lo haya solicitado, siempre mayor de 18
años.

 
"Para las personas que piden un perro guía por primera vez hay una
lista de espera de tres años, mientras que a aquellos usuarios que renuevan
porque ha fallecido su perro o se ha jubilado, se les entrega otro en un
período de seis meses desde su solicitud", explica Matilde Gómez Casas,
directora de la Fundación ONCE del Perro Guía y usuaria de perro guía desde
1997. El motivo de esta larga lista de espera es la importante
demanda, de más de 250 personas al año, para recibir de manera gratuita para
los afiliados un perro guía, cuyo coste para la ONCE es de 31.000 euros por
animal. En la actualidad hay 1.056 perros en activo trabajando como guías.
Desde que nace hasta que es entregado a un usuario, la vida de un perro guía atraviesa
diferentes fases y un entrenamiento exigente: 
 
Nacimiento 
En el departamento de
partos nacen los cachorros de perros seleccionados específicamente para criar.
Las razas que se emplean son el labrador retriever, golden retriever, flat
coated (y los cruces entre ellos) y el pastor alemán, por ser los que mejor se
adaptan a diferentes entornos y situaciones. Los cachorros comienzan ya un
programa de estimulación para ver cómo interactúan y comprobar su temperamento. 
 
Familia de acogida 
A los 56 días de vida son entregados a una familia
voluntaria que se encargará, durante un año, de dar todos los cuidados y
manutención necesaria al cachorro, que comenzará así un período de
socialización para el animal, que acompañará a esas personas a su puesto de trabajo
y a sus actividades diarias para acostumbrarse a todo tipo de ruidos y lugares
(transporte público, cine, cafetería...). Al tratarse de animales que serán
futuros perros guía, la legislación vigente les permite entrar en transportes,
establecimientos y espacios de uso público, algo que una mascota convencional
no podría. Durante ese tiempo, los animales deberán pasar controles
veterinarios y analíticas cada seis meses. En 25 años de existencia de este
centro, unas 3.000 familias educadoras se han ofrecido como voluntarias para
acoger a cachorros. 
 
Entrenamiento
Tras pasar un año con una familia cuidadora,
los perros vuelven a la escuela de formación para recibir instrucción. "El
entrenamiento suele durar entre 6 y 10 meses, el tope es un año", comenta
Patricia Alcántara, cuidadora en la Fundación. Es entonces cuando aprenden a
comportarse como perros guía para no dar tirones, aceptar el arnés y
desplazarse en línea recta. Además, en su etapa de instrucción aprenden a
sortear obstáculos de la vida cotidiana a través de circuitos con escaleras,
barreras, un paso de cebra y hasta una terraza de cafetería. 
 
Asignación a un
usuario
Con dos años de vida, el perro está preparado para ser asignado a un
usuario. A partir de ese momento pasa a ser su compañero y sus ojos:
"Tenemos perros en juzgados, colegios... No todos tienen el mismo ritmo,
no es lo mismo que viva en un pueblo pequeño con rutas muy concretas o en una
gran ciudad, con los desplazamientos que ello implica en metro o autobús",
asegura Matilde Gómez. A lo largo de esta etapa deberán pasar analíticas y
reconocimientos veterinarios cada seis meses.
 
Jubilación
La vida laboral de
estos perros es de un máximo de 12 años. "Al cabo de ese tiempo hacemos
una revisión para ver en qué situación están, si hay falta de seguridad en el
desplazamiento ya es motivo de jubilación, o también por cuestiones de
salud", agrega la directora de la Fundación. Una vez jubilado, el perro
puede continuar viviendo con el usuario, que pasaría a ser su dueño, ser
adoptado por una familia o regresar a la Fundación, donde son atendidos y
cuidados. 
Publicado en 20minutos  
Son los ojos de quien 
no ve: cada año, unos 140 perros se gradúan de la Fundación ONCE del 
Perro Guía para ser asignados a un usuario ciego o con discapacidad 
visual grave. Desde hace 25 años, este organismo se ha encargado de 
atender y entrenar más de 2.500 perros guía para ayudar a los usuarios 
en sus actividades diarias.
