Los manifestantes fueron abucheados, pero el mensaje no se tomó a la ligera. Algunos amantes de los perros consideran que comprar un perro de raza pura es éticamente cuestionable debido a los problemas de salud asociados con la sobrecría y la endogamia. Al mismo tiempo, entre dos y tres millones de perros de refugios en Estados Unidos son sacrificados cada año. Incluso los Obama se enfrentaron a estos problemas cuando decidieron traer un perro a la Casa Blanca.
¿Deberíamos sentirnos culpables por comprar o tener un perro de raza pura?
Responde Ted Kerasote:
Dividir el mundo entre aquellos que deberían sentirse culpables por tener un perro con pedigrí y aquellos que pueden sentirse moralistas por rescatar a un perro mestizo no ayuda a resolver los dos principales desafíos que enfrentan los perros domésticos hoy en día: la crianza descuidada y un sistema de refugios anticuado.
El primero se ejemplifica en Westminster y el mundo de los perros de raza pura, donde la cría para una apariencia determinada ha perjudicado la salud de los perros, siendo el golden retriever el mejor ejemplo de selección de un pequeño acervo genético. Como resultado, alrededor del 60 % de los golden retrievers mueren de cáncer en Estados Unidos.
El segundo desafío es un sistema de refugios que está sumido en una tradición centenaria de recurrir a la eutanasia para atender a los llamados perros no deseados. De hecho, la cantidad de perros que fallecen cada año, y cuyas familias desearían un nuevo compañero, es similar a la cantidad de perros que sacrificamos cada año en los refugios. ¿Por qué, entonces, no se adoptan más?
En resumen, muchos refugios no son proactivos. No abren de noche, lo que dificulta que las personas trabajadoras adopten un perro; no gestionan programas de acogida con las comunidades locales; y no colaboran con organizaciones de rescate de perros de raza pura. Entonces, ¿deberíamos culpar a los criadores por arruinar las posibilidades de un perro de refugio o al personal de refugios de la vieja guardia, cuyo estándar es una aguja?
Culpar a uno u otro no contribuirá mucho a la diversidad genética del mundo canino ni a que los refugios operen de forma más diversa y salvadora. Instigar la culpa tampoco hace la más mínima alusión a la magia que surge cuando una persona y un perro, de raza pura o no, se enamoran.
Ted Kerasote es el autor de “Merle's Door: Lessons from a Freethinking Dog”, “Out There” y los próximos libros “Pukka: The Pup After Merle” y “Why Dogs Die Young and What We Can Do About It”.
Publicado en The New York Times