Las estudiantes de la Facultad de Veterinaria Juliette Herbodeau y Giulia Vallone explican en un artículo que la percepción de los colores se hace gracias a la túnica interna del ojo, la retina, que recibe la luz y la convierte en un mensaje transmitido al cerebro a través del nervio óptico.
“La retina es una estructura muy compleja desde el punto de vista histológico y contiene una capa con células denominadas fotorreceptores”, indican.
Por otro lado, comentan que en la capa de fotorreceptores existen dos tipos de células: los conos y los bastones. “De forma general se puede afirmar que los conos son los encargados de la visión en color y con altas intensidades de luz, mientras que los bastones se encargan de la detección de movimientos y de la visión en condiciones de baja intensidad lumínica”.
Más específicamente, señalan que “la visión en color se desarrolla según el tipo de conos y de los fotopigmentos que contienen, que son diferentes para cada especie. La percepción de los colores también depende de otros factores, como la intensidad de la luz ambiental”.
¿LOS PERROS Y LOS GATOS VEN EN BLANCO Y NEGRO?
Las autores explican que la ciencia ha constatado que los humanos y los primates tienen una visión tricromática porque poseen tres tipos de conos, mientras que la mayoría de los mamíferos son dicromáticos. “Pero, al contrario de lo que se suele pensar, las mascotas no ven sólo en blanco y negro, aunque distinguen muy pocos matices de colores. De hecho, la visión en perros y gatos se asemeja a la que tienen las personas con deficiencias para distinguir colores (deuteranopia)”.
Según explican Herbodeau y Vallone, el perro no es capaz de diferenciar las tonalidades rojas y verdes, y tiene mayor tendencia a ver los objetos en una gama de colores amarillas y grises. En el caso del gato, ven los colores todavía más pálidos y los reconocerá mejor si el objeto es grande.
Por todo ello, ”se puede concluir que en las mascotas la distinción de los detalles en color es más deficiente, a diferencia del ojo humano, que es capaz de distinguir una gran variedad de colores. Además, la cantidad de conos y bastones es distinta dependiendo del modo de vida y los hábitos de cada especie animal. De hecho, los conos constituyen menos de un 10 % de las células sensitivas de la retina en los perros y gatos”.
“Esto nos hace pensar que para ellos la visión en color es menos importante en sus hábitos de vida, desde un punto de vista evolutivo”, añaden.
Así, señalan que en los casos en los que las mascotas deban diferenciar objetos que son similares en color para ellos, por ejemplo, tonalidades entre rojos, amarillos, naranjas o verde, utilizan otras habilidades visuales, como el contraste, y por supuesto otros sentidos, que están muy desarrollados, como el olfato, el sonido o el gusto.