Imágenes
Cachorro de perro guía 1 Foto
En total, se necesitan hasta dos años para formar a los animales, desde 
su nacimiento (en la propia Fundación) hasta que son entregados a un 
usuario que lo haya solicitado, siempre mayor de 18 años. "Para las 
personas que piden un perro guía por primera vez hay una lista de espera
 de tres años, mientras que a aquellos usuarios que renuevan porque ha 
fallecido su perro o se ha jubilado, se les entrega otro en un período 
de seis meses desde su solicitud", explica Matilde Gómez Casas, 
directora de la Fundación ONCE del Perro Guía y usuaria de perro guía 
desde 1997.
Las personas que piden un perro guía por primera vez tienen una lista de
 espera de tres años El motivo de esta larga lista de espera es la 
importante demanda, de más de 250 personas al año, para recibir de 
manera gratuita para los afiliados un perro guía, cuyo coste para la 
ONCE es de 31.000 euros por animal. En la actualidad hay 1.056 perros en
 activo trabajando como guías.
Desde que nace hasta que es entregado a un usuario, la vida de un perro 
guía atraviesa diferentes fases y un entrenamiento exigente:
Nacimiento
En el departamento de partos nacen los cachorros de perros seleccionados
 específicamente para criar. Las razas que se emplean son el labrador 
retriever, golden retriever, flat coated (y los cruces entre ellos) y el
 pastor alemán, por ser los que mejor se adaptan a diferentes entornos y
 situaciones. Los cachorros comienzan ya un programa de estimulación 
para ver cómo interactúan y comprobar su temperamento.
Familia de acogida
A los 56 días de vida son entregados a una familia voluntaria que se 
encargará, durante un año, de dar todos los cuidados y manutención 
necesaria al cachorro, que comenzará así un período de socialización 
para el animal, que acompañará a esas personas a su puesto de trabajo y a
 sus actividades diarias para acostumbrarse a todo tipo de ruidos y 
lugares (transporte público, cine, cafetería...). Al tratarse de 
animales que serán futuros perros guía, la legislación vigente les 
permite entrar en transportes, establecimientos y espacios de uso 
público, algo que una mascota convencional no podría.
Durante ese tiempo, los animales deberán pasar controles veterinarios y 
analíticas cada seis meses. En 25 años de existencia de este centro, 
unas 3.000 familias educadoras se han ofrecido como voluntarias para 
acoger a cachorros.
Entrenamiento
Tras pasar un año con una familia cuidadora, los perros vuelven a la 
escuela de formación para recibir instrucción. "El entrenamiento suele 
durar entre 6 y 10 meses, el tope es un año", comenta Patricia 
Alcántara, cuidadora en la Fundación. Es entonces cuando aprenden a 
comportarse como perros guía para no dar tirones, aceptar el arnés y 
desplazarse en línea recta. Además, en su etapa de instrucción aprenden a
 sortear obstáculos de la vida cotidiana a través de circuitos con 
escaleras, barreras, un paso de cebra y hasta una terraza de cafetería.
Asignación a un usuario
Con dos años de vida, el perro está preparado para ser asignado a un 
usuario. A partir de ese momento pasa a ser su compañero y sus ojos: 
"Tenemos perros en juzgados, colegios... No todos tienen el mismo ritmo,
 no es lo mismo que viva en un pueblo pequeño con rutas muy concretas o 
en una gran ciudad, con los desplazamientos que ello implica en metro o 
autobús", asegura Matilde Gómez. A lo largo de esta etapa deberán pasar 
analíticas y reconocimientos veterinarios cada seis meses.
Jubilación
La vida laboral de estos perros es de un máximo de 12 años. "Al cabo de 
ese tiempo hacemos una revisión para ver en qué situación están, si hay 
falta de seguridad en el desplazamiento ya es motivo de jubilación, o 
también por cuestiones de salud", agrega la directora de la Fundación. 
Una vez jubilado, el perro puede continuar viviendo con el usuario, que 
pasaría a ser su dueño, ser adoptado por una familia o regresar a la 
Fundación, donde son atendidos y cuidados.
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http://www.20minutos.es/noticia/2561921/0/formacion-entrenamiento/perros-guia/personas-ciegas/#xtor=AD-15&xts=467263
Son los ojos de quien 
no ve: cada año, unos 140 perros se gradúan de la Fundación ONCE del 
Perro Guía para ser asignados a un usuario ciego o con discapacidad 
visual grave. Desde hace 25 años, este organismo se ha encargado de 
atender y entrenar más de 2.500 perros guía para ayudar a los usuarios 
en sus actividades diarias.
