Tanto en medicina humana, como en veterinaria, las heridas se clasifican de diferentes maneras, dependiendo de su aspecto, su mecanismo de acción, si compromete otros órganos, si existe contaminación de estas, etc.
Esta clasificación la dejaremos para los profesionales veterinarios, lo que debes saber es que todas las heridas pueden infectarse, sangrar, y necesitan ser atendidas independientemente de la causa.
Las heridas más frecuentes en mascotas son las siguientes:
-Heridas cortantes: Aquellas generadas por instrumentos filosos y delgados como vidrios, cuchillas, trozos de metal, etc.
-Heridas penetrantes: Aquellas que perforan la piel, como las causadas por mordeduras, arañazos, alambres, ganchos, etc.
-Heridas contusas: Aquellas que se generan por golpes o compresiones, pueden o no sangrar, y puede o no haber perdida de piel.
Una mascota puede presentar un tipo de herida, o una mezcla de todas, como sucede en el caso de animales politraumatizados (caídas de altura, accidentes por vehículos, maltrato, etc.).
Debes tener en cuenta que:
Debes acercarte a la mascota con precaución con el fin de evitar accidentes por mordeduras, el dolor, la manipulación y la alteración del estado menta de ella, puede tornarla agresiva de manera indiscriminada (incluso con el cuidador).
Cuando una mascota presenta varios tipos de heridas, es recomendable atender de manera rápida aquellas que sangran de manera profusa (debido al riesgo de shock hipovolémico), continuando con aquellas que se encuentran abiertas (debido al riesgo de infección).
Si existe algún objeto incrustado profundamente en la piel, no debe ser retirado de manera inmediata, esto sólo debe ser realizado por un profesional debido a que existe un riesgo de sangrado o daño mayor, por lo tanto, se deben tomar varias medidas de precaución.
No atar cuerdas o bandas elásticas en una extremidad con el fin de parar el sangrado, esto puede generar graves daños del miembro.
El uso de collar isabelino es necesario, sobre todo si la mascota tiene la capacidad de lamer las heridas. Es importante que no mastique o se coma el vendaje ya que esto puede generar mayores complicaciones en su estado de salud.
Para las heridas menores a 5 cm no es necesario aplicar el vendaje, sólo será necesaria la limpieza y desinfección de la herida.
Habiendo aclarado esto iremos a lo que nos atañe.
¿Cómo detener el sangrado?
1) Aplicar presión directa sobre el sitio del sangrado con una gasa estéril, en caso de no contar con gasa, utilizar una prenda de vestir lisa y limpia. Si esta se empapa, colocar capas adicionales de gasa, sin dejar de hacer presión sobre la herida.
2) La presión sobre la herida debe realizarse durante al menos 10 minutos, posterior a este tiempo, se disminuye la presión para evaluar si la herida sigue sangrando.
3) Si el sangrado no se detiene de esta manera, se puede realizar un vendaje de presión (se detallará más adelante).
Limpieza de la herida
Colocarse guantes de látex, en caso de no contar con ellos, lavarse muy bien las manos.
Detener el sangrado. (Revisar el punto anterior).
Cubrir la apertura de la herida con una gasa para evitar que el pelo entre en la misma.
Cortar o afeitar el pelo al menos 3 cm alrededor de la herida. Retirar todo el pelo y los restos que puedan contaminar la herida.
Enjuagar la herida con agua tibia.
Limpiar la herida y sus alrededores con jabón de clorhexidina, posteriormente enjuagar con agua tibia.
Secar con una toalla limpia.
Aplicar una capa de crema antibiótica.
Aplicar vendaje en la herida.
Dirigirse al veterinario.
Vendaje de presión
Este tipo de vendaje se realiza cuando el sangrado es importante o si éste no se detiene después de realizar presión directa durante 10 – 15 minutos.
El vendaje no debe quedar muy apretado, una manera de comprobar esto es, después de realizado el vendaje, un dedo de tu mano debe poder ingresar por debajo del mismo. Si el vendaje se aplica a un miembro, debes revisar que este no se inflame o no exista incomodidad en las patas. Si esto sucede debes retirarlo de inmediato.
Dirigirse al veterinario lo más pronto posible.
Después de brindar los primeros auxilios, debes contactar o llevar a tu mascota al centro veterinario, los profesionales se encargarán de realizar el resto del trabajo. En muchos casos serán necesarias pruebas diagnósticas complementarias como placas radiográficas, exámenes sanguíneos, etc. Esto para evaluar la gravedad de las lesiones y establecer el protocolo terapéutico necesario.