La antigua raza Van turco
El gato Van turco recibe su nombre de su lugar de procedencia, que es la zona de montaña que rodea al lago Van, el más grande de Turquía. Situado a 1600 metros sobre el nivel del mar, se localiza al sudeste del país.
Aunque sus inicios se remontan a la antigüedad, no es hasta mediados del siglo XX, aproximadamente en el año 1950, que una pareja de esta raza fue trasladada al Reino Unido, iniciando la cría fuera de su país de nacimiento.
Su origen remoto ha dado el tiempo suficiente como para que circulen diferentes leyendas sobre él. Algunas lo sitúan como uno de los animales que viajaban en el arca de Noé durante el diluvio, otras señalan que sus manchas se deben a la mismísima mano de Dios. En la actualidad es una raza de éxito en los Estados Unidos.
Características
A simple vista estamos ante un gato de tamaño grande, aspecto robusto y fuerte y forma alargada. En la cabeza, triangular y pequeña sobre un cuello corto, encontramos unos ojos grandes, de posición oblicua y forma ovalada. Son de color ámbar o azul e incluso pueden tener un ojo de cada color. Es lo que se denomina heterocromía.
Las patas traseras son algo más largas que las delanteras. El pelo es de longitud media, siendo más corto en el cuello y los hombros. La cola llama la atención por su grosor, su cantidad de pelo y su aspecto de cepillo. El manto es suave y sedoso, carente de subpelo. En verano es más corto que en invierno. Su color es blanco, sin áreas amarillentas.
En cambio, sí tiene manchas que siguen el denominado patrón van, lo que quiere decir que se localizan en la cola y en la base de las orejas, donde la separa el denominado blaze o llama de pelo vertical y color blanco. También es admisible alguna mancha irregular en el cuerpo. El color de estas manchas suele ser naranja, rojizo, azulado, castaño, crema o incluso carey.
Conducta
En general, si adoptamos un Van turco, nos encontraremos con un gato inteligente y de disposición amistosa, además de manifestar un carácter juguetón, curioso y activo, aunque no en exceso. Estas características lo convierten en un buen compañero para los seres humanos e incluso puede convivir con otros gatos o animales.
También son aptos para la convivencia con niños, siempre que hayan sido socializados y los pequeños sepan cómo manejar al gato sin causarle molestias. Aceptan bien los juegos, de ahí la buena sintonía que se puede establecer entre ambos.
Eso sí, hay que tener cuidado si hablamos de niños muy pequeños, ya que, sin querer y al tratarse de un gato grande, podría lastimarlos durante alguna sesión de juegos. Por último, tienen un maullido suave.
Cuidados
Es aconsejable que escojamos una alimentación de calidad, cuyo primer ingrediente sea la carne, al tratarse de un animal carnívoro. Si le damos pienso, conviene ofrecerle comida húmeda, mejor a diario, para asegurarnos de que se mantiene bien hidratado. Por supuesto, hay que controlar la ración para no acabar ocasionándole problemas de sobrepeso.
En cuanto a la estimulación a nivel mental, es básico el enriquecimiento ambiental, de forma que tengamos un hogar donde el gato pueda desarrollar todas sus capacidades y no padezca aburrimiento, estrés o frustación. Estas situaciones podrían derivar en problemas de comportamiento como la eliminación inadecuada.
Además, es positivo dedicarle tiempo, lo que podemos hacer con juegos como lanzarle una pelota o incitándolo a perseguir un cordón. Es una buena manera de afianzar nuestro vínculo con él. Aunque, como todos los gatos, el Van turco va a dedicar horas a su autoacicalado, podemos pasarle un cepillo de vez en cuando.
Salud del Van turco
Hasta el momento, no se conocen enfermedades asociadas a esta raza, por lo que, en principio, no hay que vigilar nada más que el cumplimiento del calendario de desparasitaciones internas y externas y de vacunaciones.
Todo ello nos lo pautará el veterinario en función de las características o condiciones de vida de nuestro ejemplar. Algunos de estos gatos sufren problemas cardíacos. Además, pueden presentar sordera tanto completa como parcial vinculada al pelaje de color blanco.
Por su manto de longitud media tenemos que vigilar que no ingiera pelo en exceso para evitar la formación de bolas que le causen problemas gastrointestinales. Vómitos frecuentes son motivo de una visita al veterinario.
Se dice que el Van turco es un gato al que le gusta el agua, por eso, si comprobamos que es el caso de nuestro ejemplar, podemos ofrecerle baños de vez en cuando, sobre todo en los meses de más calor.