Imágenes
Cachorro de perro guía 1 Foto
En total, se necesitan hasta dos años para formar a los animales, desde 
su nacimiento (en la propia Fundación) hasta que son entregados a un 
usuario que lo haya solicitado, siempre mayor de 18 años. "Para las 
personas que piden un perro guía por primera vez hay una lista de espera
 de tres años, mientras que a aquellos usuarios que renuevan porque ha 
fallecido su perro o se ha jubilado, se les entrega otro en un período 
de seis meses desde su solicitud", explica Matilde Gómez Casas, 
directora de la Fundación ONCE del Perro Guía y usuaria de perro guía 
desde 1997.
Las personas que piden un perro guía por primera vez tienen una lista de
 espera de tres años El motivo de esta larga lista de espera es la 
importante demanda, de más de 250 personas al año, para recibir de 
manera gratuita para los afiliados un perro guía, cuyo coste para la 
ONCE es de 31.000 euros por animal. En la actualidad hay 1.056 perros en
 activo trabajando como guías.
Desde que nace hasta que es entregado a un usuario, la vida de un perro 
guía atraviesa diferentes fases y un entrenamiento exigente:
Nacimiento
En el departamento de partos nacen los cachorros de perros seleccionados
 específicamente para criar. Las razas que se emplean son el labrador 
retriever, golden retriever, flat coated (y los cruces entre ellos) y el
 pastor alemán, por ser los que mejor se adaptan a diferentes entornos y
 situaciones. Los cachorros comienzan ya un programa de estimulación 
para ver cómo interactúan y comprobar su temperamento.
Familia de acogida
A los 56 días de vida son entregados a una familia voluntaria que se 
encargará, durante un año, de dar todos los cuidados y manutención 
necesaria al cachorro, que comenzará así un período de socialización 
para el animal, que acompañará a esas personas a su puesto de trabajo y a
 sus actividades diarias para acostumbrarse a todo tipo de ruidos y 
lugares (transporte público, cine, cafetería...). Al tratarse de 
animales que serán futuros perros guía, la legislación vigente les 
permite entrar en transportes, establecimientos y espacios de uso 
público, algo que una mascota convencional no podría.
Durante ese tiempo, los animales deberán pasar controles veterinarios y 
analíticas cada seis meses. En 25 años de existencia de este centro, 
unas 3.000 familias educadoras se han ofrecido como voluntarias para 
acoger a cachorros.
Entrenamiento
Tras pasar un año con una familia cuidadora, los perros vuelven a la 
escuela de formación para recibir instrucción. "El entrenamiento suele 
durar entre 6 y 10 meses, el tope es un año", comenta Patricia 
Alcántara, cuidadora en la Fundación. Es entonces cuando aprenden a 
comportarse como perros guía para no dar tirones, aceptar el arnés y 
desplazarse en línea recta. Además, en su etapa de instrucción aprenden a
 sortear obstáculos de la vida cotidiana a través de circuitos con 
escaleras, barreras, un paso de cebra y hasta una terraza de cafetería.
Asignación a un usuario
Con dos años de vida, el perro está preparado para ser asignado a un 
usuario. A partir de ese momento pasa a ser su compañero y sus ojos: 
"Tenemos perros en juzgados, colegios... No todos tienen el mismo ritmo,
 no es lo mismo que viva en un pueblo pequeño con rutas muy concretas o 
en una gran ciudad, con los desplazamientos que ello implica en metro o 
autobús", asegura Matilde Gómez. A lo largo de esta etapa deberán pasar 
analíticas y reconocimientos veterinarios cada seis meses.
Jubilación
La vida laboral de estos perros es de un máximo de 12 años. "Al cabo de 
ese tiempo hacemos una revisión para ver en qué situación están, si hay 
falta de seguridad en el desplazamiento ya es motivo de jubilación, o 
también por cuestiones de salud", agrega la directora de la Fundación. 
Una vez jubilado, el perro puede continuar viviendo con el usuario, que 
pasaría a ser su dueño, ser adoptado por una familia o regresar a la 
Fundación, donde son atendidos y cuidados.
