¿Qué es la sarna?
La sarna en perros es una enfermedad que afecta a la piel y está causada por ácaros. En función de la especie presente, el perro puede sufrir diferentes tipos de sarna. Cada uno desarrollará signos clínicos específicos. Esto explica que, aunque solemos asociar la sarna a picor y a malas condiciones higiénicas, no siempre sea así.
Los perros con un sistema inmune debilitado y los cachorros son los más propensos a verse infestados por los ácaros. Un perro con sarna siempre tiene que ser examinado por el veterinario, no solo para aliviar sus molestias y evitar complicaciones, sino por el potencial de algunas especies para contagiar a otros animales e incluso a las personas.
Tipos de sarna canina
Existen varias especies de ácaros que pueden infestar a los perros. Como cada una tiene sus propias características, provocarán diferentes signos clínicos y afectarán con mayor o menor probabilidad a ejemplares de distintas edades o circunstancias.
Sarna sarcóptica o escabiosis: destaca en este tipo de sarna el picor tan intenso que provoca. En algunas zonas, como las orejas, los codos o los corvejones, pueden detectarse puntos rojos con aspecto de picaduras. Es muy habitual ver costras en las puntas de las orejas.
Sarna demodéctica: puede ser localizada o generalizada. La primera es típica de cachorros y se presenta como falta de pelo, sobre todo alrededor de los ojos, la boca, las patas y los pies. La segunda se detecta, principalmente, en perros jóvenes y suele complicarse con pioderma. Se forman manchas que van creciendo hasta unirse entre sí.
¿Cómo saber si mi perro tiene Sarna?
Podemos sospechar sarna en perros si los vemos rascarse sin parar. Literalmente, un perro con sarna sarcóptica se rascará incluso interrumpiendo sus actividades cotidianas, como comer. Este intenso prurito genera malestar general. En otras palabras, el perro estará inquieto e intranquilo. No parará.
El picor se debe a que los ácaros excavan túneles bajo la piel para poner sus huevos. Además, podremos ver pérdida de pelo y piel inflamada en orejas, codos, corvejones o cara. También aparecen costras y la piel acaba por oscurecerse. Una erupción de color rojo y piel escamosa en cuello y lomo son indicativos de caspa andante.
El rascado de orejas puede deberse a sarna otodéctica. De todas formas, como hay otras patologías que dañan la piel o causar picor, debemos acudir al veterinario. Este profesional es el único que puede confirmar el diagnóstico tras examinar una muestra de piel al microscopio en busca de ácaros, aunque no siempre se consigue detectarlos.
Contagio de la sarna
La sarna sarcóptica es muy contagiosa. La transmisión se produce, sobre todo, por contacto directo o mediante utensilios como cepillos o camas que se hayan contaminado con los ácaros. La sarna por Cheyletiella y la otodéctica también son muy contagiosas. Por eso hay que tratar lo antes posible la sarna en perros y, posiblemente, a los demás animales de la casa.
¿La sarna canina se contagia a los humanos?
Efectivamente, la sarna sarcóptica de los perros puede transmitirse tanto a otros animales como a las personas. En estas se manifiesta como un sarpullido, sobre todo en la línea de la cintura. Pero en los humanos los ácaros no pueden sobrevivir más de tres semanas.
También son transmisibles a las personas los ácaros de Cheyletiella. Causan un sarpullido papular en brazos, tronco y nalgas. Trantando al perro afectado, en ambos casos la sintomatología en las personas debería desaparecer. Los ácaros de los oídos pueden llegar a los seres humanos, pero es más extraño que se dé esta transmisión.
La sarna demodéctica no se contagia. Los ácaros que la causan viven habitualmente en la piel. Cuando algo no funciona en el sistema inmune su número se descontrola hasta convertirse en enfermedad. Para que esto se produzca parece haber cierta susceptibilidad inmunológica heredada. Por eso estos perros no debería criar aunque se recuperen.
¿Cuál es el tratamiento para curar la sarna?
La sarna sarcóptica requiere siempre tratamiento veterinario, al igual que la otodéctica o la causada por Cheyletiella. No solo para aliviar el sufrimiento del perro, sino porque puede contagiarse a animales e incluso a personas. El profesional, tras confirmar el diagnóstico, escogerá los fármacos adecuados para el estado de nuestro perro.
Uno muy usado es la ivermectina, pero resulta problemática en razas como el Collie, el Bobtail y sus cruces. Debido a una mutación genética, estos perros pueden llegar a fallecer al administrarles una dosis. Por suerte, hay otras alternativas para tratar la sarna más seguras y de fácil aplicación, como la selamectina.
También puede prescribirse medicación para aliviar el picor o controlar infecciones bacterianas secundarias que estén complicando el cuadro. Por supuesto, hay que mantener una correcta higiene del entorno para evitar una reinfestación. Como ejemplo, los ácaros de la sarna sarcóptica viven hasta tres semanas fuera del perro.