Comenzaremos por decir que rascar es una necesidad de comportamiento para un gato. Una necesidad de comportamiento es una conducta natural de la especie que un animal necesita poder expresar para estar en equilibrio. Es un indicador del bienestar animal.
Los gatos rascan por varios motivos:
– Para marcar su territorio con feromonas procedentes de las glándulas de sus espacios interdigitales.
– Para librarse de los restos sobrantes de sus uñas.
– Para estirar la musculatura.
Cuando un gato rasca un objeto, además de dejar depositadas las feromonas de sus patas, añade al objeto una señal visual en forma de rayas verticales. Conforme más rasca el mismo objeto, más se acentúan ambas señales (olfativa y visual).
Los sitios de rascado son elegidos por el gato a lo largo del territorio frecuentemente utilizado, sobre todo en la periferia del mismo y junto a los lugares de descanso.
La naturaleza felina de los gatos les hace evitar tener que encontrarse o cruzarse con otros individuos en el territorio, para lo cual han desarrollado un complejo sistema de marcas olfativas y visuales, de las cuales el marcaje con las uñas y con orina son las más frecuentes. De esta manera dejan mensajes que otros gatos podrán leer en otro momento.
Aproximadamente el 15% de las quejas de comportamientos en gatos se refieren al rascado de objetos de la casa. Y es que, si el gato no tiene en su territorio ningún objeto adecuado para realizar esta conducta, lo hará en un sitio cualquier que él encuentre disponible, como por ejemplo el sofá, las cortinas, alfombras, etc.
El problema es que una vez que el gato ha comenzado a rascar en un objeto, seguirá eligiendo el mismo para volver a hacerlo. Esto puede ser también una ventaja, según se mire. Por tanto, mientras no proporcionemos un objeto adecuado, el gato seguirá rascando en el mismo sitio, por muchas acciones que emprendamos para corregirlo (que además, no suelen ser adecuadas ni recomendables).
El objeto ideal para rascar debe ser estable (que no se mueva, de otra manera el gato lo rechazará), lo suficientemente alto (por lo menos 30 cm. y mejor si llega a 90 cm.), la dirección de la fibra del tejido que rasca debe ser preferiblemente vertical. Si es un gato que ha vivido en exterior y ha rascado los árboles, probablemente preferirá un rascador de madera, como por ejemplo un tronco. Otros gatos prefieren las superficies horizontales, como por ejemplo una alfombra de esparto o de moqueta. También el cartón es una opción bastante usada.
Si tenemos un gatito es fácil prevenir que rasque el mobiliario mediante la utilización de un objeto adecuado en un lugar donde el gatito pase la mayor parte del tiempo. Si queremos animar al gatito a que rasque ese objeto podemos colocarlo en una habitación donde no haya más objetos que rascar, ponerle juguetes encima, añadir catnip, o poniéndolo junto a otro gato que ya rasca adecuadamente. Podemos colocarle varios rascadores con distintas texturas, de manera que pueda elegir el preferido por él y así continuará rascando el mismo.
Si tenemos un gato que ya rasca en un sitio no adecuado para nosotros la cosa es más complicada, pero no imposible. Lo que deberemos hacer es impedir el acceso de alguna manera al objeto rascado o cubrirlo con algún material desagradable al tacto para el gato, como plástico, papel de aluminio o papel de pegatina. Rociarlo con feromonas (fracción F3, Feliway) evitará que sea rascado, ya que ambas feromonas son incompatibles.
Al lado colocaremos el objeto nuevo, que cumpla todas las características comentadas y a ser posible cuyo material se parezca al ya rascado. Incluso podemos cubrirlo con un trozo del material antiguo. Se puede rociar el objeto nuevo con catnip para atraer al gato al mismo. Si el objeto rascado es horizontal, deberemos elegir un sustrato horizontal que colocaremos encima del anterior.
Queremos destacar que la desungulación (cirugía para extirpar las uñas al gato) es un tipo de mutilación y está prohibida, además de que atenta contra el bienestar del animal, así como otras técnicas como las fundas para las uñas o el castigo de la conducta.