Ver más en: 
http://www.20minutos.es/noticia/2561921/0/formacion-entrenamiento/perros-guia/personas-ciegas/#xtor=AD-15&xts=467263
Son los ojos de quien 
no ve: cada año, unos 140 perros se gradúan de la Fundación ONCE del 
Perro Guía para ser asignados a un usuario ciego o con discapacidad 
visual grave. Desde hace 25 años, este organismo se ha encargado de 
atender y entrenar más de 2.500 perros guía para ayudar a los usuarios 
en sus actividades diarias.
Imágenes
Cachorro de perro guía 1 Foto
En total, se necesitan hasta dos años para formar a los animales, desde 
su nacimiento (en la propia Fundación) hasta que son entregados a un 
usuario que lo haya solicitado, siempre mayor de 18 años. "Para las 
personas que piden un perro guía por primera vez hay una lista de espera
 de tres años, mientras que a aquellos usuarios que renuevan porque ha 
fallecido su perro o se ha jubilado, se les entrega otro en un período 
de seis meses desde su solicitud", explica Matilde Gómez Casas, 
directora de la Fundación ONCE del Perro Guía y usuaria de perro guía 
desde 1997.
Las personas que piden un perro guía por primera vez tienen una lista de
 espera de tres años El motivo de esta larga lista de espera es la 
importante demanda, de más de 250 personas al año, para recibir de 
manera gratuita para los afiliados un perro guía, cuyo coste para la 
ONCE es de 31.000 euros por animal. En la actualidad hay 1.056 perros en
 activo trabajando como guías.
Desde que nace hasta que es entregado a un usuario, la vida de un perro 
guía atraviesa diferentes fases y un entrenamiento exigente:
Nacimiento
En el departamento de partos nacen los cachorros de perros seleccionados
 específicamente para criar. Las razas que se emplean son el labrador 
retriever, golden retriever, flat coated (y los cruces entre ellos) y el
 pastor alemán, por ser los que mejor se adaptan a diferentes entornos y
 situaciones. Los cachorros comienzan ya un programa de estimulación 
para ver cómo interactúan y comprobar su temperamento.
Familia de acogida
A los 56 días de vida son entregados a una familia voluntaria que se 
encargará, durante un año, de dar todos los cuidados y manutención 
necesaria al cachorro, que comenzará así un período de socialización 
para el animal, que acompañará a esas personas a su puesto de trabajo y a
 sus actividades diarias para acostumbrarse a todo tipo de ruidos y 
lugares (transporte público, cine, cafetería...). Al tratarse de 
animales que serán futuros perros guía, la legislación vigente les 
permite entrar en transportes, establecimientos y espacios de uso 
público, algo que una mascota convencional no podría.
Durante ese tiempo, los animales deberán pasar controles veterinarios y 
analíticas cada seis meses. En 25 años de existencia de este centro, 
unas 3.000 familias educadoras se han ofrecido como voluntarias para 
acoger a cachorros.
Entrenamiento
Tras pasar un año con una familia cuidadora, los perros vuelven a la 
escuela de formación para recibir instrucción. "El entrenamiento suele 
durar entre 6 y 10 meses, el tope es un año", comenta Patricia 
Alcántara, cuidadora en la Fundación. Es entonces cuando aprenden a 
comportarse como perros guía para no dar tirones, aceptar el arnés y 
desplazarse en línea recta. Además, en su etapa de instrucción aprenden a
 sortear obstáculos de la vida cotidiana a través de circuitos con 
escaleras, barreras, un paso de cebra y hasta una terraza de cafetería.
Asignación a un usuario
Con dos años de vida, el perro está preparado para ser asignado a un 
usuario. A partir de ese momento pasa a ser su compañero y sus ojos: 
"Tenemos perros en juzgados, colegios... No todos tienen el mismo ritmo,
 no es lo mismo que viva en un pueblo pequeño con rutas muy concretas o 
en una gran ciudad, con los desplazamientos que ello implica en metro o 
autobús", asegura Matilde Gómez. A lo largo de esta etapa deberán pasar 
analíticas y reconocimientos veterinarios cada seis meses.
Jubilación
La vida laboral de estos perros es de un máximo de 12 años. "Al cabo de 
ese tiempo hacemos una revisión para ver en qué situación están, si hay 
falta de seguridad en el desplazamiento ya es motivo de jubilación, o 
también por cuestiones de salud", agrega la directora de la Fundación. 
Una vez jubilado, el perro puede continuar viviendo con el usuario, que 
pasaría a ser su dueño, ser adoptado por una familia o regresar a la 
Fundación, donde son atendidos y cuidados.
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